La declaratoria de culpabilidad de Ismael «El Mayo» Zambada García en Nueva York fue calificada por las autoridades estadounidenses como un triunfo histórico. Sin embargo, la conferencia de prensa reveló una compleja narrativa política y el reafirmado compromiso de Estados Unidos contra el «narcoterrorismo».
La contundente victoria de Estados Unidos contra el narcotráfico
Ismael «El Mayo» Zambada se declara culpable en Nueva York
El 25 de agosto de 2025, la fiscal general de Estados Unidos, Pamela Bondi, y el jefe de la Administración de Control de Drogas (DEA), Terrance Cole, anunciaron la declaración de culpabilidad de Ismael «El Mayo» Zambada García. Este hecho fue catalogado como un triunfo sin precedente, el posible fin del cártel de Sinaloa y una prueba irrefutable de que «nadie está fuera del alcance de la justicia estadunidense». La conferencia tuvo lugar en las oficinas de la fiscalía federal en Brooklyn, a una cuadra del tribunal donde, poco antes, Zambada García aceptó un acuerdo con las autoridades estadounidenses y se declaró culpable de dos cargos criminales de narcotráfico.
Junto a Bondi y Cole, se presentaron altos oficiales de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), el Departamento de Seguridad Interna y fiscales de varios estados, acompañados por decenas de agentes de la DEA, con el objetivo de elevar el perfil del caso de «El Mayo» a un evento de importancia nacional.
La retórica de una «guerra» contra los «narcoterroristas»
La fiscal general Bondi afirmó que la culpabilidad de Zambada García fue una «victoria crucial de la lucha del presidente Trump para eliminar completamente a las organizaciones terroristas extranjeras y proteger a los ciudadanos estadunidenses de las drogas letales y la violencia». Subrayó que «este terrorista extranjero cometió crímenes horrendos contra el pueblo estadunidense; ahora pagará por esos ilícitos al pasar el resto de su vida tras las rejas en una prisión estadunidense». Bondi añadió que «morirá en una prisión federal estadunidense adonde pertenece», y que esta declaración de culpabilidad representa un paso más cerca de lograr el objetivo de eliminar a los cárteles de droga y las organizaciones criminales trasnacionales que, según ella, «están inundando a nuestro país con drogas, tráfico humano y homicidios».
Bondi enfatizó que «estamos desmantelando a estos narcoterroristas y eso es exactamente lo que son». Recordó que «El Mayo» Zambada, junto con su socio «El Chapo», fueron cofundadores del cártel de Sinaloa, y que «asesinaron a múltiples gentes e inundaron a nuestro país con drogas», proclamando que «su reino de terror ha terminado». Acusó a «El Mayo» y sus socios de traficar primero cocaína, después heroína y ahora fentanilo. «Compraron los químicos precursores de fentanilo de China. Hicieron la droga en México e inundaron a nuestras comunidades, matando a nuestros niños», afirmó. Destacó el uso de la violencia extrema y acusó que «operaron con impunidad en los niveles más altos del mundo del narcotráfico mexicano pagando sobornos a oficiales del gobierno».
Bondi empleó repetidamente el término «narcoterrorista» para referirse a los delincuentes extranjeros, un nuevo vocabulario del gobierno de Trump que, según se infiere, justifica el uso de recursos militares, incluyendo acciones unilaterales, al calificar a capos y sus organizaciones como «terroristas» que amenazan la seguridad nacional de Estados Unidos. La fiscal general destacó que su Departamento de Justicia ya ha acusado a líderes del cártel de Sinaloa, pues «son narcoterroristas internacionales que invaden nuestro país, amenazan la soberanía de nuestras fronteras y destruyen nuestras comunidades».
Omisiones, elogios políticos y la cooperación binacional
El liderazgo atribuido a Trump frente a la realidad judicial
Un detalle que no pasó desapercibido fue la insistencia de Bondi en atribuir el fin de la impunidad de «El Mayo» al «liderazgo del presidente Trump». Sin embargo, es un hecho que Zambada «no fue entregado a un gobierno estadunidense encabezado por Trump, sino fue encarcelado y se inició su proceso judicial en julio de 2024 bajo la presidencia de Joe Biden». A pesar de esto, Bondi también resaltó como logro extraordinario de Trump que México ha expulsado a más de 50 líderes de cárteles, lo que consideró «números históricos que aseguran que estos criminales enfrenten la justicia en tierra estadunidense». Concluyó su intervención afirmando que «no hemos terminado. Bajo la dirección del presidente Trump, continuaremos luchando hasta que cada uno de los jefes de cárteles esté encarcelado en tierra estadunidense y en prisiones de este país pasen el resto de sus vidas».
La ambigua cooperación con México
A pesar de las referencias a operaciones internacionales en la lucha contra el narcotráfico, tanto Bondi como Cole omitieron reconocer o agradecer la cooperación bilateral con México en sus comentarios preparados iniciales. El administrador de la DEA, Terrance Cole, proclamó: «hoy comprobamos que nadie está fuera de nuestro alcance», señalando que, al igual que «El Mayo», «la justicia estadunidense» ha capturado a «El Chapo», Genaro García Luna y Rafael Caro Quintero, entre otros. Cole afirmó que todo esto se logró con la cooperación a nivel global, y que la DEA no es solo estadounidense, sino «el socio más confiable del mundo en la lucha contra los cárteles en drogas sintéticas».
La situación cambió para concluir el evento de prensa, cuando se aceptaron tres preguntas. Una de ellas, formulada por el reportero Jesús García, de La Opinión, consultó a Bondi acerca de la solicitud de la presidenta Claudia Sheinbaum para que se informe a México sobre cómo llegó «El Mayo» a manos de las autoridades estadounidenses. En respuesta, y por primera vez en la sesión, la fiscal general agradeció a las autoridades mexicanas «por su ayuda llevando a todos estos líderes de cárteles ante la justicia», aunque agregó que no comentaría sobre los detalles de cualquier investigación en curso.
La declaración de culpabilidad de Ismael «El Mayo» Zambada marca un hito en la lucha contra el crimen organizado transnacional. No obstante, la narrativa oficial estadounidense subraya la persistencia de tensiones políticas internas y diplomáticas, cuestionando la transparencia y la equidad en el reconocimiento de la colaboración internacional, ¿es esta una verdadera victoria compartida o una oportunidad para la reafirmación unilateral de poder?
