
Por Sergio Caballero
El próximo domingo se celebrarán las elecciones judiciales, y el tema es obligado.
Y el lunes, seguramente estaremos reportando las incidencias de estas elecciones —en plural— porque Quintana Roo es uno de los 19 estados donde se elegirán simultáneamente juzgadores federales y locales.
Pero lo cierto es que estamos ante la crónica de una elección que no parece tal, y mucho menos una con voto universal, libre y secreto.
Si bien la elección de jueces y magistrados federales ha generado preocupación por su diseño improvisado, el proceso local en Quintana Roo ha perdido todo decoro, ya no digamos legitimidad.
Aquí, la elección ya tiene ganadores. El diseño de las boletas está cargado desde el origen, con listas donde los dados están marcados a favor de ciertos perfiles.
De hecho, en el caso de magistrados y jueces locales, habrá boletas distintas a las del proceso federal.
Cada papeleta incluye tres bloques de candidatos, propuestos por igual número de Comités de Evaluación: uno del Poder Ejecutivo, otro del Legislativo y otro del Judicial.
Y aquí es donde todo empieza a oler raro.
Pase directo
Porque el truco está aquí: seis candidatos a magistrados aparecen en los tres bloques, y 42 aspirantes a jueces también figuran en todas las listas.
En otras palabras, tienen prácticamente asegurado el cargo, porque el voto es por bloque, no por persona.
Un ejemplo elocuente: Rosalba Maribel Guevara Romero y Deyliana Avilés Demeneghi, esposa y hermana del presidente del Tribunal Electoral del Estado, Sergio Avilés Demeneghi, están entre las beneficiadas.
Sus nombres se repiten en todas las listas contendientes.
Aunque, tambien hay aspirantes aparecen dos veces en boleta.
Es como si, en una elección municipal, los mismos candidatos para presidente, síndico y regidor estén en las panillas de todos los partidos.
Y por increíble que parezca, la impugnación a este diseño no vino de ningún contendiente, sino de la Consejería Jurídica del Gobierno del Estado.
Y eso no es todo.
Acarreo
En Morena ya es costumbre ver competencias entre liderazgos locales para ver quién lleva más gente a los mítines.
Pero para estas elecciones judiciales, el reto es otro: llevar votantes a las urnas, a como dé lugar.
Aunque la elección esté cargada, y los perfiles cercanos a Morena y al PVEM tengan todo a favor, el verdadero adversario es el abstencionismo.
Se calcula que la participación apenas rondará el 20%, lo que implica un 80% de desinterés o rechazo.
Mientras tanto, Morena activa su maquinaria territorial para movilizar el voto.
Pero también se mueven dos fuerzas en contra: quienes no irán a votar por convicción, y quienes sí acudirán, pero votarán con reserva, observando y cuestionando las boletas.
Muchos ya lo definen como una elección que será, en realidad, la crónica de un acarreo y abstencionismo anunciados.
Maromas
Pero Morena no sería Morena si no tuviera listas sus maromas.
Y de hecho, ya han empezado a circular las excusas para justificar lo injustificable.
- Colaboración para el noticiero ¡Buenos Días! Con Artirto Medida