La capital de Guanajuato se transforma en la antesala de su evento cultural más emblemático. A horas del inicio del Festival Cervantino Guanajuato 2025, en su edición 53, la urbe minera muta su ritmo pausado para recibir a miles de visitantes y 3,500 artistas, presagiando una efervescencia cultural sin precedentes.
Preparativos en la antesala del FIC
Guanajuato, Gto. A escasas horas del arranque del Festival Internacional Cervantino (FIC), la capital y sus habitantes viven una transformación palpable. La ciudad es epicentro de intensos trabajos de remozamiento en sus emblemáticos recintos y vialidades. Sin embargo, más allá de la infraestructura, lo que verdaderamente destaca es el incremento en las muestras de exaltación y expectativa en las calles, así como la creciente afluencia de visitantes.
La atmósfera nocturna previa
La noche del 9 de octubre, la última antes del inicio del Cervantino, revela un ambiente de expectación contenida. En los rostros de los jóvenes se observa cierta seriedad, algunos cansados, otros solemnes, aún sin la explosión de contento o el quiebre de la cotidianidad festiva. La contagiosa alegría aún no domina el paisaje.
Se percibe todavía un ambiente de ciudad turística del interior, con su ritmo pausado, idóneo para apreciar las bellezas arquitectónicas que enorgullecen a Guanajuato. No obstante, el trato de los guanajuatenses comienza a agitarse, un cambio en una corriente tenue que fluye en la urbe del Bajío, con su profunda herencia minera.
Frente al templo de San Francisco, un joven lee su libro «Iconográfico del Quijote» en la penumbra. Pocos paseantes o grupos pequeños deambulan, desinteresados de los bares semivacíos bajo una llovizna suave. Los edificios, brillantes por una película de agua, vierten en la calle música fuerte y convocante, actuando casi como un ensalmo pidiendo concurrencias amplias.
En un restaurante, un encargado lucha contra el viento para mantener a raya un flamante pendón con el logotipo del FIC, mientras una sutil lluvia parece flotar más que caer. Los túneles todavía no muestran la saturación de tráfico que caracteriza los días de festival. Aún se escucha el sonido sereno de la ciudad y el canto ocasional de las aves, como si Guanajuato alisara su mejor traje para esperar a sus invitados.
El frente del Teatro Juárez, símbolo inconfundible del FIC, luce vacío, con sus brazos abiertos a la espera de las riadas de fanáticos del arte y observando el parque donde pronto se congregarán los jóvenes amantes de la fiesta. La vida nocturna es reducida, permitiendo que los reverberos de las campanas eclesiales se escuchen con claridad. Integrantes de estudiantinas, cubiertos hasta el cuello contra el frío, pululan promocionando la tradicional callejoneada, a la espera de las multitudes que abarrotarán el Jardín de la Unión, cuyas bancas ahora están desocupadas. Los mariachis conversan, poco solicitados todavía.
La llegada de los entusiastas
La mañana siguiente al 9 de octubre, la visita a Guanajuato se intensifica en esta urbe donde se encarnarán las artes, desde la piel de tres mil quinientos creadores provenientes de 31 países. Ya se observan en las aceras líneas de personas arrastrando maletas por el centro guanajuatense y grupos más amplios de visitantes con mochilas ligeras, entre ellos jovencitas alegres y vocingleras.
Expectativa palpable
Es la segunda llamada antes del gran arranque del Festival Cervantino Guanajuato 2025. Las voces discuerdan ya con el tono regional, y los grupos buscan activamente hospedaje. Es el primer acercamiento a la ciudad de quienes llegaron en la madrugada. Incluso el clima experimenta un cambio: de la lluvia constante de la jornada anterior a los atisbos de sol este viernes 10 de octubre de 2025.
En tan solo una noche, la diferencia es notoria: ya se vislumbran sonrisas en los rostros juveniles, y las personas revisan la programación, atisbando con deseo los recintos. Es palpable el cambio en la actitud entre los concurrentes. Una familia de Jalisco, que apenas se enteró del Cervantino, compartió: «iremos a espectáculos de música». Se disponen a disfrutar en Guanajuato su largo y, al mismo tiempo, breve fin de semana, en medio de la fiesta cultural.