El pueblo mágico de Tequisquiapan, Querétaro, enfrentó el 7 de septiembre de 2025 una severa inundación tras el desborde de la presa El Centenario, que operó al 112.8 por ciento de su capacidad. Este suceso, que afectó el centro histórico y sus arterias principales, reactiva el debate sobre la gestión hídrica y la resiliencia urbana ante eventos climáticos extremos.
Impacto inmediato en el corazón del pueblo mágico
El desbordamiento de la presa El Centenario obligó a verter grandes cantidades de agua al río San Juan, lo que resultó en la anegación de varias zonas del Pueblo Mágico. La colonia centro de la cabecera municipal fue una de las más afectadas, con calles como Fray Junípero Serra, Guillermo Prieto y Ezequiel Montes sumergidas. Además, otras cuatro arterias en la colonia La Magdalena también resultaron perjudicadas.
Según testimonios de voluntarios, como don José, quien colaboró en la colocación de un vado de tierra y costales rellenos de arena en la calle Heroico Colegio Militar, el nivel del líquido alcanzó entre 70 y 80 centímetros de altura en esa zona, la cual sirve de acceso vehicular a Tequisquiapan. Vecinos de las vialidades afectadas intentaron caminar con bolsas negras de polietileno en los pies, pero el esfuerzo fue en vano, ya que el agua residual terminó por llenarlas.
Un recorrido por la zona constató que el parque Las Pilas, ubicado en las inmediaciones de las vialidades más deterioradas, quedó totalmente anegado.
Esfuerzos de contención y afectaciones específicas
Desde las primeras horas, voluntarios y personal de Protección Civil se movilizaron para colocar sacos de arena en las entradas de los inmuebles, incluyendo viviendas, restaurantes, hoteles, tiendas y otros negocios, así como en el Mercado de Artesanías. Estas acciones se implementaron en previsión de que la inundación pudiera extenderse y causar mayores daños.
La situación más crítica se observó en Paseo del Jazmín, una calle situada a unos 100 metros de la cortina de la presa El Centenario. Una casa humilde en esta arteria quedó completamente sumergida, mientras desde el lugar se podía apreciar cómo la presa se desbordaba con la magnitud de una gran catarata, impactando el cauce del río San Juan y formando una fuerte corriente de agua espumosa que se desbordaba en varios tramos. Por la tarde, la circulación vehicular y peatonal por Paseo del Jazmín fue suspendida ante el riesgo de que la acumulación de agua la hiciera intransitable.
Educación y respuesta oficial ante la contingencia
La Unidad de Servicios para la Educación Básica en el estado de Querétaro (USEBEQ) informó la suspensión de clases presenciales en la primaria Rafael Zamorano y el preescolar Estefanía Castañeda, ambos ubicados en la región anegada, para salvaguardar la seguridad de los estudiantes y el personal educativo.
A pesar de la gravedad de la situación, al cierre de esta edición las autoridades municipales no habían emitido un informe oficial sobre el número de familias desalojadas entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, ni tampoco sobre la cantidad de inmuebles dañados por el desbordamiento.
El alcalde Héctor Magaña Rentería, acompañado de Eric Gudiño, secretario de Gobierno del estado de Querétaro, y en coordinación con personal de la Secretaría de la Defensa Nacional, Protección Civil, Seguridad Pública, Cruz Roja y bomberos, visitó las zonas afectadas en lancha para valorar el riesgo de una nueva inundación.
Una crisis con antecedentes: comparativa con 2021
Pese a los inconvenientes y el considerable nivel de agua, algunos lugareños aseguraron que la inundación del 7 de septiembre de 2025 no fue tan severa como la ocurrida en 2021. En aquella ocasión, el nivel del fluido alcanzó un metro y medio de altura y abarcó una extensión mayor de calles en el centro histórico de la demarcación, dejando una huella de destrucción aún recordada por la comunidad. La recurrencia de estos eventos plantea la necesidad de una revisión exhaustiva de las políticas de gestión de riesgos y la infraestructura hidráulica de la región.