
Las cosas no parecen componerse en la elección judicial.
Aunque los resultados, o más bien quién gane, parecen ser lo de menos, lo realmente relevante es la participación que logren el INE, el Ieqroo y, por supuesto, Morena.
La meta era superar el 20 por ciento, “pegándole al 30”.
Pero poco, muy poco, interés ha despertado esta elección de ministros, magistrados y jueces.
Y es que, sinceramente, parece un interescuadras, un partido molero, que no genera el más mínimo entusiasmo entre los electores.
Por si fuera poco, se han intensificado las anti-campañas promovidas por la derecha, con mensajes de no votar.
En lo que parece ser un recurso desesperado, figuras de Morena han salido a plazas y calles a “invitar” a votar.
Sin embargo, esos recorridos y mítines terminan confirmando que la elección judicial es un asunto de partido. De hecho, no puede haber nada más partidista que un senador, un diputado federal o un diputado local haciendo campaña.
Además, curiosamente, esta “invitación” ocurre al mismo tiempo que la campaña de afiliación a Morena, que se ha degradado en una competencia interna a ver quién inscribe más.
Ya no se sabe dónde acaba la elección judicial y dónde empiezan los asuntos internos de Morena.
Más que una definición de juzgadores, a la 4T le terminó saliendo un “shek”… pero solo con fruta de temporada de color granate.