Por: Jorge A. Martínez Lugo.
Siniestradas 500 hectáreas en La Ensenada de la isla de Holbox, ubicada en la codiciada reserva ecológica Yum Balam, listas para el cambio de uso de suelo verde en favor del ejidatario multimillonario Fernando Ponce García y el banco JP Morgan. Las autoridades ambientales, ante semejante ecocidio, en absoluto silencio ¡no pasa nada!
En el área devastada se proyecta un desarrollo de 800 millones de dólares iniciales, con marina exclusiva, helipuerto, canales marinos, villas, condominios, tres hoteles, plaza comercial y oficinas: en total 2, 450 cuartos.
Más de una semana se estuvo incendiando la isla de Holbox; el resultado: 500 hectáreas devastadas; las autoridades tardaron más de dos días en arribar, cuando el siniestro ya era “oportunamente” incontrolable.
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No solo eso, sino que las mismas autoridades negaban reiteradamente que el incendio fuera en La Ensenada como lo señalaron insistentemente ejidatarios y ambientalistas.
Las autoridades estatales y federales guardan sospechoso silencio y hasta la fecha no han informado de alguna evaluación del “histórico” siniestro; si la causa fue intencional o de otro tipo. Pero eso sí, han hecho un llamado a la población a “evitar actividades que puedan detonar incendios” e incluso se han adelantado a inferir que pudo haber sido “un rayo de la naturaleza” el origen de tan “oportuno” desastre ambiental.

LA CASTA DIVINA YUCATECA, EJIDATARIA EN HOLBOX
Resulta que desde 2012 una familia de la llamada “casta divina” yucateca, Ponce-Cantón-García-Díaz (Bepensa-Cocacola) decidió invertir en la isla de Holbox, bajo un esquema de turismo exclusivo de “clase mundial” con el respaldo financiero de la banca estadounidense JP Morgan, para impulsar un mega desarrollo de 800 millones de dólares de inversión inicial, en la privilegiada Reserva de la Biósferas y Área Natural Protegida de Flora y Fauna Yum Balam.
Para ello, el mismísimo jefe del clan, Fernando Ponce García, heredero de Fernando Ponce Cantón, se hizo ejidatario, aprovechando las reformas neoliberales de Carlos Salinas de Gortari. Él mismo figura como ejidatario de Holbox, igual que sus hijos: Fernando José, Juan Manuel, Roberto y Margarita Ponce Díaz, al igual que su yerno Emilio Javier Castilla Roche. Multimillonarios yucatecos ejidatarios en Holbox.
LOS VERDADEROS EJIDATARIOS
La resistencia de los verdaderos ejidatarios despojados, ha durado años y gracias a esta oposición dicha inversión se ha retrasado, pero ha sido más fuerte, hasta ahora, la guerra jurídica de la familia Ponce-Cantón-García-Díaz, que con el apoyo de la banca JP Morgan, sigue de frente hasta coronar la inversión, para lo cual ha tenido que llegar a los asesinatos de opositores y a la devastación de la reserva natural protegida, como es el caso del mega incendio “histórico” de la semana pasada. Sus testaferros locales tienen nombres y apellidos.
Lo que llama la atención es que a pesar de la magnitud del siniestro, ninguna autoridad municipal, estatal ni federal, ha dado alguna explicación sobre el incendio. No han informado oficialmente la magnitud del siniestro, posibles causas y, ni mucho menos, si se va abrir alguna carpeta de investigación de la Fiscalía para ubicar a las personas responsables de la desaparición de un santuario de especies como el jaguar, tapir, mono araña, anidación de tortugas, flamencos rosados, entre otras. ¿Cuántos campesinos han sido encarcelados porque se les salió de control la quema de su parcela?
Al contrario, han insinuado que la culpa es de la población por “realizar acciones que puedan detonar focos de fuego”, así como también que “un rayo en medio de la sequía”.

¿Qué se podría esperar de una dependencia encabezada por uno de los niños verdes, tan proclives a los cambios de uso de suelo a través del moche? La ambición económica de privados y funcionarios por encima de la naturaleza bajo reserva.
Los intereses que se están jugando en Holbox son de alto vuelo; cientos de millones de dólares; de ahí presuntamente el sepulcral silencio ante el “histórico” incendio forestal en La Ensenada de Holbox.
Son 500 hectáreas de alta plusvalía que ahora esperan que pase el tiempo para que llegue el “inevitable” cambio de uso de suelo verde, que esta vez costará mucho más que aquellos dos millones de dólares de 2004. Usted tiene la última palabra.