Miles de sinaloenses se volcaron a las calles de Culiacán en una histórica manifestación por la paz. La protesta, a un año del estallido de la guerra interna en el cártel de Sinaloa, es un grito de hartazgo ante la persistente violencia y la ineficacia de las autoridades para contenerla.
Un año de violencia sin tregua: El origen del hartazgo
A dos días de que se cumpla un año del estallido de la guerra interna en el cártel de Sinaloa, la entidad se mantiene sumida en una ola de violencia que las autoridades no han logrado contener, a pesar del despliegue de unos 10 mil efectivos de seguridad federales y estatales. Este conflicto, originado tras la detención del capo Ismael El Mayo Zambada en Estados Unidos, ha enfrentado a las facciones de Los Chapitos y Los Mayitos.
Cifras que dibujan la devastación
La Coordinación General del Consejo Estatal de Seguridad ha documentado un panorama desolador. En este año de conflicto, se han registrado mil 709 asesinatos, entre los que se cuentan 64 menores, víctimas colaterales o directas de los ataques. Además, 48 policías municipales y estatales, así como un agente federal, han perdido la vida.
Los datos revelan también que 2 mil 323 personas fueron privadas de la libertad, de las cuales 901 fueron localizadas con vida. El crimen organizado ha impactado gravemente la propiedad, con 6 mil 526 vehículos robados, de los cuales solo 900 han sido recuperados. Las autoridades informan la captura de mil 660 sujetos ligados a actividades criminales en el mismo periodo.
El clamor ciudadano: Miles en las calles de Culiacán
Alrededor de 20 mil ciudadanos, según los organizadores de la movilización, protagonizaron ayer una marcha sin precedentes por la paz en Culiacán. Familias enteras, empresarios, comerciantes, abogados, madres buscadoras y dirigentes de asociaciones civiles, la mayoría ataviados de blanco, se unieron a esta demanda colectiva.
Una marcha histórica por la paz
La protesta dio inicio a las 8:30 de la mañana en la escalinata de la parroquia de La Lomita y avanzó por la avenida Álvaro Obregón, principal arteria de la capital. Cientos de personas se sumaron al contingente en su trayecto hacia la catedral, levantando pancartas, lonas, globos y fotografías de personas desaparecidas. Pobladores de la sindicatura de Aguaruto, como el titular José Ramiro García Oceguera —quien fue secuestrado y liberado cinco días después—, también estuvieron presentes.
Los manifestantes corearon consignas como “¡Narcoguerra no!”, “¡Ya basta, queremos paz!”, “¡Recuperemos nuestras calles!”, “¡Somos más los buenos!” y “¡El México bronco está despertando!”. Mantas con mensajes explícitos como “Culichis por la Paz”, “La paz en Culiacán, sí es su responsabilidad. Exigimos gobernantes competentes” y cuestionamientos directos al presidente municipal, Juan de Dios Gámez Mendívil, visibilizaron el hartazgo. Aunque grupos de tambora amenizaron el periplo, los organizadores puntualizaron que no era un día de fiesta, sino una manifestación de la “alegría de los sinaloenses” que buscan paz.
Voces de la sociedad civil y religiosa
La movilización fue convocada por 36 agrupaciones civiles y empresariales, entre ellas la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex)-Culiacán. El obispo de la diócesis local, Jesús Herrera Quiñonez, bendijo el inicio de la marcha, rezó y suplicó por la paz, expresando en su mensaje que, a un año de los “hechos que llenan de dolor” a Culiacán, “el mal no tiene la última palabra”.
Víctor Manuel Aispuro, director de la primaria Sócrates, donde estaban inscritos dos menores que, junto con su padre, fueron ultimados por disparos de arma de fuego el 19 de enero pasado, sentenció: “No podemos acostumbrarnos a vivir entre las balas, no nos callemos, que regrese la paz. Es tiempo de exigir y eso depende de todos”.
La crítica frontal a la autoridad y la exigencia de soluciones
La manifestación fue un “grito de hartazgo ante la indolencia de las autoridades” que, según los asistentes, han sido incapaces de poner un alto a los múltiples delitos que se cometen a diario. El descontento ciudadano se enfocó directamente en la gestión gubernamental.
El gobernador Rocha Moya bajo fuego
Los manifestantes criticaron abiertamente la labor del gobernador Rubén Rocha Moya. Al grito de “¡Fuera Rocha! ¡Fuera Rocha!”, los quejosos dejaron claro que no confían en su gobernador. Martha Reyes Zazueta, presidenta de la Coparmex-Culiacán, reprochó: “Demandamos mayor intervención del gobierno de México ante la nula, ¡oíganlo bien!, nula actuación de Rocha, a fin de que se logre la paz y se garantice la seguridad del estado”.
Peticiones urgentes a la presidenta Sheinbaum
Ante la percepción de ineficacia estatal, los ciudadanos exigieron la intervención de la presidenta Claudia Sheinbaum para frenar la violencia que azota el territorio estatal desde hace un año. Además de la seguridad, la golpeada economía sinaloense motivó peticiones de medidas económicas específicas. Martha Reyes, al concluir la marcha en la catedral de Culiacán, leyó un documento en el que se pidió a Sheinbaum Pardo poner fin a la violencia y actuar ante la ineficaz gestión de Rubén Rocha.
La crisis económica, un lastre más para Sinaloa
La inseguridad y violencia han trascendido el ámbito social para desatar una profunda crisis económica en la entidad.
Impacto en empleos y negocios
Óscar Sánchez, de la Unión de Comerciantes en Culiacán, reportó la pérdida de 40 mil empleos y el cierre de unos 2 mil negocios. Estas afectaciones han resultado en pérdidas millonarias que alcanzan hasta los 20 mil millones de pesos. La manifestación por la paz, enfatizaron los participantes, no solo fue un clamor por la seguridad, sino también por la recuperación de la economía local.
Demandas para la reactivación económica
Los inconformes solicitaron a la presidenta Sheinbaum medidas económicas urgentes para mitigar la crisis. Entre sus peticiones se incluyen la condonación de impuestos, cuotas del Seguro Social y pagos de luz, así como el otorgamiento de créditos que permitan reactivar la economía sinaloense.
La movilización concluyó en la catedral de Culiacán con un mensaje de esperanza y de fe, con la entonación del Himno Nacional, para que la paz y la seguridad regresen a la ciudad y al resto del estado. Sin embargo, el eco de “¡Culiacán se levanta, la violencia no nos va a ganar, porque queremos paz!” resuena como una advertencia: los sinaloenses no se quedarán callados ante una problemática que parece no tener fin.