El transfuguismo es una práctica común: en el Congreso del Estado.
A lo largo de cada legislatura, diputados abandonan el partido con el que obtuvieron los votos que los llevaron al curvato de Punta Estrella, para mudarse a otra formación partidista.
Si bien hay una especie de transfuguismo virtual entre los diputados del PAN, que casi siempre se suman a la votación de las fracciones cuatrotetistas, hasta este lunes no se había presentado —en el año y casi dos meses de la XVIII Legislatura— un cambio de “jersey” entre sus integrantes.
Pero anoche, la diputada Gabriela Mora Castillo renunció al PVEM, partido que ya ha sufrido otras salidas importantes, como la del regidor Luis Carrillo (de José María Morelos) o la del exdirigente en Lázaro Cárdenas, Alberto Pérez Villatoro.
Aunque la situación de la ahora diputada sin partido (y que muy probablemente termine en Morena) va mucho más allá de simples diferencias con la dirigencia estatal. Momentos antes de su renuncia, fue removida de la Comisión Anticorrupción y enviada a la de Deporte.
No se ve una razón de peso. El antecedente más fuerte es que la ahora exrepresentante del Verde había firmado al menos 11 iniciativas y exhortos junto con el diputado Ricardo Velazco, uno de los principales operadores de Rafael Marín.
Y hay otro detalle no menor: Gabriela Mora es esposa de Benjamín Vaca González, exsecretario general del Congreso y uno de los referentes del PVEM en Chetumal.
La cosa ya no está pintando bien al interior de la coalición gobernante rumbo a la sucesión.
Las posturas se han radicalizado. Cada vez se marcan más los que están con el “morenismo puro” y los que apuestan por la continuidad de la coalición verdi-guinda.
Hasta hace unos meses, el plan era el del candidato único. Pero ahora parece que sí habrá contienda interna… y peor aún: cada vez más polarizada.