
Carlos Francisco Chablé Mendoza
Agradezco la invitación de la fundación Konrad Adenauer y de la compañera Griselda para participar en este taller y me alegra mucho que la fundación siga apoyando el fortalecimiento de las luchas por una democracia incluyente, por la paz y el desarrollo global.
Coincidimos en la necesidad de impulsar la organización, formación, participación y representación política de los pueblos indígenas, solo así podremos avanzar en la búsqueda de una democracia realmente incluyente.
Hace tiempo, desde la década de los 70, lideres indígenas, hombres y mujeres, iniciaron los esfuerzos para que desde el magisterio se elaboraran propuestas de educación bilingüe y bicultural, de comunicación popular o alternativa. Ya se hablaba desde entonces acerca de la importante de revisar, reescribir y difundir una versión distinta de la historia, nuestra versión, para poder preservar la memoria, fortalecer la identidad, hacer organización, luchar por nuestros derechos específicos y defender los territorios indígenas.
Así, podemos mencionar organizaciones que han dejado huella en el país y algunas en la península como la ANPIBAC (Alianza nacional de profesionistas indígenas bilingües), la CNTE (Coordinadora nacional de trabajadores de la educación), la CNPI (Coordinadora nacional de pueblos indígenas), la CNPA (Coordinadora nacional Plan de Ayala) en la década de los 70, y entre los 80-90 a la COLPUMALI (Coordinadora de luchas de pueblos mayas por su liberación), el FIPI (Frente independiente de pueblos indios) la asociación Mayaoon (Somos mayas), el Ceqroode (Centro Quintanarroense de Desarrollo, AC), Cooperativa Chak Lol, la asociación Kuxaanon (Estamos vivos), el CM500 AÑOS (Consejo Mexicano 500 años de resistencia indígena, negra y popular), el CMP500 años (Consejo Maya Peninsular 500 años de resistencia), entre otras y por supuesto el CNI (Consejo Nacional Indígena) y la ANIPA (Asamblea nacional indígena plural por la Autonomía) que se hacen visibles en la histórica coyuntura que fue el levantamiento maya en Chiapas, encabezado por el EZLN (Ejercito zapatista de liberación nacional) en 1994.
Mención especial se merece la AINPIN (Agencia internacional de prensa indígena), experiencia probablemente única en el país, que mantiene un trabajo constante y persistente, se constituyó hace tres décadas y ha impulsado espacios para la coordinación nacional de comunicadores indígenas. Hubo más iniciativas que merecen ser recordadas también, todas tuvieron sus equipos o grupos de personas dedicadas a cubrir sus necesidades de difusión y comunicación, siempre con muy escasos recursos; ojalá sus experiencias sean sistematizadas pues serían de mucha utilidad para el fortalecimiento de nuevos procesos como éste en el que ustedes participan.

Las organizaciones mencionadas se caracterizaron por continuar la resistencia cultural y algunos avanzaron en la lucha política, por el acceso al poder mediante la representación parlamentaria y otras rechazaban abiertamente la vía electoral. Actualmente, el protagonismo del movimiento indígena, su beligerancia, se ha visto mermada, sino abandonada, esto debido a diversas razones, una de ellas es la cooptación de dirigentes por parte de los partidos políticos legales e instituciones del estado.
Así, es preciso hacer notar que no estamos comenzando la historia de la comunicación indígena, este no es el primer esfuerzo, y es fundamental considerar las experiencias previas. Espero que las exposiciones que hacemos sean de utilidad para los y las jóvenes indígenas que han decidido dedicar sus capacidades y talentos, e invertir sus mejores esfuerzos, en el oficio de comunicadores o periodistas.
Durante mi participación en la lucha por la democracia desde la izquierda, he sido militante, activista, brigadista, promotor y gestor cultural, periodista, actualmente cronista y escritor que colabora en medios impresos y radiofónicos. He aprendido, durante el trayecto de casi 50 años, gracias a extraordinarios dirigentes, mujeres y hombres, que nuestra postura ante los temas de Territorio, Lengua, Cultura, Memoria, Historia y Espiritualidad es la que nos define, los temas citados son los ejes de nuestra identidad, y son esenciales para la comunicación, son algo fundamental a tomar en cuenta para la preservación y fortalecimiento el tejido comunitario.
El principio de todo es cuando las familias, y en especial la mujer, habla en su idioma materno a los hijos y procura continuar la herencia cultural que dejaron los abuelos y abuelas.
En el tema que nos ocupa, no debemos descartar a quienes, no habiendo nacido en el seno de una familia maya, deciden reconocerse como mayas y están dispuestos a realizar, de manera comprometida, las tareas que le encarga la comunidad, el pueblo y la organización. Por su desempeño llegan a veces a ser buenos amigos o mejores aliados, e incluso dan mejores resultados que aquellos maya hablantes que por intereses, fundamentalmente económicos, deciden estar a lado de los ts’ules, junto a los oligarcas o apoyar políticos al servicio de oligarcas.
Por eso, considero que el seguimiento, respaldo y difusión de la lucha que las comunidades hacen para defender sus territorios, son tarea fundamental y su realización de manera comprometida es lo que define a los comunicadores, como comunicadores mayas.
Considero importante seguir hablando desde nuestra experiencia. La mía comenzó en el movimiento estudiantil de Yucatán en 1974, pasando por una militancia en grupos de activistas, partidos políticos, asociaciones civiles, organizaciones locales, hasta llegar a organizaciones regionales y nacionales, ayuntamientos e instituciones.
