
México sin cifra real de desaparecidos: la crisis detrás del conteo oficial
“No se vale esconder cifras, pero tampoco aumentarlas”. La frase de Rosa Icela Rodríguez resume el dilema que enfrenta el país: una crisis de desapariciones sin datos certeros. México no sabe cuántos desaparecidos tiene y el sistema para contarlos está roto.
Una verdad incómoda: no hay un padrón confiable de desaparecidos
La Secretaría de Gobernación, a cargo de Rosa Icela Rodríguez Velázquez, reconoció públicamente que no existe una cifra real sobre las personas desaparecidas en México. Esta afirmación reavivó una de las heridas más profundas del país y puso en evidencia la desconfianza entre las víctimas, los colectivos y las instituciones.
La falta de datos fiables no es un tema técnico: es una herida abierta en la vida pública mexicana. Gobernación inició una serie de reuniones con colectivos de buscadores, como parte de un intento por reconstruir desde abajo un sistema nacional de búsqueda.
Tan solo este lunes, Rodríguez Velázquez se reuniría con 26 colectivos de Jalisco, en una dinámica que se repetirá con otros grupos del país.
Hacia un nuevo sistema de búsqueda
Rodríguez Velázquez anunció que las reformas legislativas impulsadas por la presidenta Claudia Sheinbaum para modificar la Ley General en materia de desaparición forzada se mantendrán en pausa. El objetivo es primero escuchar a los colectivos, sistematizar sus propuestas y, a partir de ahí, rediseñar el marco normativo.
“Tenemos por obligación estar en las mesas, estar escuchando”, dijo la funcionaria.
La meta es ambiciosa: construir un registro nacional único, con un banco de datos homologado, y establecer un sistema de identificación aplicable en todo el país. Actualmente, las 66 entidades responsables de búsqueda no coordinan entre sí, lo que genera registros inflados, duplicados o sin seguimiento.
¿Por qué no hay cifras reales?
Gobernación identificó varios factores detrás de la falta de cifras confiables:
- Muchos gobiernos estatales no reportan datos completos, ni están obligados a hacerlo.
- Algunas familias no denuncian por desconfianza en las autoridades.
- Muchos registros no se actualizan cuando la persona aparece.
- La información no se sistematiza ni se comparte entre instancias.
El resultado: todos los días crecen las cifras de desaparecidos, pero no las carpetas de investigación.
Entre el dolor de las víctimas y la respuesta institucional
Rodríguez Velázquez subrayó que negar los hechos “desautoriza a las víctimas”. Reconoció que es necesario actuar con empatía y sin especulaciones. “Dejaría de ser madre si no sintiera este dolor”, expresó con contundencia.
También rechazó que el gobierno federal incurra en desaparición forzada de manera sistemática, como denunció el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU. Según la funcionaria, el país no ha sido notificado formalmente de ninguna investigación, aunque los señalamientos ya circulan internacionalmente.
¿Y ahora qué sigue? La presión sobre el Estado mexicano
La actual administración enfrenta un reto mayor: asumir con seriedad una crisis que se ha vuelto estructural. La creación de un padrón verídico, con sustento legal y datos abiertos, es apenas el inicio.
Los colectivos exigen más que cifras: piden verdad, justicia y una política pública que los ponga al centro. Mientras no haya un sistema confiable, cada número seguirá siendo una sospecha, no una certeza.