
Muchos diputados locales suponen que lo último que tienen que hacer es legislar. Y la mayoría de los que llevan la etiqueta del morenismo entienden que lo verdaderamente importante es la gestión.
Pero esa “gestión” suele significar otra cosa: estar en precampaña disfrazada para lo que caiga —ya sea para brincar, como chapulines, a una alcaldía, a una diputación federal, repetir en la local o, ya en el peor de los casos, quedarse de síndico o regidor.
Uno de los ejemplos más rotundos de este tipo de “legislador” es Eric Arcila, quien intentó presumir que lo suyo, lo suyo, es la gestión. Que es el mejor de los mejores, casi-casi un alcalde alterno de Cancún.
Pero en la estupenda entrevista que le hizo Arturo Medina, el propio diputado además confesó que esa “gestión” suya ha violado la normatividad electoral, todo por culpa de su ya famosa van personalizada.
Reconoció que sí, que en efecto para su gestión echó mano de una camioneta con su foto grandota y su nombre bien visible, y que así ha circulado durante 10 meses.
Eso sí, dijo que ya la borró… pero el “delito” ya está cometido. Por casi un año estuvo haciendo “gestión” con un vehículo que, a todas luces, era promoción personalizada y anticipada.
Y aunque intentó justificarla diciendo que la renta con su dinero, también afirmó que forma parte del equipamiento que le da el Congreso. ¿Entonces?
Más allá del enredo contable, lo importante es que violó la ley electoral , además del nuevo código de ética de Morena. Y técnicamente, Eric Arcila estaría inhabilitado para competir por otro cargo de elección popular… claro, si alguien se animara a denunciarlo.
En Morena, eso es imposible. Y con la oposición tan tibia en el municipio de Benito Juárez, todo parece indicar que el diputado podrá seguir soñando con ser alcalde de Cancún… ahora con su van despersonalizada.