
Consumo de carne en México crece pese al gusano barrenador, revela Comecarne
En medio de una amenaza zoosanitaria y tensiones comerciales, el consumo de carne en México alcanzó niveles históricos. ¿La razón? El bolsillo popular resiste.
A pesar de la presencia del gusano barrenador en el territorio nacional y de una caída en las exportaciones cárnicas, el consumo interno de carne en México sigue en ascenso. El Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne) confirmó que en 2024 se consumieron más de 10.7 millones de toneladas, un incremento del 4.4% respecto al año anterior. Este fenómeno, lejos de ser coyuntural, revela cambios estructurales en el poder adquisitivo de la población.
El motor detrás del apetito cárnico: más dinero en los hogares
El economista Ernesto Salazar, vocero de Comecarne, explicó que el crecimiento en el consumo está directamente vinculado con el aumento del salario mínimo, las transferencias sociales y el incremento en las remesas.
- Transferencias sociales: en 2023 crecieron un 18%, impactando directamente en el consumo de alimentos.
- Salario mínimo: subió 12% el mismo año, consolidando un poder adquisitivo más robusto.
- Ocupación laboral: la tasa de desocupación cayó a 2.6%, una de las más bajas en décadas.
Todo esto ha permitido que sectores históricamente marginados accedan más fácilmente a proteínas animales como res, pollo y cerdo. La carne ya no es un lujo para las familias mexicanas, sino parte integral de su dieta cotidiana.
Gusano barrenador: riesgo sanitario, no económico (por ahora)
Aunque la presencia del gusano barrenador representa un riesgo para la sanidad pecuaria y podría generar restricciones en los mercados internacionales, Comecarne asegura que no afectará el consumo interno. La confianza del organismo reside en la fortaleza del mercado doméstico, que ha sabido absorber parte de la producción originalmente destinada a exportación.
La tendencia sugiere que, aunque se puedan resentir algunas ventas al exterior, el mercado nacional compensa esas pérdidas con creces.
Exportaciones: caída que preocupa, pero tiene matices
Las exportaciones mexicanas de carne disminuyeron un 5%, acumulando tres años consecutivos de retrocesos. El debilitamiento de la demanda en destinos clave como Japón, Corea del Sur y Estados Unidos ha sido uno de los factores.
Sin embargo, también hay una reorientación deliberada del producto hacia el mercado interno, donde se observa una mayor rentabilidad y demanda. El giro estratégico apunta a fortalecer la soberanía alimentaria en tiempos de incertidumbre global.
Producción e importaciones: el equilibrio de la balanza
Pese a las condiciones climáticas adversas, como la sequía que limitó el crecimiento productivo, la producción nacional de carne logró avanzar un 2.3%. No obstante, esta cifra fue insuficiente para cubrir por completo el alza en la demanda interna.
Por ello, las importaciones crecieron 12% en el primer trimestre de 2025, alcanzando las 762 mil toneladas. Este aumento muestra la capacidad del país para responder a su propia demanda a través de una balanza comercial estratégica.
Carnes frías y cortes: el gusto mexicano se diversifica
El consumo de carnes frías creció 3.1%, lo que indica una diversificación en los hábitos de consumo. A su vez, los cortes finos registraron un alza del 4.6% en el primer trimestre del año, reflejando un mayor acceso de los hogares a productos antes reservados para sectores de mayor ingreso.
Este cambio de hábitos no solo responde a la disponibilidad económica, sino también a una evolución cultural en el consumo alimenticio en México.
¿Qué esperar en los próximos meses?
Según Comecarne, si se concreta la reducción de la jornada laboral, podría generarse un nuevo estímulo al consumo interno. Más tiempo libre y poder adquisitivo podrían traducirse en más visitas al supermercado, mayor preparación de alimentos en casa y un entorno aún más favorable para el mercado cárnico.
México parece encaminado a consolidarse como un país con consumo sostenido de carne, independientemente de factores externos o amenazas sanitarias, siempre que mantenga las condiciones económicas actuales.
Carne para todos, ¿y para siempre?
El caso del consumo de carne en México en 2024 demuestra que las políticas públicas de apoyo económico tienen efectos concretos en la nutrición y calidad de vida. Sin embargo, también plantea preguntas sobre la sostenibilidad ambiental, la seguridad alimentaria y la necesidad de equilibrar el crecimiento con responsabilidad sanitaria.
La presencia del gusano barrenador es una alerta que no debe subestimarse. Si bien el impacto inmediato en el consumo es nulo, el reto será mantener la confianza del mercado interno sin descuidar las normas internacionales que garantizan la sanidad del producto mexicano.