
La banca respalda al fisco: reconocimiento desde el sector financiero
En un país donde casi la mitad de la economía opera en la informalidad, el reconocimiento del sector bancario al gobierno mexicano por su esfuerzo fiscalizador no pasa desapercibido. La Asociación de Bancos de México (ABM) ha trazado una línea clara: la formalización no solo es urgente, también es posible.
Una economía informal que desafía al fisco
México enfrenta una paradoja estructural: una economía dinámica pero dividida. Según Emilio Romano Mussali, presidente de la ABM, el 50% de la actividad económica nacional se desarrolla en la informalidad, lo cual provoca una recaudación inequitativa del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Este fenómeno no es nuevo, pero su persistencia representa un reto crucial para el desarrollo del país.
La fiscalización, en este contexto, es más que una política: es una estrategia de transformación. Y el gobierno federal, asegura Romano, ha comenzado a ejecutar esta tarea con aciertos notables.
La banca ve el largo plazo
Romano Mussali plantea una visión estructural del sistema financiero: los ciclos bancarios deben analizarse con perspectiva de largo plazo. Los préstamos otorgados por los bancos suelen tener horizontes de entre cinco y treinta años, y en ese periodo los escenarios económicos cambian drásticamente. Ejemplos recientes sobran: la pandemia fue una prueba clara de la resiliencia del sistema.
Por ello, los bancos aplican estrategias de previsión: generan utilidades y reservas en tiempos prósperos para soportar los momentos de crisis. Esta dinámica refuerza el argumento de que el sistema bancario mexicano no opera con visión de coyuntura, sino con estrategias sostenidas.
“La banca está aquí en el largo plazo”, subraya Romano, enfatizando que otorgar un crédito es comprometerse con el futuro económico del país.
Reconocimiento al esfuerzo fiscalizador
La ABM considera que el gobierno ha dado pasos importantes en materia de fiscalización. De acuerdo con Romano, la recaudación ha mejorado, especialmente en el ISR y el IVA, gracias a políticas orientadas a detectar y formalizar actividades económicas que operaban al margen del sistema tributario.
Este reconocimiento no es gratuito ni habitual: proviene de una de las instituciones más críticas y reguladas del país, que mide su entorno con precisión y cautela.
Ventajas de la formalización
Uno de los argumentos centrales de Romano es que la inclusión en la economía formal trae beneficios tanto para las empresas como para las personas físicas. Más allá del pago de impuestos, el acceso a la seguridad social, al financiamiento bancario, y a servicios formales representa un cambio estructural en la calidad de vida y en la competitividad empresarial.
“Que todos contribuyan, como todos los mexicanos”, dijo, apuntando no solo a un deber fiscal, sino a una noción de justicia social.
Tasas comparables, retos pendientes
México mantiene tasas de interés elevadas en comparación con otros países, lo cual —según Romano— puede actuar como un freno para la formalización. Mientras que se busca reducir el uso del efectivo y aumentar la trazabilidad, las tasas altas pueden volverse un obstáculo para pequeñas empresas o trabajadores que podrían estar dispuestos a incorporarse al sistema formal.
Esto abre un frente de discusión sobre cómo hacer que el sistema financiero sea más inclusivo sin comprometer su estabilidad.
Un llamado a la acción
La Asociación de Bancos de México no solo avala el rumbo fiscalizador del gobierno; también lanza un mensaje claro: la formalización no debe detenerse. Que más empresas, emprendedores y trabajadores independientes se incorporen al sistema formal es esencial para construir un país más equitativo, más bancarizado y más justo.
La ruta está trazada: fortalecer la fiscalización, mantener políticas inclusivas y reducir los obstáculos al acceso financiero. Solo así podrá cerrarse la brecha entre lo formal y lo informal, entre la planeación estatal y la realidad cotidiana.
Más allá del reconocimiento, el reto continúa
El respaldo de la ABM al gobierno mexicano en materia de fiscalización no debe interpretarse como una meta alcanzada, sino como un incentivo a continuar. La economía informal sigue siendo un lastre estructural y el sistema bancario, con su visión de largo plazo, insiste en que el país tiene el potencial para integrarse plenamente a la formalidad.
La oportunidad está abierta. La decisión, como siempre, está en el diseño de políticas públicas, pero también en la voluntad de cada sector y cada ciudadano de participar en la transformación.