
La batalla por el poder en San Lázaro: ¿relevo o imposición?
En medio del cierre de ciclo de Sergio Gutiérrez Luna como presidente de la Cámara de Diputados, se enciende una nueva disputa política en San Lázaro: ¿cederá Morena el control de la Mesa Directiva al PAN, como marca el acuerdo fundacional? La palabra clave: incertidumbre.
Gutiérrez Luna se despide: entre elogios y tensiones veladas
Un cierre con tono institucional, pero con subtexto político
La Cámara de Diputados despidió a Sergio Gutiérrez Luna tras su periodo como presidente de la Mesa Directiva. En su discurso final, el legislador de Morena agradeció el respaldo y subrayó los esfuerzos de diálogo y pluralidad legislativa. Sin embargo, su salida no ocurre en un vacío: el relevo es parte de un acuerdo político que, como suele pasar en México, hoy se debate entre lo pactado y lo conveniente.
Un gesto simbólico en un contexto volátil
Gutiérrez Luna rindió homenaje a diputadas y diputados fallecidos durante esta legislatura, como Ifigenia Martínez, María del Carmen Pinete Vargas y Benito Agua. Pero más allá del respeto institucional, su despedida marca el fin de un ciclo para Morena al frente de la Mesa Directiva. Y ahora, todos los reflectores apuntan al PAN.
Le toca al PAN: lo dice la ley, lo confirma el pacto
El acuerdo fundacional y la rotación legislativa
Según la ley orgánica del Congreso y el acuerdo fundacional firmado al inicio de la legislatura, la presidencia de la Mesa Directiva debe rotar entre las principales fuerzas políticas. En este ciclo, el PAN —segunda fuerza— está llamado a presidir el recinto legislativo a partir del 1 de septiembre.
José Elías Lixa, coordinador panista, fue claro: “Tanto la ley como el acuerdo marcan la rotación. Corresponde al PAN.” La intención es ejercer un derecho, no pedir un favor.
Un posible albazo de Morena: entre la ley y la política
Pero en México, los acuerdos escritos rara vez son garantía. El propio Gutiérrez Luna reconoció que, aunque la ley señala la rotación, su fracción parlamentaria discutirá el tema en la plenaria previa al nuevo periodo. “Toda ley puede modificarse según la realidad actual”, deslizó.
Esta declaración no es menor. Morena, primera fuerza, tiene la capacidad de modificar dinámicas internas y, con sus aliados, podría intentar retener la Mesa. Sería una jugada riesgosa, pero no inédita.
PRI se pronuncia: “Apoyaremos al PAN”
Rubén Moreira manda mensaje a Morena
Ante rumores de maniobras legislativas, Rubén Moreira, coordinador del PRI, cerró filas con el PAN. “La segunda fuerza es Acción Nacional, y la vamos a apoyar”, dijo. Incluso sugirió que algunos priistas podrían registrarse como panistas, si eso garantiza que se respete el acuerdo.
El mensaje es claro: hay un bloque opositor dispuesto a defender el equilibrio institucional en San Lázaro. Y el PAN, aunque disminuido electoralmente en otras regiones, se aferra a su rol dentro del Congreso.
¿Por qué importa este relevo?
La Mesa Directiva no es decorativa
Presidir la Mesa Directiva no es un simple trámite. Quien encabeza este órgano decide sobre el orden del día, modera debates y representa al Congreso ante otros poderes. Es una posición estratégica que Morena ha sabido aprovechar.
Ceder ese poder al PAN, aunque previsto, altera el juego de fuerzas. Por eso el relevo no es solo formal: puede marcar un punto de inflexión rumbo a 2024.
San Lázaro como termómetro político
Este movimiento se da en plena precampaña federal, con un Congreso dividido y una ciudadanía crítica. Cualquier intento de Morena por obstaculizar el relevo puede ser visto como autoritarismo legislativo. Y cualquier debilidad del PAN podría exhibir su falta de músculo interno.
Escenarios posibles: ¿quién ganará la partida?
Si se respeta el acuerdo
- El PAN asumirá la presidencia.
- Se fortalece el pacto legislativo original.
- La oposición recupera margen de maniobra política.
Si Morena maniobra
- Se rompe un pacto institucional.
- El Congreso entra en crisis de legitimidad.
- El debate se traslada a la opinión pública.
San Lázaro no es un simple salón de sesiones
Más allá de los nombres, lo que está en juego en este momento es la credibilidad del Poder Legislativo. En tiempos donde la polarización es norma, respetar los acuerdos fundacionales no es un acto de cortesía política, sino un paso necesario para preservar los contrapesos democráticos.
El relevo en la Mesa Directiva es una oportunidad para demostrar que en México todavía se puede gobernar desde la pluralidad. La pregunta es si los actores están dispuestos a cumplir con la palabra dada.