Fue a partir de nuestra experiencia como activista, como propagandista de mensajes revolucionarios, que me di cuenta del grave error en el que caíamos al no tomar en cuenta la cultura popular y todo lo que esta encierra, a la hora de diseñar tácticas y estrategias, de definir programas políticos y propuestas de desarrollo económico.
A mediados de la década de los 80, me compenetré como nunca en la lectura de libros y diversas publicaciones sobre la cultura maya. Comencé a participar en ceremonias agrícolas milperas, en encuentros estatales organizados por Culturas Populares, hasta llegar a participar en la organización de los encuentros lingüísticos y culturales del pueblo maya que se realizaron en la Península de Yucatán, Guatemala y Belice.
En estos últimos se destacó mucho que nuestra cultura se integra con trece elementos valiosos y siempre deben considerarse, y en el tema que nos ocupa, considero deben ser considerados a la hora de elaborar nuevas estrategias comunicativas.
Retomo la memoria del taller realizado por la Academia de la lengua y cultura mayas de Quintana Roo, en 2008 para formular su propuesta de plan estratégico de desarrollo lingüístico.
En su planteamiento principal señala que “en un proceso propio del pueblo maya la educación-traducción-comunicación-investigación científica” deben tomarse en cuenta, de manera holística, los 13 elementos que constituyen la cultura maya y que son:
-Idioma
-Cosmovisión/filosofía/espiritualidad
-Matemática
-Astronomía
-Agricultura
-Arte
-Medicina
-Justicia
-Arquitectura
-Economía
-Gastronomía
-Educación
-Organización política.
Recomiendo seguir avanzando en ello, en cada uno de estos elementos hay un sin numero de cosas a investigar, desarrollar y tomar en cuenta a la hora de elaborar propuestas de acciones que liberen, fortalezcan y empoderen al pueblo maya, valga la redundancia: para fortalecer la fuerza del pueblo aprovechando la potencialidad de su cultura.
Partiendo de lo anterior, se podrían diseñar nuevas estrategias comunicativas que contribuyan y fortalezcan a comunidades y organizaciones en la lucha por detener el despojo, la violencia y la discriminación que se sigue viviendo hasta hoy.
Aprovecho para decirles que debemos tener claro esto: los pueblos indígenas, sus organizaciones, sus dirigentes, hombres y mujeres, tendremos que continuar la lucha por la vigencia, aplicación y respeto a nuestros derechos logrados con luchas que tardaron décadas.
Como hicimos durante los anteriores gobiernos, también debemos hacer frente al actual si este nos despoja, si nos ofende y si continúa destruyendo nuestro patrimonio. Hay que enfrentarlo, si miente, si viola nuestros derechos para imponer proyectos enormes que no pedimos y que destruyen, repito, nuestro patrimonio biológico y cultural, permitiendo la instalación de mega granjas, imponiéndonos el tren, proyectos inmobiliarios en áreas protegidas, etc. etc.
Si hace 30 años logramos coordinar esfuerzos desde diferentes regiones indígenas, si pudimos acudir puntualmente a reuniones en el centro del país o en sedes regionales, si nos comunicábamos por carta, telegramas, luego algunos tuvimos fax y terminales de prensa, todo ello, gracias a la elaboración y gestión de proyectos respaldados algunas veces por fundaciones internacionales aliadas, ahora, que tenemos acceso a las famosas redes sociales, que creo ustedes conocen muy bien y todos debemos aprender a usar, e incluso crear las propias para ser autónomos y no depender de empresas multinacionales propiedad de magnates capitalistas. Con estas nuevas tecnologías a nuestro alcance, los comunicadores indígenas deben redoblar esfuerzos y mantener su importante labor.
Por el ánimo de los asistentes, creo muy probable que luego de esta serie de talleres regionales los comunicadores indígenas, y en este caso los mayas peninsulares, decidirán organizarse, si es que aún no lo están; decidirán fortalecer sus organizaciones, si ya las tienen; promover la coordinación entre organizaciones regionales e incluso, crear una coordinación plurinacional para mejorar y fortalecer su trabajo, para blindarse. Cualquiera que sea su decisión, es vital establecer redes de comunicación para:
- La protección y defensa de los comunicadores indígenas
- El intercambio constante de experiencias
- Actualización en el uso y dominio de los géneros periodísticos
- La capacitación en el manejo de las redes sociales y diseño de aplicaciones culturalmente pertinentes
- La actualización en el conocimiento y manejo de leyes, decretos y convenios internacionales que forman parte de la gran bolsa de derechos de los pueblos indígenas.
Algunos y algunas de los que exponemos temas en estos talleres, somos de generaciones anteriores, y considero importante ver este proceso como una continuación y no el inicio, que nuestra experiencia les sea útil, para que, a partir de su conocimiento y sistematización, surjan mejores propuestas que nos pongan cada vez más cerca de una democracia incluyente en un contexto de paz y desarrollo con identidad.
Los pueblos indígenas, sus organizaciones, los comunicadores indígenas debemos insistir en la lucha por llegar a las instancias en donde se toman decisiones que afecten el rumbo del país, de nuestras regiones. Debemos “alfabetizar” a la sociedad sobre nuestros derechos conquistados, para que se entienda que nuestra resistencia viene de muy lejos, es ancestral, que frente al creciente autoritarismo que se vive actualmente, es importante defender juntos los avances democráticos que se pretenden desmantelar, y contribuir sustancialmente a la transformación real de México.