La temporada de lluvias en México, que se extiende de mayo a octubre, trae consigo no solo un respiro ante el calor, sino también un considerable impacto económico. Especialistas de Bankaool advierten sobre las graves dificultades para las familias y la nación, haciendo del impacto económico de las lluvias extremas una prioridad en la agenda pública.
La severa factura económica de la temporada de lluvias
Las fuertes precipitaciones traen consigo una serie de dificultades que van desde inundaciones y deslaves hasta daños materiales significativos en viviendas y comercios, e incluso la interrupción de actividades económicas. El antecedente del huracán Otis en 2023 es un claro ejemplo de esta devastación. Este evento catastrófico generó pérdidas estimadas en 287 mil millones de pesos. Además, redujo el producto interno bruto (PIB) regional en un 16 por ciento y provocó un desplome del 40 por ciento en la actividad comercial en Guerrero.
La geografía de la vulnerabilidad: Estados bajo el agua
Las lluvias extremas no se limitan a una única región. En el área metropolitana de la Ciudad de México, se registraron 85 milímetros de lluvia en solo 24 horas, una cifra considerable si se compara con la media mensual de agosto, que ronda los 150 a 200 milímetros.
Las fuertes lluvias también impactaron severamente en diversas zonas del país:
- Noroeste y occidente: Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán.
- Centro y sur: Ciudad de México, Guerrero, Veracruz, Hidalgo, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca y Chiapas.
- Península de Yucatán.
Impacto diversificado: Del campo a la ciudad
Las afectaciones económicas de las lluvias extremas se manifiestan de diversas formas, golpeando tanto al sector agrícola como a la vida urbana.
Cosechas en riesgo y encarecimiento de básicos
En el campo, los cultivos esenciales como el maíz, el frijol y el café sufren erosión y pérdida de nutrientes debido al exceso de humedad. Esta situación no solo compromete la producción, sino que también genera un encarecimiento de productos básicos. Un ejemplo concreto es el aumento de 5 pesos por kilo de calabacita en la Central de Abasto de la Ciudad de México.
El desafío urbano: Movilidad y comercio informal
En las ciudades, las inundaciones perturban gravemente la movilidad, afectando el tránsito y las actividades diarias. Además, los productos de comerciantes informales sufren daños considerables, mermando sus ingresos. Los ciudadanos se exponen a riesgos latentes al transitar por zonas anegadas, lo que resalta la vulnerabilidad de la infraestructura urbana ante estos fenómenos.
Estrategias de mitigación y protección patrimonial
Ante la recurrencia de la temporada de lluvias, que el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) sitúa de mayo a octubre, se vuelve crucial adoptar medidas preventivas. Bankaool destaca la importancia de la preparación. En zonas costeras, es fundamental contar con una mochila de emergencia que contenga documentos protegidos y seguir de cerca las alertas meteorológicas. En las ciudades, se recomienda evitar zonas inundadas, reportar coladeras tapadas y mantener limpia la localidad para facilitar el drenaje.
La institución subraya que, si bien la lluvia es un evento natural incontrolable, sus efectos económicos pueden ser contrarrestados o disminuidos. Esto incluye la implementación de fondos comunitarios en localidades rurales, los cuales se activarían tras inundaciones, así como la búsqueda y exigencia de seguros accesibles para proteger cosechas, viviendas y pequeños y medianos negocios. «La lluvia es un evento natural que no podemos controlar, pero sí podemos contrarrestar o disminuir el impacto en nuestros bolsillos. Para eso, Bankaool está a la disposición de quienes buscan la seguridad de su dinero y patrimonio con servicios hechos a la medida de las necesidades de todos», puntualizó la entidad financiera.