El 8 de agosto de 2025, el embajador estadounidense en México, coronel en retiro Ronald Johnson, declaró una nueva era en la lucha bilateral contra el crimen organizado. Bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum y con un enfoque renovado desde Washington, la colaboración antinarco México Estados Unidos se perfila como un frente unido de «aliados soberanos».
La redefinición de la amenaza: cárteles como terroristas
Johnson afirmó este viernes que Washington y el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum están «unidos» en la lucha contra los cárteles criminales. El diplomático calificó a estas organizaciones como «terroristas que destruyen vidas, corrompen instituciones y mantienen como rehenes del miedo a comunidades enteras».
«La colaboración entre México y Estados Unidos es la de dos aliados soberanos. Usaremos todas las herramientas a nuestra disposición para proteger a nuestros pueblos, trabajando de forma colaborativa», expresó Johnson en una declaración difundida por su oficina.
El contexto de la orden ejecutiva y la postura combinada
La declaración del embajador Johnson se produce después de que el presidente Donald Trump firmara una orden ejecutiva que autoriza el uso de las fuerzas armadas estadounidenses para enfrentar a los cárteles de la droga, bajo la premisa de que representan una amenaza equiparable al terrorismo.
En este marco, Johnson subrayó que la estrategia conjunta busca «tratar a estas organizaciones como terroristas armadas, no sólo como simples narcotraficantes». El diplomático sostuvo que «los cárteles son los que deberían de tener miedo» ante la «fuerza combinada, la determinación y la resolución» de ambos países.
Un frente conjunto e inquebrantable
El embajador insistió en que «no se trata de que Estados Unidos actúe solo», sino de construir «un frente conjunto e inquebrantable con México» para defender a la población. Esta alianza estratégica busca desmantelar redes criminales y asegurar que quienes lucran con la violencia y el narcotráfico «teman por su futuro».
Johnson también reiteró que la cooperación bilateral se mantendrá en todos los ámbitos de seguridad fronteriza. Esto incluye explícitamente el combate a la distribución de drogas y la migración ilegal hacia Estados Unidos.