
China, lujo sin límites: el nuevo corazón del consumo global
En medio de tensiones comerciales, cambios geopolíticos y una economía global en ajustes, China ha consolidado su reinado silencioso como el mercado de bienes de lujo más grande del mundo.
Más allá de las vitrinas de Dior, Louis Vuitton o Hermès, el consumo chino revela una trama de poder, márgenes millonarios y contrastes sociales que redibujan el mapa del lujo global.
El lujo habla mandarín: China lidera el consumo mundial
En 2024, China superó a Estados Unidos y se coronó como el mayor consumidor de bienes de lujo, con ingresos estimados en 102 mil millones de dólares, según Statista.
Esta cifra no sólo representa un hito comercial: refleja el ascenso imparable de una clase media alta y de una élite económica que redefine el papel del consumidor asiático en los flujos globales de capital.
El motor chino tras las marcas europeas
- Hermès reportó que el 44% de sus ganancias provinieron del mercado Asia-Pacífico.
- LVMH, conglomerado de Bernard Arnault, señaló que los consumidores chinos impulsaron sus ventas tanto en Europa como en Asia.
- EssilorLuxottica vio crecer en un 50% sus ingresos en China solo en el último trimestre de 2024.
Aunque muchas marcas no segmentan sus ingresos exclusivamente por país, el peso del consumo chino es innegable. En paralelo, algunas de estas marcas producen directamente en China, abaratando costos sin que ello afecte (por el contrario, impulsa) sus márgenes.
Márgenes de escándalo: del taller chino a la boutique de lujo
Detrás del precio final de una bolsa Dior o unos lentes Ray-Ban hay una cadena de valor tan rentable como opaca. Un producto de lujo puede venderse entre 8 y 12 veces más caro que su costo de fabricación, e incluso mucho más.
Radiografía del sobreprecio
- Un bolso fabricado por 57 USD en Italia llegó a venderse en 2,780 USD.
- Los costos de publicidad pueden triplicar el precio de fabricación.
- Las rentas en zonas exclusivas inflan aún más el precio final.
Márgenes operativos por marca
Marca | Margen operativo |
Hermès | 42.39% |
Moncler | 30.35% |
Dior | 25.1% |
Pandora | 21.86% |
LVMH | 21.38% |
Estas cifras confirman por qué el lujo sigue siendo un negocio de altísima rentabilidad, pese a los vaivenes de la economía mundial.
El otro rostro del lujo: fábricas, réplicas y brechas
Made in China: entre la maquila y la boutique
Gran parte de los productos de lujo se fabrican en China o en otros países del sur de Asia. Las condiciones laborales en algunos talleres contrastan con los lujosos escaparates donde se venden esos artículos.
Mientras tanto, en mercados como Luohu en Shenzhen, se venden réplicas de calidad de estas marcas por una fracción del precio, lo que revela una doble economía del lujo: la de los escaparates oficiales y la de las trastiendas.
Lujo paralelo y cultura de consumo
- Réplicas de alta calidad inundan zonas como Shenzhen.
- Algunas tiendas en Pekín muestran un dominio total de marcas de lujo: Dior, Bottega Veneta, Gucci, Sephora o Adidas Premium.
- La moda rápida tiene poca presencia en plazas como Taikoo Li, desplazada por marcas aspiracionales.
China como epicentro del crecimiento del lujo
El consumo chino antes y después de la pandemia
Antes del COVID-19, un tercio de las ventas globales de lujo eran responsabilidad de consumidores chinos. Una buena parte de esas compras se hacía en el extranjero. Hoy, con la expansión del retail nacional, se abrieron casi 280 nuevas tiendas de lujo en 2023, sólo en China.
Impacto en el crecimiento global
Según McKinsey & Company:
- China aportó el 40% del crecimiento global del sector entre 2019 y 2023.
- Estados Unidos aportó el 30% y Europa solo el 10%.
Sin embargo, el enfriamiento del sector inmobiliario chino podría limitar ese impulso, al reducir la liquidez de los consumidores de alto perfil. Se estima una caída del 2% en el mercado global de lujo en 2025, según Bernstein Bank.
¿El lujo tiene un nuevo centro de gravedad?
La hegemonía de China en el consumo de bienes de lujo no es una moda pasajera: es la señal de una transformación estructural en la economía global. El país no sólo fabrica y consume, sino que define el ritmo y las prioridades del sector.
En medio de debates sobre desigualdad, derechos laborales y geopolítica, el lujo se revela como un termómetro de poder económico. Y hoy, ese termómetro apunta directo a Asia.