
Redacción/CARIBE PENINSULAR
CHETUMAL.- El queso de bola, un ingrediente destacado en la gastronomía peninsular, ha experimentado en los últimos meses un aumento desmesurado en su precio, atribuible a la estrategia de un monopolio que controla su distribución en la Península de Yucatán.
John Estefano Baroudi, único distribuidor regional del queso de bola tipo Edam de la marca Gallo Azul, ha sido señalado por comerciantes y vendedores, quienes afirman que la escasez artificial es utilizada para inflar los costos y maximizar las ganancias.
Este incremento de precios ha afectado directamente a las familias que dependen de la venta de este producto, especialmente en la elaboración de platillos tradicionales como las marquesitas, el queso relleno y las empanadas.
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Y es que para la mayoría de los que compran queso de bola como materia prima es inaudito el desabasto porque esto no ha ocurrido desde que este tipo de queso se usa en diversas recetas de la gastronomía peninsular.
En Mérida, el precio del queso de bola ha alcanzado los 500 pesos, mientras que en el interior del estado, así como en Quintana Roo y Campeche, el precio se ha elevado a más de 600 y hasta 700 pesos, respectivamente.
Según testimonios de vendedores locales, Baroudi emplea tácticas comerciales que limitan la disponibilidad del producto. “Si el cliente se muestra decidido a llevar solo el queso, a menudo le dicen que no hay. Sin embargo, si opta por comprar otros productos, como tulip, entonces aparece el queso de bola”, explicó uno de los informantes que prefirió mantenerse en el anonimato.
En Chetumal, largas filas se han formado con la esperanza de adquirir una o más unidades, debido a la escasez del producto, cuyo precio, por supuesto, también se ha disparado. Aunque se desconoce si esta situación responde a un abuso sistemático o a dificultades con el proveedor exclusivo —un productor holandés—, lo cierto es que el aumento de precios ha obligado a muchos establecimientos a elevar sus tarifas, afectando a consumidores y pequeños comercios que dependen de este ingrediente.
Esta situación no solo ha generado preocupación por el presunto monopolio en la distribución del queso de bola, sino que también pone en riesgo el sustento de cientos de familias en la Península de Yucatán que dependen directamente de su venta para sobrevivir.