
La primera caída en cinco años: ¿qué significa que baje la ayuda de la OCDE?
Por primera vez desde 2019, los países que integran la OCDE redujeron sus aportaciones a programas de desarrollo. La caída, de 7.1% en 2024, plantea una alerta global. El retroceso tiene implicaciones directas en regiones estratégicas como África subsahariana, Ucrania y organismos multilaterales que enfrentan desafíos crecientes.
Un sistema que empieza a ceder
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha sido durante décadas un referente en la canalización de ayudas al desarrollo. Sin embargo, los datos preliminares de 2024 revelan una contracción preocupante: 212 mil 100 millones de dólares, 7.1% menos que el año anterior.
La cifra representa no solo una caída numérica, sino un síntoma más profundo de reacomodos políticos, tensiones geopolíticas y prioridades nacionales que desplazan la cooperación internacional a un segundo plano.
¿Por qué cayó la ayuda de la OCDE en 2024?
Contribuciones a organismos internacionales: primer recorte visible
Uno de los principales factores que explican esta caída es la reducción del financiamiento a organismos internacionales. En 2023, se habían registrado incrementos importantes gracias a aportaciones extraordinarias al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. Para 2024, esos flujos se redujeron 10.9%.
Entre los más afectados:
- Asociación Internacional de Fomento (AIF)
- Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad del FMI
Estas instituciones juegan un papel clave en programas de alivio de deuda, infraestructura social y resiliencia climática. La baja en sus recursos limita la capacidad de respuesta en regiones vulnerables.
H3 | Ucrania y África subsahariana: las zonas más impactadas
Dos regiones particularmente sensibles experimentaron recortes significativos:
- Ucrania: recibió 16.7% menos ayuda, sumando 15 mil 500 millones de dólares.
- África subsahariana: bajó 2%, alcanzando 36 mil millones de dólares.
La combinación de conflictos armados, crisis humanitarias y pobreza estructural convierte estos recortes en decisiones de alto riesgo geopolítico. En ambos casos, la ayuda internacional es parte del soporte básico para la estabilidad regional.
Estados Unidos: sigue siendo el mayor donante, pero recorta
USAID en la cuerda floja
Con 63 mil 300 millones de dólares entregados en 2024, Estados Unidos mantuvo su posición como principal donante. Sin embargo, su contribución se redujo 4.4% en términos reales.
Esto ocurre antes incluso de que se formalizara la suspensión de fondos por parte de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), lo que anticipa nuevas caídas en 2025.
La disminución no es casual: refleja un giro en la política exterior estadounidense hacia prioridades más internas y militares, en medio de un año electoral crucial.
El futuro inmediato: la tendencia continuará a la baja
Doce países ya anunciaron recortes en 2025
Pilar Garrido Gonzalo, directora de Cooperación para el Desarrollo de la OCDE, fue clara en su advertencia: al menos 12 de los 33 países donantes planean disminuir su ayuda en 2025.
Las razones principales:
- Reorientación de presupuestos hacia seguridad y defensa
- Polarización política interna
- Fatiga financiera tras la pandemia y la inflación
Este escenario podría marcar la caída más profunda de la ayuda para el desarrollo en más de una década.
Lo que implica para América Latina y el Caribe
México fuera del mapa de la OCDE donante
Aunque México forma parte de la OCDE, no está entre los países que otorgan ayuda al desarrollo. Esta situación limita su influencia en la agenda de cooperación global, al tiempo que lo mantiene como receptor potencial en ciertas áreas de colaboración.
Para América Latina, los efectos de esta reducción global podrían sentirse en:
- Menor apoyo a programas multilaterales en medio ambiente y migración
- Reducción de fondos para resiliencia climática
- Disminución en financiamiento para combate a la pobreza
Más allá de los números: ¿por qué importa esta caída?
Riesgos geopolíticos y humanitarios
Los recortes en la ayuda para el desarrollo no solo afectan cifras. Generan vacíos que pueden ser llenados por actores con otros intereses: potencias emergentes, grupos armados o redes del crimen organizado.
En África, por ejemplo, la presencia de China y Rusia en temas de infraestructura y seguridad ha crecido donde Occidente se ha retirado. En Ucrania, la falta de ayuda económica podría debilitar la resistencia frente a la invasión rusa.
El dilema moral de los países ricos
La OCDE agrupa a las economías más avanzadas del mundo. Su mandato incluye el compromiso con el desarrollo sostenible y la reducción de desigualdades globales.
Reducir la ayuda oficial plantea un dilema ético: ¿pueden las naciones más ricas desentenderse de los países en crisis en medio de una era de múltiples emergencias?
Un giro que podría redefinir la cooperación global
La caída de la ayuda para el desarrollo en 2024 no es un dato menor: marca un punto de inflexión en la política internacional. Si la tendencia se confirma en 2025, el sistema de cooperación global podría entrar en una etapa de repliegue.
En un mundo marcado por guerras, crisis migratorias y emergencia climática, reducir la ayuda es más que un recorte presupuestal: es una señal del desinterés por el destino común.
El reto será reconstruir consensos, innovar en formas de cooperación y evitar que la solidaridad se convierta en un lujo del pasado.