La Cámara de Diputados ha marcado un hito en la salud pública del país. Por unanimidad, se aprobó la reforma a la Ley General de Salud que prohíbe la venta de bebidas energéticas a menores de edad en México, un paso esencial para proteger a la población más vulnerable ante los riesgos latentes de su consumo.
Unanimidad legislativa: Un freno al consumo en menores
El 24 de septiembre de 2025, la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados en la Ciudad de México avaló por unanimidad una iniciativa fundamental para la protección de la infancia y la adolescencia. Con 20 votos a favor, se aprobó la reforma a la Ley General de Salud, propuesta por el coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal. Esta medida busca prohibir la venta de «bebidas energéticas» a menores de 18 años, una acción que responde a los graves riesgos para la salud que implica su consumo, especialmente cuando se combinan con alcohol.
La iniciativa, enriquecida con modificaciones de los grupos parlamentarios del PRI y el PAN, será ahora remitida a la Mesa Directiva de San Lázaro para continuar su trámite legislativo, acercando así la posibilidad de una implementación efectiva en todo el país.
El alarmante impacto de las bebidas energéticas en jóvenes
El dictamen aprobado no solo legisla, sino que también subraya una preocupante realidad: el creciente consumo de estas bebidas entre niños y adolescentes en México. La iniciativa alerta sobre la composición de estos productos, que contienen altas concentraciones de cafeína, taurina, glucuronolactona, guaraná, ginseng y azúcares añadidos. Estos ingredientes, combinados, producen un efecto estimulante intenso sobre el sistema nervioso y cardiovascular, lo que los hace particularmente peligrosos para un organismo en desarrollo.
Riesgos documentados: de trastornos del sueño a infartos
Aunque se comercializan como productos inocuos o incluso benéficos, diversos estudios nacionales e internacionales han documentado las severas consecuencias de su ingesta en menores de 18 años. El documento revela una conexión directa con:
- Trastornos del sueño y ansiedad.
- Irritabilidad, déficit de atención, alteraciones en la memoria y deterioro en el aprendizaje.
- Problemas cardiovasculares graves, incluyendo infartos al corazón y palpitaciones.
En el plano físico, la exposición a estas bebidas se relaciona con hipertensión, arritmias, deshidratación, convulsiones, riesgo de accidentes cerebrovasculares e incluso muerte súbita. El proyecto legislativo tiene como objetivo principal prevenir estas complicaciones cardiovasculares, neurológicas, metabólicas y psicológicas, y reducir la exposición de los jóvenes a productos que pueden desencadenar problemas de adicción y deteriorar drásticamente su calidad de vida.
La vulnerabilidad de los menores y la mercadotecnia agresiva
Los niños y adolescentes son una población excepcionalmente vulnerable a los efectos de estos estimulantes. Su organismo aún está en desarrollo y metaboliza la cafeína y otros componentes de manera distinta a los adultos. A esto se suma una mercadotecnia agresiva que vincula estos productos a la resistencia física y la energía «ilimitada», dirigida específicamente a este sector demográfico, lo que facilita su consumo y la percepción de una falsa inocuidad.
Actualmente, las bebidas energéticas son de fácil acceso en tiendas, plataformas digitales e incluso dentro de las propias escuelas, lo que magnifica el riesgo.
Enfrentando las presiones: Un llamado a la ética legislativa
La aprobación de esta iniciativa no estuvo exenta de desafíos. Al presentar el proyecto ante la Comisión de Salud, Ricardo Monreal denunció las «muchas presiones» ejercidas por cabilderos. Según el legislador, estos actores representan los intereses económicos de las empresas refresqueras, buscando evitar pérdidas económicas a toda costa.
Monreal, pese a aceptar la propuesta del diputado panista Éctor Jaime Ramírez Barba para incluir estudios sobre la composición exacta de estas bebidas y otros aspectos técnicos, hizo un vehemente llamado a sus colegas: «resistan a las presiones. Hay que sacarlo, de verdad. Resístanse, no vale la pena ni un viaje ni nada, hay que luchar por nuestros niños y nuestros jóvenes».
El agradecimiento de los padres de familia
El coordinador de Morena también enfatizó el impacto social de la medida, afirmando que «la prohibición de bebidas energizantes lo van a agradecer los padres de familia». Argumentó que los padres «normalmente no se tiene el control sobre sus hijos cuando salen de la escuela o cuando acuden a eventos en la compra de estos artículos, estas bebidas que, repito, está demostrado el daño que les causa». Esta perspectiva subraya la necesidad de una intervención legislativa para proteger a los menores en contextos donde la supervisión parental puede ser limitada.
Sanciones y el camino hacia la implementación
La iniciativa no solo prohíbe, sino que también establece consecuencias para quienes infrinjan la norma. Se propone una multa de hasta 2 mil Unidades de Medida y Actualización, que equivalen a 226 mil 280 pesos, para aquellos que violen la disposición de venta a menores de 18 años. Este mecanismo busca asegurar la aplicación efectiva de la ley y disuadir a los establecimientos de incurrir en prácticas perjudiciales para la juventud.
En el congreso: Otras iniciativas clave
En la misma sesión, se aprobó con 27 votos a favor una iniciativa de la legisladora emecista Amancay González Franco. Esta propuesta busca integrar la prevención como un pilar fundamental del derecho a la salud, en lugar de centrarse únicamente en medidas curativas. La diputada González Franco destacó la desproporción actual en la inversión: más de 107 mil millones de pesos se destinan a la atención de enfermedades, mientras que solo 11 mil millones se asignan a labores preventivas. Este dictamen también ha sido enviado a la Mesa Directiva de la Cámara, señalando un posible fortalecimiento de las políticas de salud pública desde una perspectiva proactiva.
La aprobación de esta iniciativa representa más que una simple prohibición; es una declaración de principios sobre la salud pública y la protección de la niñez frente a intereses comerciales. ¿Será este el inicio de una era donde la salud de los jóvenes prevalezca por encima de cualquier presión, o solo un primer paso en una lucha más amplia por el bienestar colectivo?