Debemos encontrar los restos de Cecilio Chi. Es deber moral de nuestra generación

Jorge González Durán

Este miércoles 30 de julio se conmemora el 178 aniversario del inicio de la guerra de los mayas por su liberación. Los principales caudillos de esa gesta fueron Cecilio Chi y Jacinto Pat.

Cecilio Chi fue asesinado en Chanchén en 13 de diciembre de 1848. El historiador yucateco Eligio Ancona señala que su cadáver fue trasladado a Tepich, su lugar de origen, para recibir sepultura. Sin embargo, una carta del general Eulogio Rosado consigna que el cadáver del caudillo indígena fue posteriormente llevado a Mérida.

En la carta fechada el ocho de marzo de 1851, desde Tepich, y dirigida al cura José Canuto Vela, el general del ejército yucateco, José Eulogio Rosado le dice:

“En la mañana de hoy, llegué a este desolado pueblo de regreso del famoso Nohyaxché y otros cantones avanzados, y, como tenía proyectado recoger los restos del memorable cabecilla Cecilio Chi, procedí desde luego a la exhumación de ellos, y bien acondicionados en un cajoncito se los remito a don Juan de la Cruz Gómez, quien sale de este punto para esa capital el día de mañana. V. hará de este hallazgo el uso que crea conveniente. Así como debe eternizarse la memoria de los genios extraordinarios, así me parece también que debemos perpetuar la de los famosos asesinos y sanguinarios como lo fue el difunto Chi, para execrar sus nombres y compadecer sus pobres almas. El sepulcro de este tenía dos varas de profundidad: se conservan sus alpargatas y se conoce que su cadáver fue amortajado de damasco encarnado u otro lienzo igual… “No tengo tiempo para más. Saludo cordialmente a nuestro respetable y querido Diocesano, así como al Sr. Barbachano, y reciba un abrazo de este su más afectuoso amigo que lo ama YSMB (y su mano besa).”

Hasta aquí la interesante y reveladora carta de Eulogio Rosado al cura José Canuto Vela, que demuestra que, en realidad, los restos de Cecilio fueron desenterrados y llevados a Mérida. Su actual paradero se desconoce. La relevancia histórica de Cecilio Chi, como defensor de los derechos indígenas es una llama inmarcesible.

El rescate de su cadáver revistió carácter estratégico para el gobierno yucateco, para impedir que su tumba se convirtiera en lugar de peregrinación y adoración de los mayas insurrectos. Es por ello que un militar de la relevancia de Eulogio Rosado tuvo la encomienda de ir a Tepich a desenterrar sus restos y enviarlos a un lugar hasta ahora desconocido de la capital yucateca.

En el antiguo cementerio de Tepich, contiguo a la iglesia, hay una placa que consigna que allí está la tumba de Cecilio Chi; sí, pero sus restos fueron sustraídos por el ejército yucateco el 8 de marzo 1851. Quizá se puedan encontrar.

Compartir

Anuncio

Las noticias al momento