
¿Vacaciones? Sí, pero con el celular en la mano.
Aunque los mexicanos toman descansos oficiales, una mayoría no logra desconectarse del trabajo. El dato es claro: 63% sigue laborando durante sus vacaciones. ¿Qué dice esto de nuestra cultura laboral y sus efectos en la salud?
La cultura de la disponibilidad: un descanso interrumpido
Hiperconectividad como norma
La investigación Work in Progress 2024, elaborada por la plataforma Buk, expone una tendencia alarmante: la mayoría de los trabajadores en México no logra desconectarse del todo, ni siquiera en vacaciones. La “pausa” se convierte en una jornada reducida: 84% sigue respondiendo mensajes por WhatsApp o teléfono, 45% revisa correos, y casi un tercio los responde formalmente.
Esto revela una práctica profundamente arraigada: la disponibilidad total como expectativa silenciosa. No importa si es Semana Santa o Año Nuevo, los trabajadores mexicanos parecen llevar el trabajo en la mochila.
¿Cuándo se vacaciona en México?
Según el estudio, las semanas con más actividad vacacional son:
- Última semana de marzo (Semana Santa)
- Primera semana de enero
El resto del año muestra un bajo aprovechamiento de días libres, salvo un leve repunte entre julio y diciembre. Apenas el 3% se toma vacaciones en semanas no tradicionales, lo que demuestra una dependencia del calendario colectivo, más que del bienestar personal.
Cuatro días de desconexión al año: ¿suficiente?
Generaciones sin respiro
Uno de los datos más contundentes del estudio es el siguiente:
Los mexicanos solo logran en promedio entre 3.9 y 4.1 días de desconexión total al año.
- Generación X y millennials: 4.1 días
- Baby boomers y centennials: 3.9 días
Es decir, menos de una semana laboral libre de todo contacto profesional en 365 días. Una cifra insuficiente en términos de recuperación física y mental.
Las consecuencias del trabajo constante
Estrés, productividad y enfermedades
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido clara: no tomar vacaciones, o no desconectarse durante ellas, puede provocar:
- Mayores niveles de estrés crónico
- Baja productividad
- Riesgo aumentado de enfermedades cardiovasculares
Buk refuerza estos hallazgos:
- Quienes toman cinco días o menos de vacaciones tienen 63% de probabilidad de sufrir estrés frecuente.
- En contraste, quienes logran 16 días o más lo reducen a 29%.
El precio del burnout
Este fenómeno, identificado por la OMS como una condición laboral, no es sólo una cuestión emocional. El burnout afecta el rendimiento, genera ausentismo, rotación laboral y disminuye la motivación general. Para muchas empresas, el costo de la hiperdisponibilidad es mayor de lo que se cree.
¿Qué perpetúa esta dinámica?
Cultura laboral vs. salud mental
Valeria Vázquez, responsable del estudio en Buk, subraya que esta dificultad para desconectarse no es un fallo individual, sino un problema estructural:
“Está estrechamente ligada a una cultura laboral que normaliza la disponibilidad constante.”
Muchas empresas mexicanas no sólo permiten, sino que esperan que sus trabajadores respondan fuera de horario, lo que se ha intensificado con el uso de herramientas digitales como WhatsApp, Zoom o Slack.
El teléfono como extensión de la oficina
La pandemia consolidó el trabajo remoto, pero también desdibujó los límites entre la vida laboral y personal. Hoy, el celular funciona como oficina portátil: lo llevamos a la playa, a la cena familiar, al aeropuerto. Y ahí, también llegan las órdenes, los pendientes y las urgencias.
¿Qué se puede hacer?
Hacia una cultura de la desconexión real
El problema no es que los trabajadores no quieran descansar: el sistema no se los permite. Para cambiar esta dinámica, se requieren acciones desde diferentes frentes:
Empresas
- Establecer políticas claras de desconexión digital.
- Fomentar vacaciones reales y respetadas, sin penalizaciones implícitas.
- Reconocer la salud mental como parte integral del rendimiento.
Gobierno
- Fortalecer regulaciones sobre el derecho a la desconexión.
- Incentivar prácticas saludables a través de campañas y normativas laborales.
Individuos
- Establecer límites personales, incluso si no son bien recibidos.
- Buscar momentos de desconexión, aunque sean breves, pero verdaderos.
- Dialogar con empleadores sobre las condiciones para un descanso efectivo.
Un cambio necesario y urgente
El 63% de los trabajadores en México no descansa durante sus vacaciones, y apenas logra cuatro días de desconexión plena al año. Esta cifra debería alertar no solo a quienes la padecen, sino a quienes la perpetúan.
La productividad no se mide por la presencia constante, sino por la capacidad de rendir con salud y bienestar. Si no transformamos esta cultura de sobreexigencia, el desgaste seguirá cobrando factura.