La aclamada autora nigeriana, Chimamanda Ngozi Adichie, regresó a México para la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) en diciembre de 2025. Tras un breve reencuentro con la novela, la escritora aprovechó su tribuna en Jalisco para emitir un análisis contundente donde abordó la crisis de la identidad moderna. Con su habitual postura férrea feminista, Adichie planteó que la identidad ha dejado de ser un motor para convertirse en un muro que impide el deseo universal del amor, un anhelo que definió como central para la experiencia humana.
El deseo universal: amar y ser amado
Ante cientos de personas que abarrotaron el auditorio Juan Rulfo de la FIL, la autora de obras esenciales como Todos deberíamos ser feministas, Sobre el duelo y Americanah, centró su análisis en la primacía del afecto en la vida de las personas.
Según Chimamanda Ngozi Adichie, la búsqueda del vínculo y la valía personal son motores fundamentales:
- «El amor es lo más importante para las personas.»
- «Amar y ser amados, tener un sentido de significado en la vida, sentirse valorados e importar.»
No obstante, esta búsqueda se ve constantemente truncada por la identidad. La identidad, explicó, no solo modela «la manera en que miramos el mundo», sino que, de forma aún más crucial, «forma la manera en que el mundo nos mira a nosotros».
Cuando la identidad reduce oportunidades
La escritora explicó que las negaciones identitarias se manifiestan en la vida cotidiana a través de juicios y estereotipos que limitan el desarrollo personal y profesional.
Chimamanda Ngozi Adichie utilizó ejemplos claros y contundentes para ilustrar la negación de oportunidades basada en prejuicios identitarios:
- Clase y acento: Un hombre blanco de clase baja no obtiene una oportunidad laboral a pesar de estar calificado porque su acento es diferente al considerado correcto.
- Raza y apariencia: Una mujer negra a la que se le niega el acceso porque su cabello es considerado poco profesional.
- Orientación sexual: Una lesbiana a la que se le niega una oportunidad porque le dicen que no encaja con la cultura del lugar.
Estereotipos de género y el espíritu encogido
La activista nigeriana relató una experiencia personal para subrayar cómo el género afecta la percepción del comportamiento. Recordó el caso de una profesora en un campus universitario, que era la única mujer entre dos personas en esa posición, a la que se solía tachar de arrogante con términos despectivos.
«Conocía a esta mujer y pensaba que se comportaba como muchos de los profesores varones, pero a ellos nadie les llamaba arrogantes; en cambio, la gente decía que eran seguros de sí mismos», explicó, enfatizando que la única diferencia era la identidad, el sexo biológico.
Estos juicios y estereotipos, aunque puedan parecer pequeños, tienen un efecto devastador. Según la autora: «Pueden reducir oportunidades en la vida. Pueden encoger el espíritu y el alma.» Esta negación tiene raíces históricas, como lo evidenció el llanto de muchas personas tras el triunfo de Barack Obama en Estados Unidos, proveniente de «un recuerdo de dolor ancestral de negación de identidad y poder.»
Migración, criminalidad y el poder de la literatura
Otro punto crucial que Chimamanda Ngozi Adichie abordó fue la criminalización del movimiento humano, señalando el peligroso uso del lenguaje. Subrayó que, en la actualidad, las lenguas están utilizando la palabra «migrante» y le añaden «muchos otros vocablos horribles ligados con la criminalidad.» La escritora hizo un llamado a la conciencia histórica: «Sin embargo, la historia de la humanidad es de movimiento, y se nos olvida que cualquiera puede acabar siendo migrante.»
En una reunión previa con la prensa, la escritora africana destacó el rol de la literatura como herramienta para combatir estos prejuicios y derribar muros mentales.
- Empatía a través de las letras: La literatura ofrece la posibilidad de intentar ser empático, una cualidad que reconoció no practicar en exceso en su vida diaria.
- Imaginación radical: «Cuando leemos historias nos convertimos en cuerpos que no son nuestros. No es tanto que te conviertes en otra persona, pero en un acto de imaginación radical puedes ver el mundo como otras personas lo ven, incluso si es brevemente.»
La escritora y activista, quien estuvo muy cerca de cancelar su participación en la FIL por problemas de salud y solo asistió un día, concluyó su mensaje compartiendo la mayor lección aprendida de su padre: «Somos más parecidos que distintos». Todos amamos, todos queremos importar y es fundamental extender la amabilidad tanto como se espera recibirla, entendiendo que «la dignidad es siempre tan importante como la comida.»
La insistencia de Chimamanda Ngozi Adichie en la centralidad de la dignidad y la amabilidad, frente a los juicios superficiales basados en el acento o el cabello, resuena como una llamada urgente. Si la identidad sigue siendo una trinchera en lugar de un puente para el entendimiento, ¿podrá la literatura, con su «imaginación radical», ser suficiente para derribar los muros que nos niegan el amor y reducen el alma?






