
A pesar de las severas restricciones impuestas por Estados Unidos, los procesadores de inteligencia artificial de Nvidia continúan inundando el mercado chino. Un reciente informe revela suministros ilegales que alcanzaron los mil millones de dólares, desafiando el control de exportaciones y exponiendo las complejidades en la guerra comercial.
La persistencia del mercado gris de chips
Los procesadores con inteligencia artificial de la empresa estadounidense Nvidia siguen apareciendo en el mercado chino, incluso después de que Estados Unidos restringiera sus exportaciones hacia el país asiático. En los últimos tres meses, los suministros ilegales de chips alcanzaron los mil millones de dólares, según informó el periódico Financial Times. La publicación detalla que “los procesadores avanzados con IA de Nvidia por valor de al menos mil millones de dólares fueron suministrados a China en los tres meses posteriores a que (el presidente de Estados Unidos) Donald Trump endureciera el control sobre las exportaciones de chips”.
La demanda clave: chips B200, H100 y H200
El chip de Nvidia más demandado en el mercado chino es el B200, que también es ampliamente asequible, subrayó el medio. Los procesadores de este tipo son usados por compañías de Estados Unidos como OpenAI, Google y Meta Platforms, y su venta a China fue prohibida por Washington. Sin embargo, su adquisición es legal desde el punto de vista de las leyes chinas si se pagan todos los aranceles necesarios, indicó Financial Times.
Redes de distribución chinas
Según los datos del mismo medio, los chips B200, H100 y H200 son suministrados por empresas chinas de las provincias de Anhui, Cantón y Zhejiang. No hay evidencias de que la propia Nvidia tenga algo que ver con este contrabando.
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La escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China
El flujo persistente de tecnología sensible como los chips de Nvidia se enmarca en un contexto de creciente tensión comercial entre las dos potencias económicas. El miércoles 23 de julio de 2025, el Ministerio de Comercio chino informó que delegaciones de China y Estados Unidos celebrarían una nueva ronda de negociaciones comerciales y económicas entre el 27 y el 30 de julio en Suecia, buscando aliviar estas fricciones.
Un historial de aranceles y negociaciones
La guerra comercial entre los dos países escaló después de que Donald Trump impusiera en febrero pasado un arancel de 10 por ciento a la importación de todas las mercancías de la potencia asiática. En marzo, dicha tarifa se elevó a 20 por ciento y, tras varias medidas recíprocas, el arancel estadounidense para los productos chinos alcanzó 145 por ciento en abril, y el chino para los estadounidenses, 125 por ciento.
En mayo, Pekín y Washington mantuvieron negociaciones comerciales y económicas de alto nivel en la ciudad suiza de Ginebra. Acordaron reducir sus Aranceles en 115 por ciento por un plazo de 90 días. Como resultado, Washington bajó de 145 a 30 por ciento sus aranceles a los productos chinos, mientras que Pekín redujo los suyos para las mercancías estadounidenses de 125 a 10 por ciento.
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El impacto en el intercambio bilateral
El intercambio comercial entre Estados Unidos y China se contrajo 10.4 por ciento entre enero y junio de 2025 respecto al primer semestre del año anterior, para situarse en 289 mil 361 millones de dólares, según la Administración General de Aduanas de la nación asiática. Esta contracción subraya el impacto tangible de las políticas restrictivas y la compleja dinámica que impera en una de las relaciones económicas más cruciales del mundo.
El constante flujo de chips Nvidia hacia China, pese a las prohibiciones expresas de Washington, ¿revela las limitaciones de las políticas de control de exportaciones o la resiliencia de las redes de mercado gris frente a las barreras geopolíticas? Este desafío no solo impacta la balanza comercial, sino que redefine los contornos de la seguridad tecnológica global.