
Por Sergio R. Caballero
El cuatroteísmo caribeño se siente con plena autoridad para decidir, pese a que sus números no le avalan.
En las elecciones de 2022, la llamada alianza de la 4T —con Morena a la cabeza— obtuvo alrededor del 57% de los votos en Quintana Roo. De ese total, 30.5% fue para Morena, 22.5% para el Verde, y apenas 4% para el PT.
Sin embargo, el dato no menor es que el 59% del listado nominal se abstuvo de participar.
En otras palabras, cerca del 70% de todo el electorado no votó por Morena ni sus aliados, o simplemente decidió no participar.
La realidad es que, con apenas el 12.5% del total del listado nominal, Morena ganó en 2022.
Es más que una anécdota: solo 1 de cada 8 ciudadanos inscritos votó por Morena.
Y pese a que para el Pitágoras guinda, 12.5 es mayoría, Morena —ya convertido en partido de Estado— insiste en resolver la elección de 2027 por su cuenta, como diría el clásico, para “ahorrarnos la fatiga”.
Sin reglas

Pero no solo se trata de monopolizar la contienda: se trata de una elección sin reglas.
La única norma vigente parece ser hasta dónde llegue la imaginación de los aspirantes.
Como si no existieran normativas ni calendarios, las precampañas ya arrancaron de manera abiertamente anticipada, sin rubor ni freno.
Aunque el proceso electoral debería iniciar formalmente a finales de 2026 o principios de 2027, en el imaginario colectivo de Morena, el término “campañas anticipadas” simplemente no existe.
Y no se trata solo de la gubernatura. El balazo de salida ya se escuchó en todos los municipios.
Presidentas y presidentes municipales que ni siquiera han cumplido la mitad de su mandato ya tienen frente a sus narices aspirantes que recorren colonias populares y comunidades rurales en su afán de ser el o la siguiente.
Hacen cosas como desplegar brigadas, pero al mismo tiempo van pidiendo a los beneficiarios copias de su credencial del INE, o bien se aparecen en los tianguis, con “caminatas” que hoy por hoy son el recurso propagandístico más redundante y carente de creatividad que se le puede ocurrir a un estratega electoral en Cancún.
¿Quién pompó?

En este mundo sin reglas —el mundo según Morena— también se vale usar inmuebles públicos para actos partidistas.
Este fin de semana, el Teatro de la Ciudad de Cancún fue sede de sendas conferencias con ideólogos del partido guinda.
Ahora, habrá que ver si la presidenta estatal de Morena, Johanna Acosta, o el director del teatro, Carlos López Jiménez, aclaran cuánto pagó el partido por utilizar ese espacio público.
Aunque, habrá que decirlo: en estos tiempos, la transparencia tampoco aplica.
Definitivamente, para el morenismo no hay límites, en tanto el Ieqroo está como pintado…
Y la oposición, callada, sorda y ciega, en su cómodo papel de cachar “pluris”.
Mientras tanto, en Morena ya van resolviendo entre ellos mismos las elecciones de 2027.