En la víspera del crucial inicio de entrevistas a las 27 personas aspirantes a la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), activistas y familiares de víctimas de desaparición alzaron la voz en la Ciudad de México, demandando una elección transparente y la designación de un titular idóneo para evitar errores pasados. La protesta se realizó en la glorieta de las y los desaparecidos el 30 de agosto de 2025, en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
Un llamado urgente a la transparencia y la experiencia
La exigencia central de los manifestantes es clara: el proceso para designar a quien encabece la CNB debe ser transparente, y la presidenta Claudia Sheinbaum debe elegir a la persona más idónea. Este llamado busca evitar la repetición de lo ocurrido durante la gestión de Teresa Guadalupe Reyes Sahagún, quien concluye su encargo el 30 de agosto de 2025.
Aunque algunos familiares de personas ausentes reconocieron desconocer la identidad de todos los candidatos para la CNB, coincidieron en que la persona elegida debe ser experta y cercana a las víctimas. Este perfil se considera indispensable para abordar una de las problemáticas más sensibles del país.
El costo humano de una gestión deficiente en la CNB
Las críticas hacia la saliente titular de la CNB, Teresa Guadalupe Reyes Sahagún, fueron contundentes. Lucía Baca, madre del ingeniero Alejandro Alfonso Moreno Baca, desaparecido el 27 de enero de 2011 en la autopista de Monterrey a Nuevo Laredo, expresó con vehemencia: “Nuestro amor por ellos es más grande que todos los inútiles que nos ponen trabas y nos dificultan encontrarlos”.
Baca calificó de “terrible” lo sucedido con Reyes Sahagún, señalando que “se está yendo por inútil; no tenía el perfil para ocupar el puesto y nos hizo mucho daño”. Además, denunció un caso de revictimización: “A mi hijo lo borró del registro, como si ya hubiese sido encontrado. Tuvieron que volver a incluirlo, revictimizándonos. De nuevo tuvimos que dar todos los datos con que ya contaban”. Este incidente es un testimonio lacerante de la ineficacia administrativa y la falta de empatía percibida por las familias.
Clamor por idoneidad frente al «dedazo» político
La preocupación por la designación de un perfil inadecuado se extendió entre los participantes. Guadalupe Fernández, madre de José Antonio Robledo Fernández, desaparecido el 25 de enero de 2009 en Monclova, Coahuila, confió en que se privilegie la idoneidad y “no sea por dedazo”, para evitar que quede al frente de la CNB “otra persona nefasta”. Esta declaración subraya el temor a que la decisión se base en criterios políticos más que en la capacidad real para el cargo.
Elizabeth Araiza, quien busca a su hermano José Nicanor Araiza Hernández, desaparecido en 2018 en el municipio de Villa de Cos, Zacatecas, compartió la “mala experiencia con la convocatoria pasada”, que, según ella, “al final no se respetó y pusieron a quien les dio su gana”. La historia se repite, y las familias exigen un cambio radical en la forma de proceder.
Reconocimiento a la cercanía y el compromiso en campo
En contraste con las críticas, también se destacó el perfil de algunas figuras que sí cumplen con las expectativas de las familias. Zepsungari Monroy, hermana de Carlos Eduardo Monroy Velázquez, desaparecido en marzo de 2022 en Piedra Negras, Coahuila, cuando intentaba cruzar hacia Estados Unidos, declaró que solo conoce a la maestra Sol Salgado, a quien “he visto trabajando de cerca con muchas familias y apoyar en las búsquedas de campo; son pocos los servidores públicos que se meten de lleno a buscar con pico y pala”. Este testimonio resalta el valor que las familias otorgan a la experiencia directa y al compromiso genuino en la búsqueda.
El inicio de las entrevistas públicas a los aspirantes a la CNB no es solo un proceso burocrático; es un momento crítico que definirá si el Estado mexicano está dispuesto a escuchar y responder a las demandas de las víctimas, o si la impunidad y la ineficacia seguirán dictando el rumbo de las búsquedas. ¿Será esta vez el compromiso del gobierno con las familias de desaparecidos una realidad inquebrantable?