El cometa 3I/ATLAS desata un metal nunca visto en el sistema solar

El cometa 3I/ATLAS, un objeto interestelar de 10 mil millones de años, libera un metal inédito y divide a científicos. Conozca la disputa de Avi Loeb y la crisis de la NASA que retrasa los datos clave.
El cometa 3I/ATLAS desata un metal nunca visto en el sistema solar

Un viajero cósmico milenario ha roto todos los paradigmas químicos conocidos. El cometa 3I/ATLAS, un objeto interestelar, atraviesa nuestro sistema solar liberando níquel puro sin hierro, un compuesto que hasta ahora solo existía mediante procesos industriales humanos. Este fenómeno sin precedente natural ha dividido a la comunidad científica entre asombro y escepticismo.

El misterio químico del níquel sin hierro

El cometa 3I/ATLAS está liberando una aleación metálica inusual, jamás vista en la naturaleza, mientras cruza el sistema solar. Este objeto interestelar está produciendo un fenómeno sin precedente natural, lo cual ha sorprendido a los científicos.

Las imágenes más recientes, captadas desde el telescopio Keck II en Hawái, evidencian que el cometa está emitiendo níquel puro sin hierro, una característica que no se había registrado antes en ningún cuerpo celeste conocido.

El telescopio detectó una emisión continua de cerca de cuatro gramos de níquel por segundo. Este níquel, al interactuar con otros compuestos, produce tetracarbonilo de níquel, una aleación de alto valor que es utilizada específicamente en la industria metalúrgica moderna. La comunidad científica ha confirmado que este material no había aparecido antes de forma natural en cometas u objetos del espacio.

La controversia de Harvard: ¿Natural o imposible?

El astrofísico Avi Loeb, investigador de la Universidad de Harvard, ha sido una de las voces más críticas ante la interpretación inicial de los datos. Loeb afirmó que este compuesto únicamente se había observado en aleaciones generadas por el ser humano. Indicó, además, que un proceso como este nunca se había identificado de forma natural en el universo.

Por su parte, el Observatorio Keck publicó un estudio que considera la reacción química como un evento natural, aunque reconocieron que es extremadamente raro.

El científico Loeb rechazó esa interpretación. Explicó que, en los cometas conocidos, el níquel siempre aparece junto con el hierro en proporciones comparables. La ausencia de hierro junto al níquel en el caso del 3I/ATLAS es lo que lo convierte en un fenómeno único y altamente desconcertante.

Anomalías en su estructura y paso cerca de Marte

Otro aspecto que desconcierta a la comunidad científica es la ausencia de una cola cometaria, que es una estructura común en objetos de este tipo. En cambio, las imágenes captadas por el telescopio espacial Hubble revelaron un flujo continuo de cerca de 150 kilos por segundo que se dirige en línea recta hacia el Sol, en lugar de alejarse, como se esperaría.

Según el análisis realizado por la American Astronomical Society, el material de este chorro se compone de:

  • Dióxido de carbono.
  • Agua.
  • Cianuro.
  • Níquel sin hierro.

El análisis espectral confirmó que no se detectó hierro en ningún momento.

La expectativa por obtener más datos detallados del 3I/ATLAS aumentó tras su paso cerca del planeta Marte, ocurrido entre el 4 y el 7 de octubre. Durante ese breve periodo, el objeto pasó a una distancia de 12 millones de millas de la superficie marciana. La cámara HiRISE del Orbitador de Reconocimiento de Marte captó imágenes en alta resolución.

Sin embargo, la publicación de estas imágenes cruciales se retrasó. La causa fue el cierre del gobierno estadounidense, un evento que detuvo temporalmente las comunicaciones oficiales de la NASA. Los científicos advierten que estas imágenes podrían constituir las más cercanas que la humanidad tendrá del cometa interestelar 3I/ATLAS durante su corto paso por las inmediaciones del sistema solar.

El viajero cósmico milenario: Contexto del 3I/ATLAS

El 3I/ATLAS es un cometa de origen estrictamente interestelar. Esto significa que no pertenece al sistema solar y no está ligado a la gravedad del Sol. Se desplaza por una órbita hiperbólica, lo cual indica, de manera definitiva, que no regresará.

Se le considera un viajero cósmico milenario, una especie de cápsula del tiempo con una antigüedad que podría alcanzar los 10.000 millones de años. Su origen probable estaría en el disco grueso de la Vía Láctea, donde se encuentran algunas de las estrellas más antiguas de nuestra galaxia. El análisis de su composición permite conocer materiales que formaron parte de otros sistemas planetarios lejanos, muy distintos al nuestro.

Significado de su denominación

El nombre del cometa tiene dos componentes claramente diferenciados:

  • ATLAS: Se debe al sistema Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System, que fue el instrumento encargado de detectar el objeto. Este sistema se especializa en encontrar asteroides cercanos a la Tierra.
  • 3I: Este prefijo indica que se trata del tercer objeto interestelar conocido que cruza el sistema solar, solo después del 1I/‘Oumuamua y el 2I/Borisov. La letra “I” representa que su origen está más allá de los límites de nuestro sistema solar.

Trayectoria y velocidad récord

Estos son los principales aspectos sobre la trayectoria observada del 3I/ATLAS:

  • Origen: Proviene del espacio interestelar.
  • Velocidad: Ingresó al sistema solar a cerca de 58 km/s (equivalente a 208.800 km/h), lo que lo convierte en el objeto interestelar más rápido detectado hasta ahora por la humanidad.
  • Aproximación solar: Pasará entre las órbitas de Marte y la Tierra a finales de octubre de 2025.
  • Destino final: Una vez que rodee el Sol, su alta velocidad hará que escape nuevamente y para siempre al espacio interestelar.

Antigüedad que desafía al sistema solar

Los científicos estiman que el objeto posee una edad de entre 7.000 y 11.000 millones de años, lo cual lo hace significativamente más antiguo que el propio sistema solar, cuya edad ronda los 4.600 millones de años.

Debido a su posible origen en las etapas iniciales de la formación de la Vía Láctea, el 3I/ATLAS representa una oportunidad única para estudiar la materia primitiva del universo, revelando secretos que yacen fuera de nuestro vecindario cósmico.

La ventana para estudiar esta cápsula del tiempo, más antigua que el Sol, es breve. Que la captura de datos esenciales haya dependido de decisiones políticas y cierres de gobierno subraya una vulnerabilidad crítica en la ciencia espacial. ¿Cómo puede la humanidad priorizar el estudio del universo cuando las estructuras logísticas internas, como la NASA, fallan en el momento decisivo?

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