El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha endurecido su postura frente a Estados Unidos, rechazando un diálogo directo con Donald Trump sobre los aranceles impuestos. En un clima de crecientes tensiones diplomáticas, el mandatario brasileño subraya que no se «humillará», mientras el 36 por ciento de las exportaciones a Estados Unidos se ven afectadas por los nuevos gravámenes.
Lula adopta una postura inquebrantable ante Washington
Luiz Inácio Lula da Silva, líder de la economía más grande de América Latina, ha declarado su firme decisión de no aplicar aranceles recíprocos a Estados Unidos, buscando evitar un mayor agravamiento de la situación. La negativa del presidente brasileño a conversar con su homólogo estadunidense, Donald Trump, se basa en la percepción de que este último «no está dispuesto al diálogo», afirmando que «no me voy a humillar». Estas declaraciones cobran especial relevancia en el día en que entró en vigor el incremento de 10 a 50 por ciento de las tarifas aduaneras impuestas por la administración Trump.
El gobierno brasileño, no obstante, no renuncia a mantener conversaciones a nivel de gabinete, a pesar de que sus ministros enfrentan dificultades para establecer un diálogo fluido con sus homólogos estadunidenses. Ante este escenario, la estrategia de Brasil se centra en la implementación de medidas internas destinadas a amortiguar el impacto económico de los aranceles. Además, se ha presentado formalmente una petición de consultas ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) en relación con los aranceles del 50 por ciento.
El epicentro de la disputa: Aranceles y el caso Bolsonaro
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos se enmarca en una disputa política que vincula directamente al expresidente brasileño de derecha, Jair Bolsonaro. Según Lula, Trump ha condicionado los nuevos gravámenes a la demanda de poner fin al procesamiento de Bolsonaro, quien es juzgado por conspirar para revocar las elecciones de 2022. Lula ha arremetido duramente contra el exmandatario, al que ha calificado de «traidor a la patria», sugiriendo que debería enfrentar otro juicio por provocar la intervención de Trump en asuntos internos de Brasil.
Las relaciones entre Estados Unidos y Brasil, según la descripción de Lula, se encuentran en su punto más bajo en 200 años, reflejando la profunda división generada por esta situación.
Impacto económico y las exclusiones de Estados Unidos
La decisión de Estados Unidos de aumentar las tarifas aduaneras afectará significativamente el comercio bilateral. Se estima que el 36 por ciento de las exportaciones brasileñas a Estados Unidos se verán impactadas por estos impuestos suplementarios. Entre los productos incluidos en los nuevos gravámenes se encuentran el café y la carne.
Sin embargo, Estados Unidos ha otorgado un plazo adicional a los productos cargados en barcos antes del 7 de agosto y que lleguen al país antes del 5 de octubre. Además, se han excluido de los aranceles ciertos productos clave como:
- Jugo de naranja
- Energía
- Aeronaves civiles y sus componentes
- Fertilizantes
- Metales preciosos
- Pasta de celulosa
- Arrabio, entre otros.
La estrategia multilateral de Brasil y sus medidas internas
Frente a la escalada de tensiones con Estados Unidos, Brasil, bajo la presidencia pro tempore del BRICS, está tejiendo una estrategia de respuesta conjunta. Lula ha anunciado que buscará el diálogo con líderes de potencias emergentes. Planea comunicarse con el primer ministro indio, Narendra Modi, y con el presidente de China, Xi Jinping, este jueves, con la intención de extender estas conversaciones a otros líderes posteriormente.
El objetivo es discutir una respuesta unificada del BRICS a los aranceles de Estados Unidos y abordar la postura de Trump, a quien Lula acusa de atacar el multilateralismo. En el ámbito doméstico, el gobierno brasileño ha adelantado sus planes para formular una nueva política nacional que eleve los minerales estratégicos a la categoría de tema de soberanía nacional.
La firmeza de Lula da Silva frente a los aranceles estadunidenses y su llamado a una acción coordinada del BRICS marcan un punto de inflexión en la política exterior brasileña. ¿Podrá la diplomacia multilateral mitigar el golpe económico y redefinir el equilibrio de poder en un escenario global cada vez más fragmentado?