
“Mi hija murió esperando un medicamento que nunca llegó”. Así lo relata, entre lágrimas, Mariana, madre de una niña con leucemia en Durango. No es un caso aislado. El desabasto de medicamentos en México, especialmente en padecimientos graves como el cáncer, no solo es un fallo logístico: es una tragedia humana cotidiana, anclada en la corrupción, la negligencia y una cadena de decisiones erróneas desde el más alto nivel del gobierno.
La escasez como síntoma: un país sin medicina ni sanciones
Un problema que se repite con otros rostros
A pesar de los múltiples cambios estructurales, el desabasto de medicamentos en México continúa afectando a millones. En Durango, por ejemplo, el secretario de Salud estatal, Moisés Nájera Torres, reconoció públicamente que la cobertura de medicamentos en hospitales clave apenas alcanza el 70%. En algunos centros, como el Estatal de Cancerología, el déficit llega al 30%. En otros, como los Centros de Salud 1 y 2, hasta el 60%.
Esto no es una excepción. Es una constante.
El problema se agrava con la narrativa oficial: “Estamos comprando”, dijo Nájera, como si la mera intención corrigiera la ausencia de fármacos en la farmacia pública. Pero detrás de ese 30% de medicamentos faltantes hay pacientes en dolor, operaciones suspendidas, tratamientos inconclusos, vidas en pausa… o en riesgo.
Corrupción en la compra de medicinas: un ciclo que no se rompe
Del PAN a la 4T: diferentes gobiernos, mismas prácticas
Desde los sexenios del PAN hasta la actual administración de la Cuarta Transformación, el sistema de compra de medicamentos ha sido campo fértil para el abuso. Empresas fantasma, sobrecostos, favoritismos, licitaciones amañadas y ahora colusiones entre funcionarios, gestores y proveedores han sido señalados sin que haya una transformación real en el fondo.
La presidenta Claudia Sheinbaum admitió recientemente en conferencia matutina que ya se investiga el primer caso de colusión en su mandato, relacionado con la adquisición de 174 claves de medicamentos a un sobreprecio de 13 mil millones de pesos. El proceso fue detenido, pero no ha habido responsables sancionados.
En el centro del escándalo figura Iván de Jesús Olmos Cansino, exauditor en la Ciudad de México y actual director de Birmex, el organismo encargado de centralizar las compras. Su vínculo cercano con la mandataria ha levantado suspicacias. ¿Será este otro caso que quede en la impunidad?
¿Y las instituciones?: del INSABI a Birmex, un fracaso en cadena
Modelos que prometieron eficiencia… y entregaron desabasto
Desde 2018, México ha probado al menos cinco esquemas distintos para la compra de medicamentos:
- Secretaría de Hacienda (SHCP)
- Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI)
- Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS)
- Organización Panamericana de la Salud (OPS)
- Birmex, el brazo más reciente del “Segundo Piso” de la 4T
El objetivo común de todos: centralizar y “limpiar” el sistema. El resultado: caos, retrasos y desabasto generalizado.
En el mejor de los casos, los medicamentos llegan tarde. En el peor, nunca llegan.
Historias desde el territorio: la espera que enferma más
Casos en el sureste mexicano
En el Hospital General de Cancún, personal médico reporta que los tratamientos oncológicos para menores se han retrasado hasta tres semanas por falta de medicamentos clave como vincristina y metotrexato. En Chetumal, pacientes renales llevan dos meses sin acceso a eritropoyetina, esencial para quienes reciben hemodiálisis.
Marisol, paciente de cáncer de mama, ha tenido que comprar sus quimioterapias en farmacias privadas. “Cada ciclo me cuesta 15 mil pesos. ¿Y si no tengo? ¿Me muero?”, dice. Ella es parte de un grupo en redes que organiza colectas semanales para pacientes del IMSS y el ISSSTE en Quintana Roo.
La impunidad como constante: funcionarios señalados sin castigo
Pedro Zenteno y Jens Lohmann: figuras de confianza, resultados cuestionables
Dos personajes clave en el fracaso del sistema han sido Pedro Zenteno, exdirector de Birmex y del ISSSTE, y Jens Pedro Lohmann, general retirado a cargo de la distribución de insumos médicos.
Ambos hombres de confianza del expresidente Andrés Manuel López Obrador acumulan denuncias por malos manejos. En el caso de Zenteno, los desfalcos superan los 4 mil millones de pesos entre ambas dependencias. Sin embargo, no hay investigaciones penales abiertas, ni recuperaciones de recursos, ni mucho menos inhabilitaciones.
El costo humano del desabasto: un daño irreversible
Cifras que no aparecen en los informes oficiales
El Centro de Análisis y Evaluación de la Salud Pública estima que entre 2019 y 2023, al menos 30 mil personas fallecieron por falta de acceso oportuno a medicamentos. Muchas de estas muertes no fueron por enfermedades terminales, sino por condiciones tratables como infecciones, hipertensión o complicaciones diabéticas.
Estas cifras son invisibles en los informes del gobierno federal. No hay un conteo oficial, ni una estrategia clara para reparar el daño. Ni siquiera una disculpa.
El sistema como negocio: entre gestores, empresas y política
Medicinas como botín
Exfuncionarios, gestores y empresas proveedoras conforman una red informal pero poderosa que ha lucrado durante años con la venta de insumos al Estado. La “cuota” por contratos ha sido una constante, con proveedores inflando precios o incumpliendo entregas sin consecuencias.
En el nuevo modelo, incluso con los militares involucrados, la corrupción no ha desaparecido. Solo cambió de manos.
¿Quién responde?: exigencias y propuestas desde la sociedad civil
¿Dónde están las sanciones?
Colectivos como Nosotrxs, Justicia Justa y el Frente Nacional por la Salud exigen que:
- Se tipifique el desabasto como crimen de Estado cuando implique pérdida de vidas.
- Se cree un sistema nacional de trazabilidad de medicamentos públicos.
- Se transparente cada licitación y contrato mediante un portal público verificable.
- Se generen sanciones administrativas y penales automáticas para responsables de compras fallidas.
Hasta ahora, ninguna de estas propuestas ha sido retomada por el Congreso ni por el Ejecutivo.
Cuando la salud se vuelve rehén del sistema
La falta de medicinas no es solo un problema de gestión: es una tragedia prolongada que mata de forma silenciosa, pero sistemática. Mientras el discurso gira en torno a la corrupción del pasado o las promesas de eficiencia del presente, la realidad en hospitales y centros de salud contradice cualquier narrativa optimista.
El gobierno que prometió una transformación profunda en el sistema de salud ha fallado. Y el costo lo pagan los más vulnerables.
México necesita una respuesta institucional seria, no solo nuevos actores en un mismo guion. Porque mientras no se rompa el ciclo de impunidad y corrupción, el desabasto seguirá siendo una herida abierta en el cuerpo de la nación.