Alejandro Peza/CARIBE PENINSULAR
CHETUMAL.- La gobernadora Mara Lezama Espinosa presentó su Tercer Informe de Gobierno. El evento, más allá de ser un ejercicio de rendición de cuentas, se convirtió en un escaparate político que deja ver los retos, logros y tensiones que marcarán la segunda mitad de su administración.
Fiel a la narrativa de la Cuarta Transformación, Lezama insistió en que su gestión se guía por el principio de justicia social, orientando los recursos hacia los sectores más vulnerables. Programas de apoyo a mujeres, becas educativas y proyectos de alimentación comunitaria fueron presentados como banderas de un gobierno cercano a la gente.
El discurso, sin embargo, se enfrenta al escepticismo ciudadano. Para muchos, las palabras contrastan con la realidad de servicios de salud colapsados, escuelas deterioradas y una inseguridad que sigue golpeando a municipios turísticos como Cancún, Playa del Carmen y Tulum.
Aunque el informe habló de incorporación de más policías y tecnología, la percepción ciudadana es clara: Quintana Roo continúa en los primeros lugares de delitos de alto impacto en la península. La violencia, que afecta al turismo y a las colonias populares, se ha convertido en el mayor talón de Aquiles de la administración.
El Tren Maya fue presentado como la gran apuesta para detonar desarrollo económico en el sur del estado. Para la gobernadora, el proyecto es símbolo de esperanza; para críticos, un arma de doble filo. Si el impacto positivo no se refleja pronto en empleos y bienestar, el megaproyecto podría convertirse en una promesa incumplida que pese en la narrativa de la transformación.
El Tercer Informe también dejó lecturas políticas. La gobernadora aparece como figura central de Morena en Quintana Roo, pero con el reto de mantener la unidad interna frente a las pugnas que ya se asoman rumbo a la sucesión de 2027. Presidentes municipales, legisladores y cuadros emergentes comienzan a mover fichas, sabiendo que el desgaste del gobierno puede abrir flancos a la oposición.
Si bien PAN, PRI y Movimiento Ciudadano están debilitados, el malestar ciudadano es terreno fértil para que el discurso opositor cobre fuerza. La falta de transparencia en licitaciones, los reclamos por servicios básicos y la desigualdad entre el norte turístico y el sur rezagado son municiones que ya se utilizan en la arena política.
Con tres años cumplidos, Mara Lezama encara la etapa decisiva de su mandato: consolidar resultados tangibles y al mismo tiempo administrar las tensiones políticas de la sucesión. Su desafío es sostener el discurso de transformación sin que la ciudadanía lo perciba como propaganda vacía.
El Tercer Informe no solo fue un balance administrativo; fue también un recordatorio de que en política los tiempos corren rápido. A partir de ahora, cada acción, cada obra y cada decisión estarán marcadas por la mirada crítica de una sociedad que no olvida y de un escenario electoral que ya comenzó a definirse.