
El voto más ignorado de nuestra democracia
A menos de dos meses de una jornada histórica, el país avanza hacia las elecciones judiciales en México, un proceso inédito que busca acercar la justicia a la ciudadanía.
Sin embargo, en calles, plazas y universidades del sureste, reina la confusión. ¿Elegir jueces? ¿Para qué? ¿A quiénes? La democracia entra a la sala de audiencias, pero pocos parecen estar mirando.
¿Qué son las elecciones judiciales en México?
Una reforma constitucional sin precedente
En 2024, el Congreso aprobó una reforma constitucional que cambia la manera en que se eligen los integrantes del Poder Judicial.
Jueces de distrito, magistrados de circuito y hasta los ministros de la Suprema Corte serán elegidos por voto popular, en lugar de ser designados por el Ejecutivo y ratificados por el Senado.
¿Qué cargos estarán en juego?
- 9 ministras y ministros de la Suprema Corte
- 96 magistraturas de circuito
- 350 jueces de distrito
Los votantes recibirán boletas especiales para emitir su sufragio. Pero la complejidad de la elección contrasta con el conocimiento público: la mayoría de los electores no sabe a quién estará eligiendo.
El papel del INE y el desafío logístico
Una institución bajo presión
El Instituto Nacional Electoral (INE) se enfrenta a un reto inédito. Además de organizar las elecciones federales y estatales, deberá implementar el proceso judicial con criterios de equidad, imparcialidad y transparencia, en un escenario presupuestal limitado y bajo vigilancia política constante.
“Nunca habíamos organizado una elección judicial. La dimensión es inédita y las reglas, aún más estrictas”, comenta un funcionario electoral que pidió anonimato.
Recursos limitados, expectativa alta
A diferencia de otros procesos, no habrá spots de radio o televisión, ni campañas espectaculares.
Los candidatos judiciales deben comunicar su perfil mediante medios digitales y redes sociales, lo que genera una gran desventaja para quienes no tienen estructuras políticas o acceso a tecnología.
Jóvenes, desconexión y apatía democrática
Un sector clave, pero desinformado
En universidades de Mérida, Chetumal y Cancún, la elección judicial apenas es tema de conversación. Jóvenes de 18 a 29 años, que representan el 30% del padrón electoral, no saben qué es el Consejo de la Judicatura, ni cuál es la función de un juez federal.
“Ni siquiera sabía que íbamos a votar por jueces. Pensé que solo eran las elecciones normales”, confiesa Alma, estudiante de Derecho en la UQROO.
¿Por qué no interesa?
Las causas de esta desconexión son múltiples:
- Desconocimiento del Poder Judicial
- Percepción de lejanía o elitismo
- Falta de acceso a información clara y didáctica
- Desconfianza en la justicia como garante de derechos
Herramientas ciudadanas que buscan cambiar el panorama
La app de Barbara Meeser: un puente hacia la conciencia cívica
Desde el colectivo Cisne Negro, la activista ciudadana Barbara Meeser desarrolló la aplicación Elección Judicial 2025, un proyecto cívico que permite:
- Conocer perfiles de candidatas y candidatos
- Explorar sus trayectorias, propuestas y antecedentes
- Identificar el distrito o circuito correspondiente por código postal
“No podemos exigir una justicia cercana si no participamos en su construcción. Esta app es un intento de traducir un proceso complejo al lenguaje ciudadano”, explica Meeser en entrevista.
La ética como columna vertebral de la reforma
Más allá de los votos, la integridad
Uno de los puntos más debatidos es si la elección por voto popular garantiza una mejor justicia, o si abre la puerta a la politización del sistema. La clave, según analistas y juristas, está en la calidad ética de los aspirantes.
“No importa tanto si es designado o electo, sino si actúa con honestidad, autonomía y conocimiento. Sin eso, cualquier sistema es vulnerable”, apunta el constitucionalista Juan José Espinosa.
¿Qué implica esto para el Caribe Mexicano?
En regiones como Quintana Roo, donde los conflictos de tierras, turismo, ecocidio o corrupción inmobiliaria son frecuentes, tener jueces y magistrados con vocación democrática puede cambiar el destino de comunidades enteras.
Desde Felipe Carrillo Puerto hasta Tulum, las decisiones judiciales impactan directamente en la vida diaria: desalojos, permisos ambientales, protección a pueblos originarios o licencias de construcción dependen, en última instancia, de un juzgador.
Riesgos de un sistema judicial electivo
Campañas judiciales y clientelismo
La entrada de candidaturas judiciales al campo electoral implica ciertos riesgos:
- Populismo judicial: promesas que no pueden cumplirse
- Financiamiento opaco: posibles pactos con grupos de interés
- Cooptación religiosa o ideológica: uso de creencias o influencias sectarias
Estos factores podrían socavar la independencia judicial y generar conflictos de interés, sobre todo en estados con fuerte influencia política o religiosa.
Una reforma en marcha, pero con rumbo incierto
El silencio de los partidos y la ausencia del debate público
A dos meses de la elección, ni partidos, ni medios, ni líderes de opinión han generado un verdadero debate público sobre lo que está en juego. La agenda política sigue centrada en la presidencia, dejando la reforma judicial en segundo plano.
“Es una de las reformas más importantes en la historia reciente, pero está pasando inadvertida”, señala el politólogo Alejandro Ríos.
¿Y si el experimento fracasa?
El peor escenario sería una baja participación, la elección de perfiles sin preparación o con vínculos cuestionables, y una ciudadanía que se siente más desconectada de la justicia que nunca. Pero también puede ser una oportunidad única para construir un nuevo pacto judicial.
¿Puede una boleta transformar la justicia?
La elección judicial de 2025 en México es, al mismo tiempo, un acto democrático audaz y una apuesta de alto riesgo. Su éxito dependerá de múltiples factores: la transparencia del INE, la integridad de los candidatos, el involucramiento de los jóvenes y la capacidad del Estado para educar políticamente a su población.
En el sur del país, donde la justicia ha sido históricamente lejana o arbitraria, elegir a quienes la imparten puede marcar un parteaguas entre el escepticismo crónico y la participación activa.
Si no tomamos conciencia, otros decidirán por nosotros. Si participamos, quizá podamos cambiar la narrativa de la justicia en México.