Desde Caracas, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, lanzó una enérgica acusación contra el senador Marco Rubio, a quien señaló como el «señor guerra» tras el despliegue de ocho buques de guerra y un submarino nuclear de Estados Unidos en el mar Caribe, con las costas venezolanas en la mira. Este movimiento bélico, el de mayor envergadura en décadas, ha provocado una tensa escalada regional.
La escalada militar en el Caribe y la reacción de Miraflores
El lunes 1 de septiembre de 2025, el Palacio de Miraflores convocó a una conferencia de prensa en Caracas, con la participación de periodistas residentes y un centenar de informadores internacionales vía Zoom. Frente a un despliegue sin precedentes de las fuerzas armadas estadounidenses, el presidente Nicolás Maduro apostó por enfilar sus críticas y acusaciones contra el jefe del Departamento de Estado, Marco Rubio.
Maduro lo tildó de “señor guerra” y lo acusó directamente de querer “manchar de sangre” las manos del presidente Donald Trump. Este despliegue bélico fue descrito por el mandatario venezolano como “una amenaza extravagante, injustificable, inmoral, absolutamente criminal y sangrienta”, concebida, según él, “por el nazi Marco Rubio, el verdadero jefe del gobierno de Estados Unidos”. Además, afirmó que esta acción ataca directamente el sistema multilateral.
Marco Rubio, el «señor guerra» señalado por Maduro
El líder venezolano responsabilizó a Rubio por la actual crisis, insinuando que sus acciones van más allá de su cargo oficial. “Se ha montado un bodrio contra Venezuela, contra un país entero, habiendo sido derrotadas todas las formas de guerra híbrida contra un país, han optado por el peor error: la «máxima presión» extravagante, inmoral y brutal, sólo comparable con la crisis de octubre de 1962 contra Cuba”, sostuvo Maduro.
Continuó aludiendo a los “señores imperialistas, nazis de nuestro tiempo, que lo primero que hacen es patear la Carta de las Naciones Unidas que prohíbe el uso y la amenaza de uso de la fuerza” contra los Estados miembros. En su discurso, Maduro enfatizó que “la mafia de Miami ha tomado el poder político de la Casa Blanca y del Departamento de Estado y han impuesto su visión mayamera extremista, ha miamizado su visión hacia América Latina y el Caribe”.
Al cargar las tintas contra el secretario de Estado, quien este martes viajaría a México para reunirse con la presidenta Claudia Sheinbaum y después a Ecuador para un encuentro con su mandatario, Daniel Noboa, Maduro advirtió a su homólogo estadounidense.
El llamamiento a Trump: ¿paz o legado de sangre?
Sorprendentemente, Maduro optó por colocar al jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, en una perspectiva más conciliadora. “No tengo animadversión con Trump. Él quiere la paz en el mundo. Si de veras quiere dejar eso como legado, nosotros (Venezuela) somos su único aliado”, afirmó. Añadió, dirigiéndose directamente al presidente estadounidense: “Él es un hombre inteligente. Sabrá qué hacer”.
En un mensaje personal, Maduro instó a Trump a “buscar la paz, no buscar un cambio de régimen en Venezuela. Esta vía está agotada”. Expresó su deseo de que los dos canales de comunicación diplomática que siguen abiertos entre Caracas y Washington, aunque “malogrados, maltrechos”, puedan mantenerse activos. “Si se recuperaran esos canales, bienvenidos”, señaló, mientras se preguntaba retóricamente: “¿Quién quiere volver a la diplomacia de las cañoneras? Eso no va con nosotros”.
Sin embargo, el presidente venezolano reiteró su advertencia a Trump: “Mr. President Trump, usted tiene que cuidarse, porque Marco Rubio quiere manchar sus manos de sangre suramericana, caribeña, venezolana. Y que su apellido, Trump, se manche por los siglos de los siglos, con una masacre contra el pueblo de Venezuela”.
Venezuela se prepara: «máxima presión» vs. «máxima preparación»
Frente a la que calificó como “máxima presión” impuesta por Estados Unidos, Maduro declaró que Venezuela ha entrado en “máxima preparación para la defensa”. Detalló las implicaciones de esta postura: “Si Venezuela fuera agredida pasaría lucha armada en defensa de territorio nacional. Declararíamos constitucionalmente a la república en armas”.
La declaración del líder venezolano no solo denuncia una amenaza, sino que también anticipa una respuesta contundente en caso de agresión. La tensión en el Caribe alcanza niveles que evocan comparaciones históricas, mientras la diplomacia parece pender de un hilo en medio de acusaciones y advertencias. ¿Podrán los canales de comunicación prevalecer sobre la escalada militar y las retóricas belicistas que dominan la agenda regional?