
Jornada tensa en CDMX: maestros de la CNTE levantan bloqueos y regresan al Zócalo
En pleno corazón de la capital, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) paralizó arterias clave de la Ciudad de México durante cinco intensas horas, marcando el séptimo día de su huelga nacional. La escena fue tan cotidiana como extraordinaria: maestros entre lonas, pancartas y gritos de consigna, mientras la ciudad trataba de recuperar su ritmo.
La CNTE en Reforma: una protesta con precisión quirúrgica
Este lunes, desde primeras horas, los contingentes magisteriales comenzaron su ofensiva: un acordonamiento estratégico en Palacio Nacional fue solo el inicio. Luego vino una conferencia de prensa que reforzó sus demandas. Pero el plato fuerte del día fueron los bloqueos totales sobre Paseo de la Reforma, específicamente entre las Glorietas de la Diana Cazadora y la Torre El Caballito.
Las consecuencias no tardaron: congestión vial severa, rutas de transporte público afectadas y miles de capitalinos buscando rutas alternas. Insurgentes, Sevilla, Florencia y otras calles aledañas se convirtieron en puntos de tensión. Las cintas amarillas, colocadas por la policía para contener a los peatones, fueron símbolos visibles del colapso momentáneo del orden cotidiano.
El regreso al Zócalo: pausa, no rendición
Pasadas las 15:00 horas, comenzó el repliegue. Sin desorden, pero con firmeza. Sillas, lonas, pancartas y megáfonos fueron recogidos mientras los contingentes se desplazaban por los camellones. Su destino: el campamento que desde hace una semana ocupa el Zócalo capitalino. Lejos de una retirada definitiva, se trató de un cambio táctico, con la mirada puesta en una promesa: la posible respuesta de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.
La huelga nacional: siete días de presión sostenida
La movilización de este lunes forma parte de una estrategia más amplia de la CNTE, que cumple ya una semana de acciones. Las exigencias siguen siendo claras: revisión salarial, abrogación de la reforma educativa, plazas automáticas para normalistas y diálogo directo con el próximo gobierno.
Aunque el gobierno actual ha mantenido una postura de diálogo abierto, los maestros insisten en que las promesas no son suficientes. Y en ese sentido, el plantón en el Zócalo se ha convertido en símbolo de resistencia y espera. La reunión con Sheinbaum representa una posible salida, pero también un punto de quiebre si no hay avances.
El impacto urbano y político de las protestas
Más allá del colapso vial, los bloqueos de la CNTE evidencian un poder de movilización que sigue vigente. En un contexto político donde el cambio de gobierno genera incertidumbre y expectativas, la CNTE sabe jugar sus cartas. La visibilidad de sus acciones no es casual: ocupar Reforma y Palacio Nacional es ocupar también la narrativa pública.
El regreso al plantón no es una derrota, sino una muestra de que el conflicto continúa abierto. Para la Ciudad de México, representa un pulso entre el derecho a la protesta y el funcionamiento de una metrópoli que no puede detenerse.
Lo que viene: el silencio antes de la respuesta
A medida que los vehículos retomaban su marcha por Paseo de la Reforma y los policías retiraban las barreras, la protesta pareció diluirse. Pero no desapareció. La CNTE vuelve a su campamento con la expectativa de ser escuchada, de ver reflejadas sus demandas en un compromiso político tangible.
La clave está en lo que suceda en los próximos días. ¿Responderá Claudia Sheinbaum? ¿Habrá un canal de negociación efectivo? ¿Persistirán las protestas si no hay solución?
El pulso de la calle como termómetro político
La jornada de bloqueos y su desenlace nos recuerdan que el movimiento magisterial sigue siendo una fuerza articulada y activa en la política nacional. El Zócalo no solo es un campamento: es una mesa de negociación a cielo abierto. Y mientras no haya respuestas claras, la CNTE seguirá haciendo visible su voz, a través del tránsito, de las lonas y del paso firme de miles de maestros en la capital del país.