
De regreso a casa… pero esposado
El retorno de Tomás Yarrington a México no fue voluntario ni triunfal. Deportado por Estados Unidos y escoltado por Interpol, el exgobernador de Tamaulipas enfrenta ahora una nueva etapa de rendición de cuentas en territorio nacional. Su destino inmediato: El Altiplano.
Un regreso con cuentas pendientes
Deportación y traslado al Altiplano
La mañana del miércoles, el gobierno de Estados Unidos deportó a Tomás Jesús Yarrington Ruvalcaba, quien fue gobernador de Tamaulipas entre 1999 y 2004. La entrega se realizó en el cruce fronterizo Tijuana-San Isidro, donde elementos de Interpol México, dependientes de la Fiscalía General de la República (FGR), le ejecutaron dos órdenes de aprehensión.
El político priista fue trasladado de inmediato al Centro Federal de Readaptación Social no. 1, conocido como El Altiplano, una de las prisiones de máxima seguridad del país.
Delitos que lo persiguen
Yarrington enfrenta acusaciones por dos delitos graves:
- Delitos contra la salud, por presuntos vínculos con el Cártel del Golfo y Los Zetas.
- Operaciones con recursos de procedencia ilícita, relacionados con sobornos millonarios y lavado de dinero.
La gravedad de los cargos justifica su internamiento en un penal de alta seguridad, y marca un nuevo capítulo en la larga historia de corrupción y crimen organizado que ha permeado la política de Tamaulipas.
El largo camino judicial de Yarrington
Detención en Europa y juicio en EE. UU.
En abril de 2017, Yarrington fue detenido en Florencia, Italia. Tras un proceso de extradición, fue enviado a Estados Unidos en 2018, donde enfrentó cargos federales. En marzo de 2021, se declaró culpable de conspiración para lavado de dinero y de aceptar sobornos por más de 3.5 millones de dólares.
Los fondos ilícitos fueron utilizados para adquirir propiedades en Texas y otros estados, en una red de corrupción que expuso complicidades tanto en México como en el extranjero.
Liberación anticipada y deportación
Aunque había sido condenado a nueve años de prisión, su liberación se adelantó y fue puesto en libertad el 3 de julio de 2024. La justicia estadounidense optó por su deportación inmediata, dejando en manos del Estado mexicano la responsabilidad de continuar el proceso penal.
Tamaulipas, epicentro de poder y crimen
La figura de Tomás Yarrington simboliza una etapa oscura para Tamaulipas, donde la frontera entre el poder político y el crimen organizado se volvió difusa. Su caso es uno de los más representativos de cómo operó la narcopolítica en el noreste del país durante las décadas recientes.
El regreso del exgobernador no solo reabre heridas institucionales, sino que también plantea interrogantes clave sobre la voluntad del Estado para desarticular redes de corrupción que aún persisten.
¿Qué sigue para Yarrington y para México?
Con su ingreso a El Altiplano, se abre un nuevo expediente judicial en México. El seguimiento mediático será intenso y la presión pública alta. Lo relevante será observar si el proceso avanza con independencia o si se diluye entre tecnicismos judiciales.
Más allá del castigo individual, este caso podría sentar precedentes en la lucha contra la impunidad política.