El enigmático cometa 3I/ATLAS se prepara para su máximo acercamiento a la Tierra, un evento que ha puesto en vilo a la comunidad astronómica. Este objeto interestelar, el tercero conocido, no solo ha roto récords de velocidad, sino que también ha revivido un acalorado debate sobre su verdadero origen y naturaleza, siendo catalogado incluso como un posible aparato inédito.
El acercamiento crucial del cometa 3I/ATLAS
El objeto interestelar 3I/ATLAS tendrá su aproximación más cercana a la Tierra el próximo 19 de diciembre. Este día ofrecerá la mejor ventana de oportunidad para que los científicos analicen su estructura en profundidad.
Datos clave sobre la aproximación:
- Distancia: Pasará a unos 270 millones de kilómetros de la Tierra, lo que equivale a 1.8 veces la distancia entre la Tierra y el Sol.
- Seguridad: Este acercamiento no implica ningún peligro para el planeta ni para el Sistema Solar, aunque en el momento de máximo acercamiento estará al otro lado del Sol.
- Velocidad: Viaja a una velocidad superior a 200,000 kilómetros por hora, o unos 245,000 kilómetros por hora, estableciéndolo como el cometa interestelar más veloz jamás registrado.
- Dimensiones: Se estima que puede medir hasta 11 kilómetros de diámetro (según algunos estudios) o tener un diámetro de entre 10 y 30 kilómetros (según otros reportes), lo que lo convierte en uno de los objetos interestelares de mayor tamaño conocidos.
La Agencia Espacial Europea (ESA) determinó esta fecha crítica para la observación. Sin embargo, quienes esperan verlo a simple vista o con binoculares quedarán decepcionados. La ESA espera que pierda algo de brillo al acercarse, por lo que solo podrá ser apreciado por telescopios medianos y grandes en lugares remotos con poca contaminación lumínica.
La naturaleza única del tercer objeto interestelar
El 3I/ATLAS fue reportado por primera vez el 1 de julio de 2025 tras ser descubierto por el Sistema de Alerta Final para el Impacto de Asteroides con la Tierra (ATLAS). Es el tercer objeto interestelar conocido, siguiendo a 1I/Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).
Se sabe que es un objeto interestelar debido a las dimensiones de su órbita. Como explicó la astrónoma Julia de León, del Instituto de Astrofísica de Canarias, mientras que los objetos del Sistema Solar tienen una órbita con excentricidad de entre 0 y 1, la del 3I/ATLAS es «seis y algo».
> «En el momento en el que la excentricidad es superior a uno, no es una órbita, es una hipérbole, ese objeto no está ligado gravitacionalmente al Sol», comentó De León.
Además de su velocidad y tamaño, el cometa presenta múltiples anomalías:
- Trayectoria y origen: Su trayectoria es hiperbólica y retrógrada. Viaja paralelamente al Sol, alineado dentro de un margen de 5 grados con el plano eclíptico. Estudios señalan que pudo haberse originado en las regiones más antiguas de la galaxia.
- Composición inusual: Su penacho de gas contiene mucho más níquel que hierro, y presenta una relación níquel-cianuro significativamente mayor que la de todos los cometas anteriores.
- Polarización negativa extrema: Esta luminosidad extraña, no vista en sus antecesores, ocurre cuando la luz rebota contra su polvo de manera desalineada. Además, cerca de su perihelio (su paso más próximo al Sol el 29 de octubre), brilló más rápido que cualquier otro cometa.
- Fenómenos visuales: Inicialmente, mostró una «anticola» (un chorro de unos 6,000 kilómetros dirigido hacia el Sol). Más recientemente, NOIRLab reveló que el cuerpo del objeto cambió de color, pasando del rojo al verde, y la ESA compartió una foto que evidencia la posibilidad de que tenga no una sino dos colas.
- Radiación detectable: Una imagen obtenida desde el observatorio de rayos X XMM-Newton captó un brillo débil pero indudable de rayos X de baja energía, provocado porque los gases liberados por el cometa entran en contacto con el viento solar.
