El despliegue de tres buques de guerra de Estados Unidos en el Caribe ha encendido las alertas de Caracas ante una posible intervención. Sin embargo, más allá de su presencia, lo que genera impacto es su equipamiento. Con un sistema operativo avanzado contra amenazas de aire, agua, tierra y subacuáticas, estos navíos poseen la capacidad de lanzar misiles y portar helicópteros de combate y vigilancia.
Tensión en el Caribe: El objetivo de la misión estadounidense
Venezuela transita horas de inquietud mientras Estados Unidos asienta buques militares en el Caribe con el fin, según asegura Washington, de terminar con el narcotráfico que surge del país suramericano. Pese a que el presidente Nicolás Maduro ya autorizó la movilización de miles de uniformados para “defender la soberanía”, la distancia entre sus capacidades y las de los barcos de la Armada estadounidense parece muy amplia.
Para esta operación, desde el territorio norteamericano decidieron emplear a tres destructores que poseen entre sus funciones lanzar misiles guiados: el USS Sampson, el USS Gravely y el USS Jason Dunham. Estos tres navíos son de la clase Arleigh Burke, la línea central de la flota de superficie de la Marina estadounidense. Además, el trío de buques coincide en que utilizan el sistema de combate Aegis, que combina un radar de última generación, potencial informático y tecnologías de misiles que habilitan detectar y reducir amenazas múltiples simultáneas.
En total, cerca de 4.000 infantes de marina estarán incluidos en la misión, la gran mayoría a bordo de los destructores. Otros, ocupados de pilotear los helicópteros y aviones de reconocimiento P-8 Poseidón, algunos de estos, alojados en los barcos. La estrategia subraya la importancia de este despliegue de buques de guerra de EE. UU. cerca de Venezuela.
El arsenal de Washington: Un análisis de cada destructor
Más allá de los destructores, Estados Unidos también desplegó –según una fuente reconocida a la agencia Reuters– un submarino con capacidades nucleares no especificado, lo que añade otra capa de poderío a la misión. Los destructores están facultados para combatir enemigos que estén desde el aire, la tierra, el mar o debajo del agua de forma simultánea.
El USS Sampson: Una referencia en capacidad múltiple
El USS Sampson fue uno de los primeros en contar con hangares para helicópteros. Con un sistema de lanzamiento vertical de 96 celdas, este buque es una referencia dentro de las filas estadounidenses. En su historial tiene participaciones en ejercicios multinacionales, como RIMPAC (considerado el más grande del mundo, el cual se desarrolla cada dos años alrededor de Hawaii), operaciones en el Pacífico y otras de ayuda humanitaria.
Dentro de la diversidad de proyectiles con los que puede cargarse están incluidos:
- Misiles de crucero Tomahawk, útiles para ataques a tierra de largo alcance.
- Misiles ASROC, especiales para objetivos submarinos.
- Misiles tradicionales para defensa aérea y antimisiles.
- Armamento de disparo de cubierta, como ametralladoras.
Los helicópteros que carga son MH-0R Seahawk, los cuales poseen un sonar, torpedos y sensores para detectar objetivos submarinos.
USS Gravely: Versatilidad multidominio
El USS Gravely también tiene los sistemas Aegis más actualizados, y capacidad para ejecutar misiles Tomahawk de ataque a tierra. Además, porta helicópteros Seahawk, útiles por su vigilancia, su función antisubmarinos y de ataque. Este destructor combina sensores de largo alcance, defensa antimisiles y versatilidad multidominio. Fue utilizado mayormente en operaciones dentro del mar Mediterráneo y el Atlántico Norte, y fue desplegado en apoyo a movilizaciones de la OTAN.
USS Jason Dunham: La vanguardia en el mar
El USS Dunham es uno de los destructores de guerra más nuevos que tiene la Marina de Estados Unidos. Propulsado con cuatro turbinas de gas que le permiten tener velocidades superiores a los 30 nudos, tiene facultades para moverse ágilmente en aguas peligrosas. En cuanto a su sistema de combate, también opera con el Aegis como núcleo y posee 96 celdas para misiles.
Sin embargo, a diferencia de sus barcos hermanos, el USS Dunham tiene un sistema de guerra electrónica, con defensas antimisiles por etapas y un sonar propio, lo que lo habilita a ser parte de un grupo de ataque mayor. De los tres destructores, es el que parece más familiarizado con el tipo de misión que desarrollaría en el Caribe, con antecedentes en despliegues en Medio Oriente con operaciones antiterroristas y de seguridad marítima.
Implicaciones regionales y la respuesta diplomática
La presencia de tal poderío militar cerca de las costas venezolanas ha provocado una clara reacción regional. Países como México, Cuba y Colombia han rechazado el despliegue militar de EE. UU. cerca a Venezuela, haciendo un llamado a “no al intervencionismo”. Por su parte, Venezuela ha denunciado «amenazas» para la región ante esta movilización de buques. La acción, que se asocia con el liderazgo de Donald Trump, plantea la interrogante sobre el verdadero objetivo de este despliegue y cómo responderá finalmente el presidente Nicolás Maduro a esta significativa demostración de fuerza.