Desde el Air Force One, el presidente Donald Trump confirmó el 15 de agosto de 2025 su plan para imponer aranceles a las importaciones de acero y semiconductores. Esta decisión marca una escalada en su política comercial, buscando forzar la manufactura nacional en Estados Unidos a través de una innovadora estrategia de aranceles diferenciados.
La nueva estrategia arancelaria de Trump
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que la implementación de nuevos aranceles a las importaciones de acero y semiconductres se realizará «la semana que viene y la siguiente». Estas declaraciones fueron emitidas a periodistas a bordo del Air Force One, mientras se dirigía a una reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Alaska.
El principio de tarifas diferenciadas
Según lo expresado por el propio Trump el 15 de agosto de 2025, la política arancelaria propuesta operará bajo un esquema de dos fases. Los aranceles serán «más bajos al principio» con el propósito de ofrecer a las empresas la oportunidad de «venir y construir» sus operaciones de fabricación nacional dentro de Estados Unidos. Posteriormente, «después de un cierto período de tiempo», estas tarifas aumentarán de forma «muy alta» y «brusca». Este patrón ya ha sido esbozado previamente por el mandatario para el sector farmacéutico, si bien no se han revelado cifras exactas para el acero y los chips en este anuncio. El presidente mostró confianza en que las empresas optarán por fabricar en Estados Unidos antes que enfrentar las inminentes y elevadas cargas arancelarias.
La mira en acero y semiconductores
Si bien el anuncio de Trump abarca tanto el acero como los chips de forma general, el mandatario ya había detallado la semana previa una medida específica para los semiconductores. En ese entonces, mencionó la imposición de un arancel del 100 por ciento a las importaciones de semiconductores. No obstante, se estableció una excepción clara: las empresas que se comprometieran a incrementar la fabricación de estos componentes en Estados Unidos quedarían exentas de dicha tarifa. No quedó claro de inmediato si esta medida del 100 por ciento representa la fase «muy alta» para los chips o si se avecina otra subida para los metales, más allá de la política generalizada.
Un historial de proteccionismo comercial
Esta nueva serie de aranceles se enmarca dentro de una política comercial que, bajo la administración Trump, ha «puesto patas arriba el comercio mundial». El enfoque ha sido la imposición de aranceles significativamente más altos a las exportaciones de casi todos los países hacia Estados Unidos, además de gravámenes sobre sectores específicos, como el del automóvil.
En febrero pasado, Trump elevó los aranceles sobre el acero y el aluminio a un 25 por ciento fijo. Posteriormente, en mayo, anunció que esta tasa se duplicaría hasta el 50 por ciento, con el objetivo explícito de impulsar a los fabricantes nacionales de metales.
Reacciones y el panorama económico global
Las políticas arancelarias de Estados Unidos han generado diversas reacciones y análisis en el ámbito económico global, planteando preguntas sobre sus implicaciones y la necesidad de ajustar estrategias comerciales.
Impacto en las importaciones y respuestas regionales
La imposición de aranceles ya ha tenido repercusiones. Según un jefe portuario, las importaciones de contenedores en Estados Unidos habrían «tocado pico» en julio debido a estas medidas. A nivel regional, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha urgido a sus miembros a «diversificar mercados e integrarse» ante el escenario de aranceles. La organización recomendó «renovar alianzas» y explorar activamente canales de comercio con países asiáticos y africanos como estrategia para mitigar los impactos. En contraste, el presidente de Brasil, Lula, ha descartado aplicar «reciprocidad arancelaria» a Estados Unidos, señalando un enfoque distinto en la respuesta regional.
Búsqueda de nuevas alianzas comerciales
El contexto de aranceles y la reconfiguración del comercio global también impulsan la búsqueda de nuevas oportunidades y alianzas. Un ejemplo es el diálogo en curso entre Brasil y Canadá para «revivir un acuerdo de libre comercio» con el Mercosur. Funcionarios canadienses tienen previsto visitar Brasilia a fines de agosto para avanzar en estas negociaciones, según Tatiana Prazeres, secretaria de Comercio Exterior del país sudamericano.