
Nueva York. La emblemática Coca-Cola ha confirmado un cambio sustancial en la composición de su famoso refresco en Estados Unidos. Esta decisión, anunciada en sus resultados del segundo trimestre, llega tras la explícita presión de Donald Trump, marcando un hito en la interconexión entre el poder político y las decisiones corporativas.
La confirmación oficial y la injerencia de Donald Trump
La multinacional, con sede en Atlanta, Georgia, confirmó que entre septiembre y diciembre de 2025 comercializará en Estados Unidos una versión de su famosa bebida endulzada con azúcar de caña. La empresa señaló en un comunicado: “Como parte de nuestro programa de innovación constante, en otoño en Estados Unidos, el grupo pretende lanzar un producto que contenga azúcar de caña estadunidense para ampliar su gama de productos bajo la marca registrada Coca-Cola”.
Esta confirmación se produce después de que el presidente estadunidense, Donald Trump, publicara el 16 de julio de 2025 en su plataforma Truth Social un mensaje en el que afirmaba que Coca-Cola había aceptado modificar la composición de su gaseosa en Estados Unidos, a solicitud suya.Trump expresó en su plataforma:
- “He hablado con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña REAL en la Coca-Cola en Estados Unidos, y han accedido.”
- “Quiero agradecer a todas las autoridades de Coca-Cola. Será una muy buena decisión por su parte. Ya verán. ¡Es sencillamente mejor!”
El grupo Coca-Cola agradeció el entusiasmo de Trump por la “icónica marca Coca-Cola” y prometió anunciar “próximamente” “nuevas e innovadoras ofertas”.
El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF): contexto y controversia
Actualmente, Coca-Cola endulza sus bebidas en Estados Unidos con jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), a diferencia de la sacarosa extraída de la caña de azúcar que utiliza en otros países. La popularización del JMAF en Estados Unidos se remonta a la década de 1970, impulsada por los subsidios federales otorgados a los productores de maíz y los altos Aranceles aplicados al azúcar de caña.
El debate sobre los edulcorantes no es menor. En 2022, estudios clínicos no mostraron diferencias significativas entre el JMAF y la sacarosa en relación con el aumento de peso o la salud cardíaca. Sin embargo, sí se observó un aumento de un marcador de inflamación en personas que consumen JMAF.
Esta percepción de los consumidores se refleja en el mercado: los consumidores estadunidenses a menudo buscan y acceden a la Coca-Cola mexicana, producida con azúcar de caña, que se vende a un precio más alto en algunos establecimientos, considerada de mejor sabor.
El consumo personal del expresidente y sus implicaciones
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Es relevante señalar que el presidente estadunidense, Donald Trump, es un bebedor asiduo de Coca-Cola Light. Esta versión de la bebida está endulzada con aspartamo, un compuesto que ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud como “posiblemente cancerígeno”, añadiendo una capa de complejidad al debate sobre los ingredientes de los refrescos y la salud pública.
La decisión de Coca-Cola de cambiar su fórmula en Estados Unidos, influenciada por la presión de un líder político, plantea interrogantes fundamentales sobre la autonomía corporativa frente al poder gubernamental y las implicaciones de las percepciones públicas en las decisiones de negocio. ¿Es esta una victoria para los consumidores, un triunfo político, o el inicio de una nueva era de intervención gubernamental en las formulaciones de productos? El tiempo lo dirá.