
La economía mexicana atraviesa uno de sus momentos más complejos en los últimos años. El motor del país pierde fuerza, y aunque el sector servicios intenta sostenerla, BBVA advierte: el freno ya es evidente.
La desaceleración económica ya es un hecho
El informe Situación Regional Sectorial de BBVA México, presentado en mayo de 2025, lanza una advertencia contundente: la economía mexicana enfrenta un fuerte freno. No se trata de una predicción, sino de un diagnóstico basado en datos duros, donde la desaceleración del consumo y la baja en inversión pintan un panorama preocupante.
La caída en la generación de empleo formal ha reducido la capacidad de consumo de las familias mexicanas. Esto, sumado a un entorno de incertidumbre política, presiones fiscales y el riesgo de nuevos aranceles internacionales, está frenando proyectos de inversión clave para el desarrollo económico del país.
El sector servicios: único sostén del crecimiento
La resiliencia del mercado interno
Samuel Vázquez, economista principal de BBVA, sostiene que el mercado doméstico es la única oportunidad real para sostener la economía en 2025. El sector terciario —comercio, turismo, servicios profesionales, transporte— es el único que sigue mostrando señales de crecimiento.
Esto no es casual: en medio de restricciones fiscales, el consumo local y el turismo nacional e internacional hacia zonas como Quintana Roo y Baja California Sur están sosteniendo parte de la actividad económica.
¿Hasta cuándo resistirá?
Aunque los servicios aún crecen, su capacidad de compensar la caída de otros sectores tiene un límite. Si la desaceleración del empleo formal continúa, incluso este último bastión podría tambalearse. La economía mexicana necesita algo más que resistencia: requiere impulso, inversión y certidumbre.
Sectores en crisis: manufactura, agro y minería
Manufactura: el gigante debilitado
La manufactura, que representa el 20% del PIB, ya da señales claras de desaceleración. En un país donde la industrialización ha sido clave para el crecimiento de regiones como el Bajío o el norte, este dato anticipa un impacto regional desigual y profundo.
Minería y petróleo: caída sostenida
El sector minero también reporta bajas, en gran parte por la reducción en la plataforma petrolera. Esto afecta gravemente a estados como Campeche y Tabasco, tradicionalmente dependientes del petróleo, y ahora entre los más afectados por la contracción.
Agro: la sequía como freno estructural
En el sector agropecuario, el crecimiento es cada vez más difícil por la falta de agua. Las sequías prolongadas afectan rendimientos, productividad y exportaciones. A pesar de su importancia para la seguridad alimentaria, el campo mexicano enfrenta una crisis estructural que aún no tiene solución de fondo.
Impacto regional: el sureste bajo presión
De obras insignia a contracción económica
BBVA pone el foco en una realidad incómoda: varios estados del sureste, que crecieron artificialmente por la construcción de obras emblemáticas del sexenio pasado, ahora enfrentan una fuerte contracción. Al terminar esas obras, se esfumaron empleos, consumo e inversión.
Quintana Roo y Baja California Sur: excepciones al estancamiento
En contraste, Quintana Roo y Baja California Sur siguen creciendo, impulsados por el turismo y la inversión inmobiliaria. La Ciudad de México, gracias a su papel central en servicios y tecnología, también se mantiene en terreno positivo.
Un 2025 con señales rojas
El freno económico en México no es una posibilidad futura: es una realidad palpable en el presente. El país enfrenta una desaceleración multifactorial que ya se traduce en menor inversión, pérdida de empleos y reducción en el consumo. Si bien el sector servicios amortigua el impacto, su margen es limitado.
La advertencia de BBVA no debe tomarse a la ligera: 2025 será un año clave para repensar el modelo de crecimiento nacional, equilibrar las regiones y diversificar los motores económicos. El reto está en manos de los tomadores de decisiones.