Por el Paleador
Muchos trabajadores del Ayuntamiento de Othón P. Blanco han mostrado su beneplácito en muchas partes, dado que el municipio es “referente estatal en buenas prácticas de transparencia”, según la nota de hace unos días.
Esa nota, puntualizaba que el municipio obtuvo “un 99.4% en el Índice Global de Cumplimiento”, en el ejercicio 2024.
Pero no todo fue “miel sobre hojuelas”, ya que varios ciudadanos leyeron la nota, y como son los pareceres, algunos se mostraron escépticos, otros ni caso hicieron.
Lo que sí, muchos vecinos le agradecieron a Yensunni, como le llaman a la Presidenta Municipal por tamaño elogio.
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Otros más tuvieron dudas sobre la fuente de la nota, dado que cuestionaron la existencia de ese “IDAIPQROO”, ya que “los institutos de transparencia ya desaparecieron por obra del amigo Obrador, que obró el milagro de desaparecerlos, puesto que servían para una chingada, sobre todo el de Quintana Roo”, según el entender de un ciudadano.
Total que fue una buena noticia ante el cúmulo de grillas, maledicencias, “patadas bajo la mesa”, que rondan por el municipio capitalino, donde hay una velada consigna, de ponerle la zancadilla al empecinado secretario general, que es un excelente sparring político. “El amigo Gamero siempre mira con la frente en alto, sin importunarse ni cambiar de bando. Dice que es morenista de corazón y pues le creemos”, dice un entendido morenista.
En el municipio capitalino hay sonrisas de quienes se esmeraron en cumplir tal alta encomienda en “materia de transparencia”.
Hasta que empezó a llover.
Y llover.
Lloviendo sobre mojado sobre las remolonas calles. Y esas lluvias desperdigaron basura acumulada, agrandaron baches. Retozaron en las goteras, diluvios, que se dejaron caer dentro de los inmuebles del gobierno.
Esas lluvias fluyeron por interconectados socavones. Se confundieron con las aguas de la Bahía, revolcándose en el bulevar de Chetumal.
Encharcaron avenidas, calles, intransitables, y hubo quien se desplazó mediante presurosos Kayacs.
Luego de la lluvia, Chetumal ha vuelto a la normalidad. A la calma.
Sol, añorado sol, no te vayas nunca, dicen que imploraban, los mandamases del municipio.
Y es un sol que deja caer con toda su fuerza, la transparencia de sus encantos.
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