La Riviera Maya, famosa por su belleza, oculta una profunda crisis de seguridad. La ola de feminicidios en Quintana Roo ha llevado a las mujeres al límite de su desesperación, manifestando abiertamente que “ya no nos sentimos seguras”. Esta percepción de abandono social se intensifica mientras la entidad enfrenta simultáneamente graves problemas de infraestructura básica en zonas clave como Playa del Carmen.
La espiral de inseguridad en la Riviera Maya
El panorama de violencia que azota a la entidad ha generado una respuesta de profunda alarma social. El sentimiento de vulnerabilidad ha sido resumido en una frase contundente que encapsula la realidad de la región: “Ya no nos sentimos seguras”.
Esta declaración surge en el contexto de un alza sostenida en el número de feminicidios que se registran en el estado, convirtiendo la protección de la vida de las mujeres en un tema central y urgente de la agenda pública.
El grito de alarma de las mujeres de Quintana Roo
Las mujeres de Quintana Roo expresan su temor ante el número creciente de asesinatos motivados por razón de género. La situación ha sido documentada detalladamente en un reportaje que destaca la urgencia de atender esta crisis social.
Infraestructura en crisis: El contraste de Playa del Carmen
El análisis de la coyuntura de Quintana Roo en octubre de 2025 revela una entidad lidiando con fallas estructurales que van más allá del ámbito de la seguridad. Mientras la sociedad exige protección, la infraestructura básica en zonas neurálgicas del turismo también presenta graves deterioros.
Un ejemplo de esta crisis sistémica se observa en la zona de Playa del Carmen, donde se ha reportado que rebosan aguas negras de la red de drenaje sanitario.
Esta doble situación—la inseguridad rampante que afecta directamente a la población femenina y el deterioro de los servicios básicos que impactan la salud y la imagen urbana—muestra una falla multifactorial en la gestión de la Riviera Maya.
La conjunción de un estado donde la vida de las mujeres está en riesgo constante y la negligencia en servicios esenciales dibuja un panorama sombrío para Quintana Roo en octubre de 2025. ¿Cuánto tiempo más podrá la promesa turística ocultar la fractura social y gubernamental que hoy define la realidad de la entidad?







