
El presente y futuro de México es el de una nación libre
“El 5 de mayo nos recuerda que México es y será una nación libre, soberana e independiente.” Con esta frase, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo marcó su postura en su primer acto oficial del 163 Aniversario de la Batalla de Puebla, un evento cargado de simbolismo y contexto político.
Desde Puebla, tierra de resistencia histórica, la mandataria nacional trazó un puente entre los héroes del pasado y el proyecto de transformación actual. La palabra clave: libertad.
Un acto con peso simbólico: la Cuarta Transformación toma la historia
Homenaje con visión de Estado
En el acto conmemorativo del 5 de mayo de 1862, Sheinbaum aprovechó para enmarcar la historia como un espejo del presente. Frente a las Fuerzas Armadas y funcionarios federales, subrayó que la Batalla de Puebla, encabezada por Ignacio Zaragoza contra el ejército francés, no solo fue un hito militar, sino una prueba viva de la vocación soberana del país.
“Es la historia de generaciones que han dado su vida… y de muchas y muchos otros que siempre estaremos dispuestos a darla por amor a nuestra historia”, expresó Sheinbaum.
El mensaje no es casual. En plena consolidación de su mandato y con el “segundo piso de la Cuarta Transformación” como bandera, la presidenta se apropia del relato fundacional de resistencia para proyectar el rumbo político actual.
La historia como herramienta política
La retórica del acto conectó directamente con la narrativa histórica del movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador. La presidenta refrendó así el compromiso con los ideales de justicia, soberanía y equidad.
Puebla, epicentro simbólico de la soberanía
El gobernador Armenta: continuidad y lealtad
El gobernador Alejandro Armenta, orador secundario pero estratégico, reforzó el discurso presidencial. Comparó a Benito Juárez y Ignacio Zaragoza con López Obrador y Sheinbaum: todos ellos, según dijo, protagonistas de un mismo proceso de transformación.
“En 1862, Juárez y Zaragoza encabezaron la transformación de la patria. Hoy, son AMLO y Sheinbaum quienes representan esa visión soberana”.
Estas declaraciones alinean a Puebla —históricamente bastión liberal— con el proyecto político federal, y destacan la lealtad territorial al liderazgo presidencial.
Del pasado al presente: una transformación en marcha
Armenta también habló de resultados: combate a los privilegios, disminución de desigualdades y desarrollo interno. Mencionó además la intención del gobierno federal de democratizar el Poder Judicial, una de las reformas clave en la agenda presidencial.
“Vivimos ya el segundo piso de la Cuarta Transformación”, sentenció el mandatario estatal.
Narrativa, símbolo y estrategia política
El peso del 5 de mayo
El 5 de mayo no es una fecha menor. Aunque en muchas partes del mundo se celebra con estereotipos y folclor, en México tiene un peso histórico profundo: la defensa del territorio frente a la potencia invasora.
Sheinbaum reconfigura ese símbolo para consolidar su legitimidad, en un momento donde necesita mostrar continuidad con el obradorismo y autonomía como jefa de Estado.
El uso político de la historia
La operación simbólica es clara: se invoca la resistencia de 1862 para legitimar las políticas actuales. Este ejercicio de apropiación histórica refuerza la narrativa de una administración que se presenta como heredera directa de las grandes gestas nacionales.
Desde el discurso de AMLO en el Zócalo hasta los libros de texto gratuitos, el uso de la historia como herramienta política ha sido una constante. Ahora, con Sheinbaum, esta estrategia se afina y se institucionaliza.
¿Qué está en juego con este tipo de actos?
El desafío de mantener la cohesión
Más allá del simbolismo, este tipo de eventos sirven para alinear a los gobernadores, reforzar la narrativa nacional y mostrar unidad dentro del movimiento. La inclusión de mensajes sobre el Poder Judicial también deja ver que la disputa institucional está presente en todos los frentes, incluso los ceremoniales.
De la memoria a la gobernabilidad
El mensaje del 5 de mayo puede leerse como parte de una política de gobernabilidad simbólica: usar el pasado para dar sentido al presente. En un país como México, donde la historia pesa tanto en la cultura política, esto no solo es válido, sino estratégico.
El relato de Sheinbaum toma forma
El discurso de Claudia Sheinbaum durante la conmemoración de la Batalla de Puebla no fue simplemente un homenaje. Fue un acto político de alto calibre, en donde historia, ideología y visión de Estado se combinaron para marcar el rumbo del país.
A casi un año de haber asumido la presidencia, Sheinbaum empieza a construir su propio relato: uno que honra la resistencia del pasado, pero que también reclama para su proyecto político el papel de continuidad y consolidación de una nación libre y soberana.
El legado de la Batalla de Puebla ya no solo pertenece a los libros de historia: también es una herramienta discursiva que define el presente y proyecta el futuro.