El controvertido acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos

Francia tacha de "sumisión" el nuevo acuerdo comercial UE-EU, marcado por aranceles desiguales. Analizamos la fractura interna y su impacto.
El controvertido acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos

La reciente aprobación del acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos ha desatado una ola de controversia en Bruselas. Mientras Francia lo tacha de «sumisión», el resto de los estados miembros lo respaldan, aunque con evidentes reservas, como el mal menor ante una inminente guerra comercial. Este pacto, alcanzado el 28 de julio de 2025, llega en un momento de creciente tensión en las relaciones transatlánticas.

El dilema de Bruselas: entre la sumisión y el mal menor

Francia ha denunciado el acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos como una «sumisión». Otros estados del bloque lo respaldaron si bien lo señalaron como desigual, pero destacaron que evita una pugna dañina con Washington. En ese sentido, la Comisión Europea se posicionó a favor del pacto, enfatizando que era mejor que una guerra comercial.

El primer ministro francés, François Bayrou, expresó con contundencia la postura de su país: «Es un día oscuro cuando una alianza de pueblos libres, reunidos para afirmar sus valores comunes y defender sus intereses comunes, se resigna a la sumisión». Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, no hizo ningún comentario público.

Aunque el ánimo entre los demás gobiernos europeos era decididamente sombrío, la mayoría coincidió en que no haber logrado un acuerdo habría sido desastroso. El canciller de Alemania, Friedrich Merz, afirmó que no estaba satisfecho con el resultado de las negociaciones comerciales con Estados Unidos, pero que “simplemente no se podía lograr más”. Añadió que la economía alemana sufriría un daño «significativo». «Soy plenamente consciente de que los aranceles que se mantienen -en particular el 15 por ciento frente al 0 por ciento para las importaciones en la UE- suponen una grave carga para la economía alemana, orientada a la exportación”, declaró Merz en una rueda de prensa en Berlín.

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, señaló que valoraba el esfuerzo constructivo de la Comisión Europea para cerrar el acuerdo y que lo apoyaba, pero que lo hacía “sin ningún entusiasmo”. De su lado, el principal negociador de la UE, el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, se dijo “100 por ciento seguro de que este acuerdo es mejor que una guerra comercial con Estados Unidos”. Asimismo, informó que la UE y Estados Unidos desarrollarán una alianza metalúrgica para mitigar el impacto de la producción china subvencionada en los mercados mundiales.

Sectores clave bajo el yugo arancelario: el costo de la nueva realidad

Los productos que exporta la Unión Europea no evitaron la carga arancelaria, por lo que se prevén amplias afectaciones si no se acuerda algún trato especial que hasta ahora se ha anunciado para muy pocos sectores como el aeronáutico.

El golpe a la industria automotriz europea

Los coches son uno de los sectores clave de la economía europea afectados por los aranceles de 15 por ciento acordados el domingo por el presidente estadunidense, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Aunque inferior al 30 por ciento con el que amenazaba Trump, este gravamen obstaculizará la exportación de productos europeos a Estados Unidos, ya encarecidos desde comienzos de año por la apreciación del euro respecto al dólar.

Así, los fabricantes europeos de automóviles, ya enfrentados a la dura competencia asiática y a una costosa transición a los vehículos eléctricos, ahora tendrán que hacer frente a otra dosis de realidad. Ello debido a que el arancel acordado de 15 por ciento (frente a 27.5 por ciento) aún costará miles de millones a los fabricantes de automóviles y deja muchas incertidumbres. Por su parte, la UE aceptó reducir sus aranceles a la importación de automóviles a 2.5 por ciento, según confirmó un responsable comunitario. Larry Rubin, presidente de la American Society of Mexico, aseguró que todo lo que se negocia bajo el T-MEC estará exento de aranceles, en contraste con los aranceles de 30 por ciento previstos para comercio fuera de este pacto.

Vinos y licores: ¿libres de cargas o bajo amenaza?

Los vinos son otro de los sectores gravemente afectados. La Federación Francesa de Exportadores de Vinos y Licores (FEVS) dijo que se espera que el acuerdo confirme un comercio libre de cargas para las bebidas espirituosas. Los gravámenes estadunidenses a las bebidas espirituosas de la UE se fijaron provisionalmente en 10 por ciento en abril. Según un estudio de la Wine & Spirits Wholesalers Association, un aumento de 15 por ciento de los gravámenes sobre los vinos supondría la pérdida de 17 mil puestos de trabajo y de más de dos mil 500 millones de dólares de negocio en Estados Unidos.

El lujo y los cosméticos: estrategias ante el gravamen

El sector del lujo no contará con ninguna exención, con lo que se le aplicará un arancel de 15 por ciento. El gigante francés LVMH, propietario de Louis Vuitton o Dior, estimó el jueves que este porcentaje “sería un buen resultado” que podría compensar con un aumento de precios o “una optimización de la producción”. Pero otros actores no prevén esta opción. El presidente del grupo Kering, propietario de Gucci o Balenciaga, afirmó en mayo que “no tendría sentido tener bolsos Gucci italianos fabricados en Texas”.

Los cosméticos de marcas francesas e italianas también tienen un buen mercado en Estados Unidos. L’Oréal, por ejemplo, consiguió 27 por ciento de su facturación global en 2024 en Norteamérica. Su director general planteó la posibilidad de relocalizar parte de la producción.

Farmacéuticas: la excepción que no lo fue

Los productos farmacéuticos son los bienes más exportados desde Europa a Estados Unidos, con un monto de unos 140 mil millones de dólares en 2024 (22.5 por ciento del total de exportaciones), según Eurostat. Hasta ahora estaban exentos de derechos de aduana y el acuerdo del domingo no les confiere ningún trato particular.

En un tablero geopolítico cada vez más fragmentado, el acuerdo entre la Unión Europea y Estados Unidos no solo redefine las relaciones comerciales transatlánticas, sino que también expone las profundas fisuras internas de un bloque que, obligado a elegir entre el mal menor y la sumisión, se enfrenta a una compleja reconfiguración de su propia identidad y soberanía económica. ¿Podrá la UE mantener la cohesión interna frente a las crecientes presiones externas y las inevitables afectaciones a sus sectores clave?

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