Pekín, China. Con una exhibición de poder militar sin precedentes, China conmemoró el 3 de septiembre de 2025 los 80 años de su victoria en la guerra contra Japón, reuniendo a líderes clave en un evento que redefinió la diplomacia global. El despliegue de fuerza en la plaza Tiananmen envió un claro mensaje sobre el avance del gigante asiático en la escena mundial.
Contexto histórico y despliegue de poder
La conmemoración: historia y disciplina
Entre la majestuosidad, historia y disciplina, China se mostró nuevamente ante el mundo para conmemorar las ocho décadas de la victoria en la guerra que libró ante Japón. Este significativo aniversario marca un hito crucial en la revitalización de la nación. En paralelo, el pueblo chino rindió homenaje a los mártires, a sus familias y a los veteranos, héroes sobrevivientes de la guerra sino-japonesa que hoy rondan entre los 90 y 100 años de edad.
Poderío militar inédito
En el histórico despliegue militar en la plaza Tiananmen, fuerzas terrestres, marítimas y aéreas mostraron elementos que, en su mayoría, nunca antes habían sido expuestos al mundo. Entre ellos destacaron enormes misiles nucleares, subrayando la creciente capacidad defensiva y ofensiva del país. Elementos militares marcharon finamente sincronizados y rectos, proyectando una imagen de disciplina férrea.
Alianzas estratégicas y mensaje global
Líderes clave en la plaza Tiananmen
Desde muy temprano, al inicio de la jornada solemne, miles de asistentes perfectamente ordenados en la plaza buscaron no solo al presidente Xi Jinping —quien vistió un traje similar al que Mao Zedong usó en 1949—, sino también a invitados especiales. Sobresalieron el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y de Corea del Norte, Kim Jong-un. Este último es el primer líder de su país en 66 años en asistir al desfile, según consignó la agencia Reuters. El mandatario ruso y el coreano, que arribó a China por tren, flanquearon en todo momento al también secretario general del Comité Central del Partido Comunista, desde su llegada a la plaza Tiananmen hasta la recepción que Xi ofreció a los 26 líderes extranjeros y sus delegaciones en el gran salón del pueblo, un recinto para actividades legislativas y ceremoniales.
El mensaje de Xi Jinping: paz y desarrollo
El desfile fue inaugurado con 80 balas de salva, tras lo cual se entonó el himno nacional. Desde la tribuna del palacio de Tiananmen, Xi Jinping pronunció un discurso frente a invitados especiales, familiares de mártires, líderes de su partido, elementos militares y una banda compuesta por más de mil personas. El presidente afirmó que “la revitalización de la nación china es imparable y las causas de la paz y el desarrollo de la humanidad prevalecerán”. Destacó, además, que solo si los países y pueblos se tratan mutuamente como iguales, “conviven en armonía y se vigilan mutuamente, pueden preservar la seguridad común, eliminar las causas de la guerra y evitar que se repita la tragedia histórica”. Tras su mensaje, movilizado en una limosina, Xi pasó revista a las tropas en la avenida central Chang’an, exclamando: “¡Saludos camaradas!”. Los elementos castrenses respondieron con gran ímpetu y al unísono: “¡a la orden del partido!”, “¡para la victoria luchamos!”, “¡con disciplina servimos!” y “¡la paz vencerá!”.
La jornada de celebración
Un desfile cada década
Por el cielo de Pekín, 26 helicópteros formaron el número 80, mientras los elementos militares marchaban con perfecta sincronía. Al paso de los equipos, los asistentes, bajo un sol a plomo, agitaron efusivamente las pequeñas banderas que portaban, creando una imagen de unidad y fervor. Es importante recordar que a este desfile, que se lleva a cabo cada 10 años, solo se asiste por invitación oficial.
Cierre con gala conmemorativa
La larga jornada de celebración, que para los medios de comunicación locales e internacionales, entre ellos La Jornada, inició desde las dos de la madrugada para superar los distintos cercos de seguridad y el cierre de calles, concluyó en la noche con una gala conmemorativa en el gran salón del pueblo.
Mientras el mundo observa la imponente muestra de fuerza y unidad en Pekín, queda la pregunta abierta sobre si la renovada visión de paz del gigante asiático podrá prevalecer en un panorama global cada vez más polarizado.