Agencias
PLAYA DEL CARMEN.- Días después de haber sido agredido por presuntos escoltas del presidente municipal de Tulum, Diego Castañón Trejo, el señor Marcos Antonio López, presidente de la Asociación de Vecinos Unidos, presentó formalmente su denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE) y responsabilizó públicamente al edil y a sus guardias por las amenazas recibidas.
“Fui golpeado, amenazado y obligado a borrar los videos que mostraban el ataque. Estas personas están identificadas como escoltas del presidente municipal de Tulum”, declaró.
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El afectado reiteró que su esposa también fue jaloneada y amenazada cuando intentó grabar los hechos, mientras que agentes de Seguridad Pública Municipal que acudieron al lugar no intervinieron para detener la agresión; incluso le sugirieron que borrara las imágenes “para evitarse problemas”.
Marcos Antonio López responsabilizó directamente a Diego Castañón y a su equipo de seguridad por cualquier daño que pueda sufrir él o su familia.
“Me amenazaron con un plomazo si denunciaba o difundía los videos. Hago responsable al presidente y a sus escoltas de lo que pueda pasarme”, expresó.
«Me dijeron: ‘Bórralo para que no tengas consecuencia o no te vaya a ir mal, porque así terminan muchos que se creen muy luchadores sociales, con un plomazo en la cabeza’”, agregó.

El entrevistado comentó que personas armadas y con cargo público actúen “con abuso y prepotencia” fuera de su jurisdicción, y pidió a la presidenta municipal de Solidaridad, Estefanía Mercado, y al director de Seguridad Pública, Carlos Montesinos, que investiguen el proceder de los elementos que acudieron al sitio.
El incidente ocurrió el lunes 1 de noviembre sobre el bulevar Playa del Carmen, a la altura de la plaza Centro Maya, cuando Marcos Antonio López reclamó a los ocupantes de una camioneta de lujo por cortarle la circulación dos veces a exceso de velocidad bajo la lluvia.
Según su versión, de inmediato descendieron varios hombres armados, quienes lo golpearon, lo ahorcaron y amenazaron a él y a su esposa con armas de fuego, obligándolos a borrar las grabaciones de sus teléfonos.
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