
El regreso a la rutina con gasolina sin estímulo fiscal
Volver a la rutina tras las vacaciones de Semana Santa suele ser complicado. Pero en esta ocasión, millones de automovilistas enfrentan un problema adicional: la gasolina sigue sin recibir ningún estímulo fiscal. Lo que parecía temporal ya cumple tres semanas, y la Secretaría de Hacienda no da señales de revertirlo pronto.
¿Qué significa que la gasolina no tenga estímulo fiscal?
El estímulo fiscal: un amortiguador para el consumidor
El estímulo fiscal a los combustibles funciona como una especie de subsidio indirecto. A través de ajustes al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), el gobierno puede reducir la carga tributaria de las gasolinas y el diésel. Esto se traduce en un precio más bajo en las estaciones de servicio.
Cuando no hay estímulo, el IEPS se cobra completo. En otras palabras, el consumidor paga el precio total del combustible, sin ningún tipo de apoyo para suavizar las alzas.
Tres semanas sin apoyo: una señal de cambio
Del 26 de abril al 2 de mayo, los tres principales combustibles —gasolina regular, premium y diésel— no recibirán estímulo alguno, como lo indica el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Esto significa:
- Gasolina regular (verde): sin apoyo
- Gasolina premium (roja): sin apoyo
- Diésel: sin apoyo
Se trata de la tercera semana consecutiva con esta política, en un contexto en el que los precios internacionales de los energéticos continúan mostrando variabilidad.
Un acuerdo vigente: tope de precio, sin subsidio
El compromiso con los gasolineros
En febrero, el gobierno de Claudia Sheinbaum alcanzó un acuerdo con el sector gasolinero para topar el precio de la gasolina regular a un máximo de 24 pesos por litro, al menos hasta mediados de 2025.
Este acuerdo buscaba generar estabilidad en un periodo electoral y evitar que los combustibles se convirtieran en un tema de presión pública. Sin embargo, el fin del estímulo fiscal no fue anticipado en ese pacto.
¿Por qué mantener el precio sin estímulo?
La estrategia parece ser trasladar la responsabilidad al sector privado, que se comprometió a no rebasar ese límite. En otras palabras, aunque Hacienda no otorgue estímulo, los gasolineros deben absorber el costo para cumplir con el tope pactado.
Esto puede funcionar temporalmente, pero genera presiones financieras para las estaciones de servicio, sobre todo en zonas como el sureste mexicano, donde los costos logísticos y de distribución son más elevados.
El impacto regional: el caso del Caribe Mexicano
Transporte y turismo en juego
En regiones como Quintana Roo, Yucatán y Campeche, el precio de los combustibles tiene un efecto directo en la economía local.
El transporte público, los taxis turísticos y el suministro de alimentos dependen del diésel y la gasolina. Al eliminar el estímulo:
- Aumentan los costos operativos de transporte
- Se encarece la logística del sector turístico
- Puede haber repercusiones en precios al consumidor final
Zonas con más afectación
En municipios turísticos como Cancún, Playa del Carmen, Tulum o Bacalar, las distancias y el uso intensivo de vehículos hacen que cualquier incremento, por leve que sea, se sienta más fuerte.
Además, la falta de transporte público eficiente obliga a muchas personas a depender del automóvil o mototaxi, elevando su gasto mensual en gasolina.
¿Es el fin de los estímulos fiscales a combustibles?
Un cambio de política energética
Aunque la SHCP no ha emitido un comunicado formal sobre un cambio estructural en el otorgamiento de estímulos, el hecho de que ya sumen tres semanas consecutivas sin apoyo podría indicar un nuevo enfoque fiscal.
Desde el punto de vista técnico, reducir o eliminar los estímulos puede liberar recursos públicos para otras áreas prioritarias del presupuesto. También puede verse como una forma de promover el uso eficiente de la energía.
Tensiones entre sostenibilidad y economía familiar
Sin embargo, el costo político es alto. El combustible sigue siendo un insumo clave en la economía doméstica y productiva. En un país donde:
- El 75% de los hogares tiene al menos un vehículo particular
- El 60% del transporte de carga opera con diésel
- Y más del 80% de los alimentos viajan por carretera
Eliminar el estímulo puede generar malestar social si no se acompaña con medidas compensatorias, como subsidios al transporte o fortalecimiento del transporte público.
¿Qué podría venir después del 2 de mayo?
Tres posibles escenarios
- Reactivación del estímulo fiscal parcial, si el precio internacional del crudo se eleva significativamente.
- Extensión del congelamiento, manteniendo el acuerdo con gasolineros como única barrera de contención.
- Anuncio de una nueva política energética-fiscal, con criterios más estrictos para otorgar estímulos.
Factores clave que influirán en la decisión
- Precio del petróleo internacional (WTI y Brent)
- Inflación general y presión en precios al consumidor
- Reacciones del sector gasolinero ante la carga económica
- Clima político previo a las elecciones intermedias
¿Puede sostenerse el equilibrio sin estímulo?
La política energética de un país es siempre un equilibrio entre lo técnico, lo fiscal y lo social. El retiro del estímulo fiscal a los combustibles puede tener sentido en términos presupuestarios, pero no es neutro para millones de mexicanos que dependen del automóvil para trabajar o vivir.
El acuerdo de tope de precios con los gasolineros parece ser una solución temporal. Pero si el estímulo no regresa y los precios internacionales suben, ¿hasta cuándo podrá sostenerse este equilibrio frágil?