El acalorado debate sobre la hipótesis de la «nave alienígena»
Si bien la mayoría de la comunidad científica asegura que estas particularidades son típicas de un cometa interestelar, algunos expertos han ido más allá al aventurar que podría tratarse de una nave extraterrestre.
La postura de Abraham «Avi» Loeb
Abraham «Avi» Loeb, astrofísico y cosmólogo estadounidense-israelí de la Universidad de Harvard, es el principal impulsor de la teoría alienígena. Loeb, quien ya había planteado la misma hipótesis sobre el objeto Omamua, sostiene que el 3I/ATLAS es demasiado extraño para ser un cometa ordinario.
Loeb argumenta con cálculos matemáticos que demuestran la remota posibilidad de que un cometa presente estas características. Por ejemplo, asegura que existe menos del 1% de posibilidades de que ocurran el tipo de composición química y la polarización negativa extrema que presenta. Además, estableció una supuesta cercanía de la señal de radio emitida por el 3I/ATLAS con la frecuencia conocida como “Wow! Signal”, la cual se cree que podría ser usada por civilizaciones extraterrestres para enviar mensajes.
El rechazo categórico de la comunidad científica
La mayor parte de la comunidad científica desmiente las afirmaciones de Loeb. Recientemente, Jason Wright, científico dedicado a la búsqueda de vida extraterrestre, refutó la teoría en un extenso texto. Wright argumentó que el razonamiento de Loeb es engañoso porque los cálculos de probabilidad fueron realizados después de que se conocieran las características del cometa, lo que se conoce como falacia de la retrospección o razonar con la evidencia seleccionada después (post-hoc reasoning).
Las instituciones espaciales también han rechazado las especulaciones. El director de la ESA, Josef Aschbacher, aseveró en una entrevista:
> «Lo hemos observado muy bien y puedo asegurar que no son alienígenas (…). Es un cometa que se mueve a muy alta velocidad y está pasando por nuestro sistema solar.»
Otros expertos, como Manuel Carballal, confirmaron que si bien el 3I/ATLAS es extraño para un cometa habitual, no lo es para este tipo de cuerpos celestes interestelares.
Monitoreo y despedida: el adiós al sistema solar
Debido a su naturaleza interestelar, el 3I/ATLAS es un objeto de un solo paso; a diferencia de otros como el cometa Halley, este objeto llegará y se irá para siempre.
La NASA activó su protocolo de defensa planetaria el pasado 29 de octubre, aprovechando el perihelio (paso más cercano al Sol a 203 millones de kilómetros) para coordinar telescopios y recabar datos. La Agencia Espacial de Astronomía (ESA) rechazó enviar una sonda para investigarlo o aterrizar sobre él, a pesar del entusiasmo. Sin embargo, el explorador de lunas heladas de Júpiter (Juice) ha captado fotografías para entender mejor cómo funcionan los cometas que viajan a muy alta velocidad.
Después de su máxima aproximación a la Tierra el 19 de diciembre, el 3I/ATLAS emprenderá un camino irreversible hacia los confines del espacio. Su trayectoria hiperbólica significa que abandonará el Sistema Solar para siempre. Se estima que a fines de marzo del 2026 atravesará la órbita de Júpiter, y su brillo disminuirá progresivamente hasta desaparecer completamente de nuestra vista.
Para el público general, hay alternativas para seguir su recorrido. La NASA creó un simulador llamado Eyes on the Solar System y el sitio especializado The Sky Live ofrece un cielo interactivo que marca el recorrido del 3I/ATLAS en tiempo real, detallando la distancia que lo separa de la Tierra y del Sol.
La aproximación del cometa 3I/ATLAS no solo ha ofrecido valiosos datos sobre la composición del universo exterior a nuestro sistema, sino que también ha expuesto las divisiones y debates fundamentales en la astrofísica moderna. Mientras se aleja para siempre, ¿la comunidad científica habrá reunido suficientes pruebas para zanjar definitivamente la pregunta sobre si este viajero ultrarrápido era simplemente hielo y polvo, o si representaba un enigma tecnológico de origen foráneo? La incertidumbre permanecerá, al menos, hasta el hallazgo del próximo objeto interestelar.
