
“¿Por qué los buscamos? Porque los amamos”. Esa consigna retumbó en un salón de la Ciudad de México donde colectivos de familias buscadoras cerraban una jornada de trabajo con el gobierno federal. La noticia del asesinato de una de las suyas marcó un antes y un después.
Rosa Icela Rodríguez condena asesinato de María del Carmen Morales
Una tragedia en medio del diálogo con colectivos
Durante la clausura de la quinta jornada de diálogo entre la Secretaría de Gobernación (Segob) y colectivos de personas buscadoras, la titular Rosa Icela Rodríguez tomó la palabra para hacer una pausa inesperada.
Con voz firme, pidió un minuto de silencio en memoria de María del Carmen Morales, integrante del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, y su hijo Jaime Daniel Ramírez Morales, asesinados la noche anterior.
El crimen, que ocurrió en el contexto de una reunión nacional para atender la crisis de desapariciones, caló hondo entre los asistentes. Representantes de cerca de cien colectivos presentes respondieron con una consigna cargada de dolor y determinación: “¿Por qué los buscamos? Porque los amamos”.
Justicia y protección: exigencias urgentes
Rosa Icela reiteró el compromiso del gobierno federal para luchar contra la impunidad, no sólo en este caso, sino en todos los que hieren a las familias mexicanas. La funcionaria reveló que Arturo Medina, subsecretario de Derechos Humanos, ya se había puesto en contacto con la familia de la madre buscadora.
Aunque la fiscalía estatal de Jalisco tiene la responsabilidad directa en el caso, la Segob solicitó que se garantice la seguridad de los familiares de María del Carmen. “Nosotros vamos a estar pendientes del seguimiento de las investigaciones”, subrayó Rodríguez Velázquez.
Violencia contra buscadoras: una realidad creciente
Riesgo latente en la búsqueda de justicia
El asesinato de Morales no es un caso aislado. En los últimos años, diversas madres buscadoras han sido blanco de amenazas, hostigamientos y, lamentablemente, homicidios. Su trabajo, muchas veces más efectivo que el de las autoridades, incomoda a quienes lucran con el dolor y la desaparición.
Según datos de colectivos, al menos una decena de buscadoras han sido asesinadas en México desde 2021. Sus nombres y rostros han sido recordados en marchas, altares y redes sociales, pero sus casos siguen impunes. El mensaje es claro: buscar también puede costar la vida.
Guerrero, Jalisco, Sonora: territorios de riesgo
Los estados con mayor número de desapariciones coinciden muchas veces con los de mayor riesgo para quienes buscan. Jalisco encabeza la lista nacional con más de 14 mil personas no localizadas, seguido por Tamaulipas, Estado de México y Veracruz.
En estas entidades, la falta de garantías para las familias buscadoras es evidente. No hay protocolos efectivos de protección, y las fiscalías locales a menudo se deslindan de su responsabilidad. A pesar de las promesas oficiales, la realidad en el territorio muestra otra cosa.
El papel del Estado ante el crimen
La respuesta institucional, a examen
La reacción de Rosa Icela Rodríguez fue inmediata, pero insuficiente ante la magnitud del problema. La condena oficial debe traducirse en acciones concretas: avances en la investigación, garantías de seguridad, y mecanismos eficaces de prevención.
El gobierno federal ha impulsado mesas de trabajo, censos de fosas clandestinas, y ha buscado el acompañamiento de organismos internacionales. Sin embargo, los resultados siguen por debajo de las expectativas de las víctimas y sus familias.
Demandas de los colectivos
Los colectivos no sólo piden justicia, exigen verdad, memoria y no repetición. En sus pliegos petitorios figuran demandas como:
- Protección efectiva a buscadoras amenazadas
- Participación en las investigaciones
- Acceso a bases de datos y tecnología
- Castigo ejemplar a los agresores
La historia de María del Carmen es también la de cientos de mujeres que enfrentan el abandono institucional y el silencio oficial.
Voces desde el territorio: el eco de Guerreros Buscadores
Quiénes son los Guerreros Buscadores
El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco fue fundado por familiares de personas desaparecidas ante la inacción de las autoridades. Su trabajo ha llevado al hallazgo de restos humanos, fosas clandestinas y pistas clave en casos que estaban archivados.
María del Carmen Morales era una de sus integrantes más activas. Su valentía y perseverancia le ganaron el respeto de otras buscadoras, quienes hoy lloran su ausencia y denuncian que fue abandonada por el Estado.
Una comunidad que no se rinde
Pese al miedo, el colectivo ha reiterado que continuará con sus labores de búsqueda. En palabras de una de sus voceras: “El dolor se vuelve fuerza, y la rabia, acción. No nos van a callar”.
El crimen de María del Carmen se convierte, así, en una nueva llama que alimenta la lucha por la justicia y la memoria.
Un caso que desnuda la impunidad
El asesinato de María del Carmen Morales y su hijo no sólo duele; revela las fisuras de un sistema que no protege a quienes buscan. Su historia interpela al Estado, a las fiscalías, a la sociedad. ¿Cuántas más deberán caer para que se actúe?
Mientras colectivos como Guerreros Buscadores siguen en pie, la exigencia es clara: justicia, memoria y garantías reales. No se trata de discursos, sino de acciones que salven vidas.