En un movimiento que redefine el tablero geopolítico, Francia oficializó el reconocimiento del estado palestino este lunes, durante la gran reunión anual de la ONU en Nueva York. Esta decisión, sumada a la de otros aliados occidentales, ejerce una presión sin precedentes sobre Israel y marca un cambio diplomático histórico en medio de la escalada en Gaza.
El decisivo paso de francia en la asamblea de la ONU
Este lunes 22 de septiembre de 2025, en la sede de las Naciones Unidas, Francia reconoció a Palestina como Estado. Este importante giro diplomático, informado por la agencia The Telegraph, es visto por Israel y Estados Unidos como una recompensa al movimiento islamista Hamas.
El presidente francés, Emmanuel Macron, declaró que este reconocimiento es «una forma de decir que el Estado palestino es un Estado más». Durante el directo de la Asamblea de las Naciones Unidas, Macron añadió con convicción: «Estamos convencidos de que este reconocimiento es la única manera para que Israel logre la paz… Es una derrota para Hamas y todos aquellos que difunden el antisemitismo».
La reunión de alto nivel en la ONU, destinada a impulsar el apoyo a una solución de dos Estados para el conflicto israelí-palestino, fue presidida por el primer ministro de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman Al Saud, junto con el presidente Macron, subrayando la magnitud de la agenda internacional en juego.
La creciente presión occidental y la crisis en gaza
El reconocimiento formal del Estado de Palestina por parte de Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal el pasado domingo, aumentó la presión sobre Israel en momentos en que intensifica su guerra en Gaza. En este territorio devastado, decenas de miles de personas han muerto.
El mandatario francés fue enfático al señalar la grave situación humanitaria: «Ya nada justifica la guerra en Gaza… En este momento, Israel sigue expandiendo sus operaciones en Gaza, pero son las vidas de cientos de miles de personas las que están desplazadas y siguen siendo destruidas».
Este reconocimiento por parte de algunos de los tradicionales aliados occidentales de Israel supone un cambio diplomático histórico, condenado por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y criticado por Estados Unidos. A pesar de las objeciones, se espera que otros países sigan el mismo ejemplo en los próximos días y semanas.
Voces y reacciones en el panorama internacional
La decisión francesa y el coro de reconocimientos occidentales ha provocado una polarización de opiniones a nivel global. Las reacciones han sido inmediatas y diversas:
- Donald Trump calificó el «reconocimiento del estado de palestina» como una «recompensa para hamas», reflejando una postura crítica que se alinea con la de Israel y Estados Unidos.
- En Italia, miles de trabajadores han salido a las calles con una huelga para protestar en solidaridad con Gaza, evidenciando un profundo malestar social y humanitario en Europa.
- La frase «Gaza, el espejo donde salimos todos» resuena en el debate público, señalando la universalidad del sufrimiento y las implicaciones morales del conflicto.
El telón de fondo global: Otros focos de tensión
Mientras la atención se centra en Oriente Medio, el panorama geopolítico global sigue siendo complejo, con otros conflictos y negociaciones que delinean las relaciones internacionales:
- Rusia ofrece prorrogar un año el último tratado nuclear con EU. Este tratado limita el número de cabezas nucleares desplegadas a 1550 por cada parte. Ambas naciones podrían incumplirlo si no se prorroga o sustituye el acuerdo, lo que añade una capa de incertidumbre estratégica.
- Trump rechaza carta de Maduro con invitación al diálogo. La secretaria de prensa, Karoline Leavitt, declaró que «Maduro repitió muchas mentiras en esa carta, y la postura de la administración sobre Venezuela no ha cambiado», ilustrando la firmeza de la política exterior estadounidense en otras latitudes.
Este audaz viraje diplomático, encabezado por Francia y respaldado por una coalición occidental, no solo recalibra la dinámica del conflicto israelí-palestino, sino que también plantea una pregunta ineludible: ¿será este el catalizador que finalmente impulse una solución de dos estados o intensificará aún más las divisiones en un mundo ya polarizado?