El desafío que enfrentan las mujeres en el campo de las ciencias es global, y México no es la excepción. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha subrayado las profundas brechas estructurales que limitan el desarrollo de las investigadoras en el país.
Un diagnóstico global: La participación femenina en números
De acuerdo con Andres Morales, representante de la Unesco en México, solo el 28 por ciento de quienes cuentan con un doctorado en ingenierías son mujeres, cifra que asciende al 40 por ciento en el campo de la informática. En un análisis más amplio, datos recientes revelan que en México, apenas un tercio de las personas dedicadas a la ciencia son investigadoras. La disparidad se agudiza en los campos más vanguardistas del conocimiento, como la Inteligencia Artificial, donde las mujeres representan únicamente el 22 por ciento de quienes realizan investigaciones.
Estas cifras, según Morales, «no reflejan la falta de talento, sino brechas estructurales que se vinculan a la limitación en el financiamiento hacia las mujeres, la falta de mejores políticas públicas afirmativas, y de una cultura científica, donde desafortunadamente han subsistido muchos estereotipos». Esta declaración fue hecha durante la inauguración del encuentro «El papel de la mujer en la ciencia y la tecnología en México: en busca de la igualdad de género», convocado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Las causas profundas y el camino hacia la igualdad
En este mismo encuentro, Violeta Vázquez-Rojas Maldonado, subsecretaria de Ciencia y Humanidades de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, enfatizó la necesidad de impulsar el trabajo colaborativo. Este enfoque, destacó, permitiría fortalecer las capacidades de formación y de inclusión de las mujeres investigadoras.
Vázquez-Rojas conectó la relevancia de este encuentro con la 16 Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que se celebra en México. Subrayó que «el desarrollo no va a ser justo y ni siquiera va a ser sólido, si no consideramos las enormes desigualdades de género que todos conocemos, y que están en el sustrato de nuestra comunidad». Su perspectiva refuerza la urgencia de abordar las raíces de la desigualdad para un progreso genuino.
La brecha de equidad, un espejo en la UAM
Gustavo Pacheco López, rector general de la UAM, reconoció que la propia institución refleja esta brecha de equidad. En la UAM, solo el 35 por ciento de los docentes de base son mujeres. Asimismo, apenas el 37 por ciento de los académicos reconocidos por el Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores son mujeres. Estos datos subrayan que el problema trasciende el ámbito nacional y se manifiesta incluso en centros de educación superior de prestigio.
El desafío de la desigualdad de género en la ciencia no es solo una cuestión de justicia social, sino una limitante para el desarrollo pleno de la nación. ¿Podrá México revertir estas brechas estructurales y asegurar que el talento femenino impulse el conocimiento y la innovación en el país?