
Una brisa de incertidumbre recorre los centros financieros del país. No es sólo una cifra: es la economía mexicana marcando pausa justo cuando debía acelerar. Abril no trajo alivio, solo confirmó el freno.
El estancamiento económico en México: una señal preocupante
La economía mexicana se estancó en abril, registrando un crecimiento mensual prácticamente nulo de apenas 0.04%, según el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) del Inegi. Esta cifra no solo refleja un freno, sino un eco de la caída de 0.2% ocurrida en marzo, que ya encendía alertas sobre una desaceleración.
Marzo anticipó el golpe
El IOAE, diseñado para anticipar el comportamiento del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) con cinco semanas de antelación, ya advertía que el primer trimestre del 2025 cerraría con bajo dinamismo. En marzo, las actividades secundarias —es decir, industria, manufactura y construcción— sufrieron una caída de 0.9%. Aunque en abril esa contracción se moderó a 0.1%, el comportamiento sigue siendo negativo.
Las terciarias también ceden
Las actividades terciarias —comercio, servicios y turismo— resistieron en marzo con un crecimiento modesto de 0.2%, pero también se vieron afectadas en abril, con una ligera caída de 0.1%. En términos agregados, el estancamiento de ambos sectores clave refuerza la percepción de fragilidad estructural en la economía nacional.
¿Por qué se frena la economía? La sombra de la política comercial
La economista Gabriela Siller, directora de Análisis Económico de Banco Base, apunta con claridad: la incertidumbre por la política comercial de Estados Unidos está impactando de forma directa. Las nuevas tensiones arancelarias —aún sin forma definitiva— están generando ruido en los mercados y, sobre todo, en la inversión.
“El Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre habría crecido solo 0.21%. No hay contracción, pero tampoco hay dinamismo”, señala Siller.
Esta incertidumbre paraliza decisiones clave de inversión, frena contrataciones y retrasa proyectos productivos, sobre todo en regiones del país con alta dependencia del comercio exterior, como el norte y el sureste industrializado.
Impactos regionales y locales: la señal también llega al Caribe Mexicano
Aunque los datos del IOAE son de alcance nacional, el comportamiento de sectores como el turismo —clave en regiones como el Caribe Mexicano— no puede pasar desapercibido. El freno de las actividades terciarias puede reflejarse en:
- Menor flujo turístico nacional
- Reducción en consumo local
- Contracción de servicios vinculados al sector hotelero
El turismo, motor económico de Quintana Roo, Yucatán y Campeche, podría resentir este ambiente económico si se prolonga el estancamiento.
¿Qué sigue para la economía mexicana?
Con un crecimiento prácticamente nulo en abril, el segundo trimestre inicia con el pie izquierdo. Si la tendencia se mantiene, se corre el riesgo de que el 2025 sea un año de bajo crecimiento, a pesar de la recuperación postpandemia.
Escenarios posibles:
- Moderado optimismo: si las tensiones arancelarias se resuelven y la inversión se reactiva, el crecimiento puede recuperarse en el segundo semestre.
- Riesgo latente: si la incertidumbre se prolonga o se agrava, la economía podría entrar en una fase de estancamiento técnico o incluso retroceso.
Señales tempranas de una desaceleración estructural
El estancamiento económico de abril no es un dato aislado, sino un síntoma de fondo. La economía mexicana no encuentra aún un motor sólido de crecimiento, mientras factores externos como la política comercial de Estados Unidos generan parálisis.
La señal es clara: el país necesita certidumbre, inversión y políticas económicas que activen sectores clave. En regiones como el sureste mexicano, donde la economía depende de industrias cíclicas como el turismo, esta desaceleración podría sentirse con fuerza.